Si le preguntás por el momento más gratificante, no puede elegir, para ella, fueron todos, porque el tambo es lo que ama y hace con pasión y la hace feliz… y sí, todavía habla en presente, aunque haya pasado ya una semana desde que dijo adiós a la última de sus vacas.
Ordeñar a la mañana temprano era su cable a tierra, y sabe que hasta aquí sobrevivió a todos los desafíos, porque lo hacía ella misma.
Cuando se cierran los tambos, sólo otros tamberos pueden comprender lo que está pasando en el corazón del que se va, porque para ellos, su actividad lechera es “TODO”, sin dudarlo, se están arrancando una parte de su vida cuando dejan ir a sus vacas.
Un tambo que cierra, es también una herida más en la economía del pueblo que lo rodea, porque ocupa para su funcionamiento, además de mano de obra, muchísimas prestaciones locales.
Un agricultor lidia, entre otras cosas, con la falta de reconocimiento de una parte de la sociedad que se deja llevar por prejuicios implantados por los falsos profetas de la “ecología”; y no puede apreciar la nobleza de la tarea rural.
Sin embargo Alejandra Badino considera que el peor mal, es la política, porque no trabaja en incentivos suficientes para animarlos a seguir, sino que los hunden, por no comprender las necesidades específicas del sector, lo que explica el cierre de los tambos, uno tras otro durante todos estos años.
Los informes más recientes del Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (Siglea), arrojan que la producción de leche en marzo de 2024 disminuyó notablemente. Con un 3.5% menos de unidades productivas y menos vacas en ordeñe, la curva de producción sigue la tendencia negativa que comenzó en septiembre del año pasado, cayendo a toda velocidad en 2024.
A la fecha, la producción diaria de leche se redujo a 22.7 millones de litros, un récord de caída interanual del 14.4%, la mayor registrada en 42 años, con alrededor de 4 millones de litros menos.
Está claro que la obtención de leche no es automática ni está garantizada, sino que requiere esfuerzo y atención constante, al igual que el proceso de ordeñar una vaca.
“Para mejorar la situación de los lecheros en el país, habría que cobrar la leche a precio dólar, porque todos nuestros insumos tienen valor dólar; y también que el precio esté en pizarra como el de los cereales”. (Alejandra Badino)
Ella tiene una presencia muy activa en Twitter (Sí, ya se… “X”) y su nombre se hizo conocido, tanto así que el cierre de su granja lechera repercutió en varios medios muy importantes, incluso a nivel nacional, durante toda esta semana.
En esa red social, encontró un lugar dónde expresarse y compartir, con propios y ajenos, la vida entre vacas y ordeños. Y sus seguidores tuvimos la oportunidad de enamorarnos un poco más de la lechería, con ella.
La comunidad “agro twittera”, o en sus palabras “ la familia que no conozco pero que realmente está” le está brindando un gran apoyo en este momento, y desde siempre fue un espacio donde aprender y compartir con otros colegas.
Alejandra piensa que la gente tiene que saber lo que hay detrás de 1 L de leche, y su mensaje a las personas es que se interesen en conocer la actividad lechera, porque en definitiva, como cuenta aquella historia…
“El secreto de la vida es que la vaca no da leche, tienes que levantarte a las cuatro de la mañana todos los días, a ordeñarlas. O las ordeñas o no la dan.”
La leche que está en tu mesa el día de hoy, se logró con esfuerzo, dedicación, y una enorme cuota de amor. Porque no hay manera de no amar la lechería una vez que estés adentro, aunque ordeñes una vaca, o mil.
En un mundo en constante transformación, los modelos de negocio se adaptan a las nuevas realidades. Lo que antes funcionaba puede que hoy ya no, y las reglas del juego se redefinen constantemente.
Sin embargo, incluso en este contexto de cambio, para los que logran no solo sobrevivir, sino también hacer negocios, persisten desafíos significativos, en este país que aún no logra ser normal.
A mi vaso de leche hoy, lo elevo como en un brindis, a la salud de cada tambero de este bendito país, y en especial a la de Alejandra Badino.
eDairyNews