La leche es una bebida rica en calcio, pero también en proteínas de alto valor biológico, vitamina D, potasio y minerales. Gregorio Varela, catedrático de Nutrición y Bromatología en la Universidad San Pablo-CEU y Presidente de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación, y Dietética (FESNAD) afirma que es un alimento básico en la dieta que porta energía y nutrientes imprescindibles en todas las etapas de la vida.
En un estudio publicado en la revistas científicas SciELO, Varela ofrece las claves para la ingesta correcta de leche en función de cada edad. Como norma general, el nutricionista recomienda una ingesta diaria de leche y derivados lácteos equivalente a 2-4 raciones diarias de leche, pauta que será diferente en función de la edad y del estado fisiológico.
Para el lactante se recomienda la ingesta exclusiva de leche materna durante los seis primeros meses de vida, o cuando esto no es posible, la alimentación con fórmulas lácteas adaptadas basadas en leche de vaca.
Recomendaciones
En niños de corta edad, en la edad escolar y la edad adulta es recomendable la ingesta de dos a tres raciones de leche o su equivalente en productos lácteos, incluidas leches de composición adaptada a los requerimientos especiales de segmentos de población particulares.
Durante la adolescencia, la gestación y el periodo de lactancia se recomiendan de tres a cuatro raciones y, finalmente, los grupos mayores de 60 años de dos a cuatro raciones.
El consumo de lácteos está disminuyendo en la infancia, y la disminución se acrecienta con la edad. Esta tendencia a disminuir el consumo de lácteos va en contraposición, precisamente, con la necesidad de calcio (que va aumentando con la edad). Se ha observado que la población infantil con un mayor consumo de productos lácteos, en general, tenía un mejor perfil nutricional.
Una ración de lácteos sería igual a beberse un vaso de leche de 250 ml o a comerse dos yogures
En el otro extremo, las personas mayores pueden tener dificultades para ingerir algunos alimentos, y esto hace que sus necesidades nutricionales sean difíciles de cubrir, por lo que los productos lácteos pueden cobrar un papel fundamental, ya que son alimentos apetecibles, de fácil consumo y masticación que ayudan a los mayores a satisfacer sus requerimientos energéticos y que, además, les aportan nutrientes importantes en esta etapa de la vida, como las proteínas, el calcio, vitamina B12, vitamina D y vitamina B2 5.