En primer lugar, las lluvias han impedido el pastoreo en verdeos o praderas, además, el barro es un enemigo natural para los problemas de mastitis, “algo que también le pega a la producción”, dijo a Informe Tardáguila el director de la cooperativa, Juan Parra, quien agregó que también se suma el “continuo cambio en las dietas”, y algún “retraso en los partos” ya que la sequía del año pasado afectó las tasas tempranas de preñez.
Parra reconoció que la caída de la producción redundará en una menor facturación bruta de los tamberos en abril, un mes donde se comienzan a pagar los diferimientos que había realizado Conaprole para distintas compras de concentrados y reservas que realizaron los tamberos durante la sequía del 2023. Inicialmente el inicio de ese desembolso estaba previsto para enero, pero luego se postergó para abril a pagar en siete cuotas hasta octubre.