Hay ciertos alimentos que por su apariencia casi similar tendemos a confundir mezclando sus propiedades. Y es que a quién no le ha pasado en este último año, eso de ir al supermercado y dudar a la hora de escoger que incluir en la cesta de la compra: ¿kéfir o yogur natural?. Su sabor nos resulta bastante similar así como su aspecto, pero, ¿cuáles son sus principales diferencias?
Partimos de que ambos productos son especialmente conocidos por sus propiedades probióticas, lácteos saludables que siempre son un plus a la hora de incluirlos en nuestra dieta. El kéfir destaca por su origen caucásico y se trata de una bebida fermentada que se consigue a través de la combinación de los granos del hongo kéfir que contiene bacterias y levaduras con leche o agua. Éste tiene además una pequeña proporción de alcohol, en torno al 1%, ya que en su formación se da una fermentación alcohólica.
Por otra parte el yogur, un clásico de nuestras dietas, se trata de un producto a base de leche fermentada que se obtiene gracias a las bacterias de las familias Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus. Una opción que al igual que el kéfir presenta diferentes tipos: de oveja, cabra o vaca.
Más allá de sus diferencias en los procesos de fermentación, las bondades que ofrecen tanto el kéfir como el yogur son muy similares ya que ambos son productos probióticos y sus microorganismos vivos favorecen a la microbiota intestinal, una parte esencial a la hora de llevar a cabo la digestión de alimentos, la síntesis de vitaminas y la absorción de nutrientes.
Una vez explicadas sus diferencias y similitudes no podemos evitar preguntarnos cual de estos dos alimentos es mejor para incluir en una dieta equilibrada. La respuesta es sencilla, aunque ambas opciones ofrecen un alto contenido de proteínas, calcio y vitaminas, el kéfir contiene más probióticos y menos azúcar natural que el yogur, lo que lo hace que se presente como un alimento aún más beneficioso para la salud digestiva.
Y es que el auge del kéfir en estos últimos tiempos no es casualidad ya que la variedad de microorganismos que actúan en la fermentación del kéfir tiende a ser más amplia que la del yogur. A pesar de ello, su textura más líquida hace que a la hora de elaborar ciertas recetas sigamos decantándonos por el yogur natural, además de que los beneficios del mismo también son importantes.