En la anterior columna evidencié las múltiples deficiencias comunes en todos los diagnósticos sobre nuestra cadena láctea. Unos estructurales, otros coyunturales y mejor aún; unos inherentes a la cadena misma y otros del resorte de la economía nacional y de su infraestructura vial y de servicios para el campo colombiano.
Unos impactan de manera permanente, otros de manera cíclica y todos de una manera diferente en cuanto a su consecuencia en la cadena misma.
Si llevamos décadas en crisis recurrentes y casi que permanentes, y sabemos de los buenos diagnósticos, es claro que el error está en las medidas implementadas o en la forma de llevarlas a cabo; o como yo lo supongo: ¡en ambas! ¿Será que somos tan malos para implementar? ¿O será que los tomadores de decisiones hacen oídos sordos cada que se proponen cambios de visión o de implementación?
Colombia produce cerca de 7.500 millones de litros al año y la expectativa de consumo según FAO para la población colombiana sería del orden de 8.500 millones de litros anuales; lo que significa que, no solo no tenemos excedentes o “abundancias” sino que somos deficitarios en cerca de un 13% de nuestra producción, o lo que es lo mismo, más de dos millones de litros de leche diariamente nos faltarían, y las “enlechadas” son de leche en polvo importada y bajos consumos.
Pero cuando vamos al consumo aparente actual, encontramos que nuestra producción sobrepasa este consumo en 500 millones de litros al año; un 7%
Es claro entonces, que el problema no es de exceso de producción, sino de bajo consumo y más aún; de gran déficit para las poblaciones más vulnerables, de estratos 1, 2 y 3. Debemos entonces enfocar nuestros esfuerzos y recursos en las decisiones, programas y políticas que nos ayuden en el corto plazo, que apalanquen las de mediano y largo plazo y que sean.
Medidas de corto plazo para mitigar la grave crisis que tenemos serían, sin duda, aquellas que permitan aumentar el consumo de manera rápida como las compras públicas que lleguen a consumidores que hoy no acceden a este gran alimento.
Esto es, generar compras institucionales de PAE, Fuerzas militares y programas sociales de nuestra leche y derivados, priorizando la producción local y regional, incluso si esto exige no priorizar el valor en la compra misma.
En esta dirección está encaminada la medida de los 4.000 millones de pesos del FEP que en hora buena se utilizarán de los recursos de la parafiscalidad ganadera. Medida esta, que debería ser contagiosa para ser apoyada con recursos del presupuesto nacional y de aportes de la industria nacional.
Medidas de mediano y largo plazo encaminadas a esta misma promoción del consumo serían aquellas que “ordenen” los canales de comercialización, los formalicen y los hagan mas eficientes evitando la intermediación innecesaria en muchos casos.
Lo anterior se logra con ruedas de negocios, encadenamientos productivos o al menos comerciales y sin duda alguna; con el desarrollo de la propuesta ya sobre la mesa, de las plantas de pulverización y procesamiento, estratégicamente ubicadas en algunas cuencas del país y que siendo de economía mixta busquen cubrir nuevos mercados cautivos.
Aquí solo anotar que la ubicación, diseño y operación es más compleja que girar un cheque estatal y que deberán implementarse estratégicamente en algunas zonas lecheras del país.
Podríamos repito, desempolvar la focalización y perfil de operabilidad que presentamos hace más de una década de 5 a 7 plantas mixtas y los estudios de factibilidad —aprobados en su momento por DNP— que realizamos para la gran cuenca lechera del Caquetá y para el departamento de Boyacá y su cordón lechero hasta la provincia norte.
Para atacar el bajo consumo en estratos bajos, más allá de lo fundamental pero ajeno a la cadena que es el ingreso per cápita, están la reducción de la intermediación, la eficiencia en toda la cadena lo que es obviamente más difícil y demorado de mejorar pero que es sin duda un gran cuello de botella de nuestro sector.
En ello, hemos rumiado por años la productividad y reducción de costos de la producción primaria que en lo que a la cadena concierne pasa por mejorar los modelos de producción, manejo de praderas y sistemas silvopastoriles y los estándares sanitarios que conlleven a más litros de leche, más kilos de carne, más terneros y más lactancias por año; lo que sin duda alguna se logra a mediano y largo plazo exclusivamente con programas serios y robustos de asistencia técnica, extensión y transferencia de tecnologías acompañados de oportunidades crediticias de fomento a la producción.
Falta entonces igualmente una mejoría sustantiva en la eficiencia de la industrialización y de la comercialización con controles de costos y de márgenes en estos casos.
Por último, pero fundamental, está lo que tiene que ver con mejorar la calidad y la percepción de calidad de los lácteos frente al consumidor, educación de este y desmontar tanto mito que hay alrededor del consumo de carne y leche. Aquí y de inmediato hay que trabajar en la lucha contra el lactosuero adicionado por algunos para que el consumidor mejore su percepción de los lácteos y los consuma más.
Aquí la imagen de calidad al consumidor debe estar muy sólida y esta solidez solo se conseguirá con medidas estructurales como la implementación del sistema nacional de trazabilidad de leche en polvo y lactosueros que tanto he cacareado y que pocas bolas me han parado al igual que la implementación de un sello de 100% Pura leche colombiana; como ya igualmente lo he mencionado en otros escritos.
Por último, recordemos que medidas que afecten la ganadería de carne, como el freno a la exportación de animales en pie o los famosos y pésimos días sin carne, afectan directamente el subsector lácteo.
La audiencia pública de la Comisión IV del Senado de la República en Ubaté
El próximo viernes 10 de mayo se realiza en Ubaté (Cundinamarca) una audiencia pública sobre la crisis del sector lechero colombiano, convocada por la comisión cuarta del Senado.
El propósito es que “tanto el gobierno como los productores, asociaciones, gremios, sector empresarial, consumidores, y demás integrantes del sector lechero colombiano expresen su visión sobre la crisis del sector y así mismo se propongan soluciones para recuperar el dinamismo económico y las políticas públicas adecuadas para lograrlo”. Es una oportunidad para asistir y poner su ‘su granito de arena’.
Ricardo Arenas Ovalle: es Médico Veterinario, Especialista en Finanzas y Negocios Internacionales, Especialista en Gerencia de empresas agropecuarias, Consultor agroindustrial. Experto en producción y calidad de leche.