De acuerdo con José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán, en lo corrido del 2024 el IPC de la leche líquida se ha incrementado 0,52%, situación que genera una brecha entre el valor pagado al ganadero y sobre lo cobrado al consumidor.
En detalle, el precio de la leche líquida al consumidor subió en el año 2020 5%, mientras que en el 2021 se calculó en el 13%. El incremento más alto se dio en el 2022 que alcanzó una subida del 37%, pero luego bajó a 12% en el 2023. Si bien, en lo analizado para el 2024 es menos, este indicador no ha mostrado una baja en general.
“En términos reales, al indexarse las variaciones, es un incremento efectivo de 82,8%. En otras palabras, si la bolsa de leche líquida que compraba una ama de casa en 2019 costaba $3.500, esa misma bolsa hoy cuesta $6.400”, afirma Lafaurie. Ahora bien, el líder gremial aseguró que las tendencias al alza en los precios están generando una caída en el consumo, sin que haya “una solución clara”, teniendo en cuenta que no se estimula la demanda mientras la inflación no baje.
“Esta situación ha dado pie a que productos fraudulentos y mezclas con lactosuero empiecen a abundar, comercializándose a menor precio, pero haciéndose pasar por leche en un franco engaño al consumidor”, señaló.
Frente a esto, Felipe Pinilla, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche (Analac), destacó que la temporada climática de mitad de año es propicia para levantar la producción de leche en el campo colombiano. Sin embargo, la compra del lácteo al productor ha estado restringida incluso desde el verano de inicio del año, temporada en la que se limita la capacidad de producción. “Si bien el consumo parece mostrar leve recuperación, aún es insuficiente para ágilmente salir de los inventarios de meses anteriores. Allí sufre nuevamente el productor de leche porque la limitación impuesta en la compra permanece y el precio que le pagan por el porcentaje de la leche que sí le compran sigue cayendo”. Agregó que es importante reconocer el buen impacto de los programas del Fondo de Estabilización para el Fomento de la Exportación de Carne, Leche y sus Derivados (FEP), que gracias a los 11.200 millones disponibles al cierre de agosto se estima que se habrán exportado y vendido vía Bolsa Mercantil, al menos 2.600 toneladas son de leche en polvo colombiana y más de 500.000 litros de leche líquida UHT.
Con base en los datos entregados por José Félix Lafaurie, otro de los puntos que pone presión a la crisis lechera es el comportamiento de las importaciones, que si bien han tenido una dinámica de reducción, lo cierto es que las compras externas sí están afectando al sector.
Actualmente, los inventarios industriales de leche en polvo se mantienen sobre las 17.000 toneladas, mientras que los de leche líquida se calculan en unos 27 millones de litros. Al tiempo, las importaciones ya suman 34.000 toneladas ingresadas en el primer semestre del año, de las cuales 22.000 toneladas son de leche en polvo y 7.400 toneladas corresponden a lactosueros. “Esas 34.000 toneladas representan unos 293 millones de litros de leche equivalentes a un mes de acopio que se deja de realizar a nuestros productores y que terminan siendo reemplazados por leche extranjera. Hoy debería estarse pensando en un programa real de fomento a la producción nacional a partir de la pulverización en tiempos de abundancia para dar utilización en tiempos de escasez. Lo hemos propuesto, pero aún no se notan medidas efectivas, siendo siempre seguro perdedor el pequeño productor”, expone Lafaurie en una carta enviada a la ministra de Agricultura, Martha Carvajalino. Incluso, agrega que gran parte de los pequeños productores están entregando su producción de leche con precios por debajo de los $1.000 el litro, sumando el “gran” número de denuncias relacionadas con que diferentes empresas transformadoras vienen restringiendo parte de la compra de la producción lechera en un 20% o 30%, aproximadamente.
Respecto a esto, Pinilla dijo que es clave reconocer que, hacia el futuro, se depende de lo que como país se logre producir, procesar y vender de lácteos. “En ello es fundamental tener las instancias pertinentes activas para garantizar el respeto de las reglas de juego de los acuerdos comerciales y que Colombia pueda aprovecharlos también“, afirma.
De acuerdo con la exministra de agricultura, Cecilia López, es de conocimiento general de que hay unos ciclos en la producción lechera que no se han resuelto, porque no hay suficientes pulverizadoras haciendo el proceso de industrialización. Por esto, referenció que la mayoría de ministros de la cartera, lo que han hecho es realizar compras públicas a los ganaderos, distribuyendo el lácteo en los sectores más vulnerables.
“Ahora que hablan tanto de compras públicas, aquí se necesita que haya permanentemente compra de leche. La desnutrición sigue siendo un problema grave, pero además prepara algo al Gobierno y al Ministerio para asumir una política contracíclica. Lo otro es que haya una estrategia muy clara de pulverización” indicó. Por su parte, Felipe Pinilla destacó que el Gobierno ha hecho esfuerzos en este aspecto, aunque “aún hay mucho por hacer. El ideal es que las compras públicas de lácteos sean de lácteos colombianos. Allí hay una oportunidad de sustitución de importaciones”, concluyó.
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