Abordamos con el director general de la FeNIL, Luis Calabozo, la situación actual del sector y cuestiones como las perspectivas sobre los precios que se pagarán en los próximos meses a los ganaderos, así como la demanda de leche o la bajada de producción que se arrastra
LÁCTEO
Luis Calabozo, director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL). // Cedida.
Hablamos con Luis Calabozo, director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) sobre la situación actual del sector lácteo, así como de los retos que se presentan para los próximos meses y que pueden afectar directamente a los precios en origen y la demanda de leche. La preocupación por la influencia de China en la demanda mundial de leche, la posible bajada de precios para los productores o el uso de la leche como producto reclamo han sido algunos de los ejes tratados. Nos interesamos también por el posible pago de indemnizaciones del Cartel de la leche, pero desde la FeNIL han evitado pronunciarse al respecto.

– Temían que 2024 fuera un año complicado para las industrias lácteas españolas por la falta de competitividad respecto a países del norte de Europa. Queda aún el último trimestre del año, pero ¿qué balance se hace finalmente de este año?
-El 2024 ha sido un año complicado, pero realmente llevamos unos años difíciles desde 2022, que fue cuando se empezó a complicar todo. Hay mucha incertidumbre y la industria quesera se ha visto muy afectada, ya que se ha perdido cuota de mercado tanto nacional como exterior, a pesar de haber intentado estimular la producción, sobre todo la de oveja y cabra.

Además, el sector lácteo es bastante diferencial, siempre está sujeto a cierta volatilidad. Hay que adaptarse continuamente a los cambios que puede haber en el día a día y por los que puede verse afectado. Somos un sector muy interdependiente.

-¿Ha pasado ya la época más volatil? ¿Qué perspectivas hay para 2025?
-Tenemos ciertos interrogantes de cara al próximo año con respecto a nuestra posición en el mercado, en el que somos una parte pequeña, pero muy dependiente de lo que pueda ocurrir en otros puntos. Tenemos incertidumbre sobre lo que ocurrirá con la demanda de productos lácteos en China y con la guerra comercial con este país, en la que nos han hecho parte también al sector lácteo. Otro condicionante son las condiciones climatológicas, que pueden afectar directamente a la producción.

La regulación europea con el nuevo Parlamento es otro de los ejes que puede marcar diferencias. Además, siempre estamos pendientes de la geopolítica, ya que las guerras y sus consecuencias tanto directas como indirectas, en temas como los transportes, el precio de la energía o las dificultades en la logística, son otro condicionante decisivo. Así, si la leche europea no circula para otros mercados del mundo se queda en Europa, lo que nos afecta directamente, ya que hace presión sobre la leche española.

-Decía que somos una parte pequeña, ¿qué posición ocupa el sector lácteo español en el mundo?
-En el mundo se producen 968 millones de toneladas de leche, de las cuales 785 millones son de leche de vaca, según los datos de la FAO en el ejercicio 2023. En la Unión Europea se producen 145 millones de toneladas de leche de vaca y en España se producen 7,4 millones de leche de vaca. Todo lo que pueda pasar en los distintos mercados del mundo, en las producciones de los distintos tipos de leche y en la respuesta de los consumidores nos afecta, de ahí que tengamos que estar muy pendientes de lo que ocurre.

-¿Hay mucha preocupación del sector por la situación actual de China?
-La demanda de productos lácteos en China está cayendo de manera importante, principalmente debido a la crisis económica que están sufriendo. Realmente la demanda china es transcendental para el sector, ya que cuando este mercado deja de absorber leche y productos lácteos, esa leche puede terminar presionando el resto de mercados del mundo, entre ellos el europeo y español. Esto será un condicionante fundamental para el crecimiento del mercado español y para las exportaciones, así como para la llegada de importaciones más competitivas.

El mercado chino es la incertidumbre global en el sector lácteo a nivel europeo y si a eso le sumamos que los lácteos europeos están siendo penalizados con investigaciones y anuncios de penalizaciones arancelarias como respuesta al anuncio de la UE de fijar aranceles a los coches eléctricos chinos, la situación se complica más.

“Las industrias españolas nunca han podido cubrir toda la demanda de productos lácteos del mercado español y han participado muy poco en los mercados exteriores”

-En este contexto, ¿cómo valora la producción de leche española? ¿Hay falta de leche en España? ¿Está la producción por debajo de lo que necesitan las industrias españolas?
-Aquí hay que diferenciar entre leche – productos lácteos para la venta y leche como materia prima. Así, el consumidor español nunca ha tenido un déficit de productos lácteos. El mercado lácteo español nunca ha estado desabastecido de cara al consumidor, pero si es cierto que las industrias españolas nunca han podido cubrir toda la demanda de productos lácteos del mercado español y han participado muy poco en los mercados exteriores.

A largo plazo, las industrias aspiramos a poder desplazar de los lineales las importaciones por lácteos fabricados con leche española y cabe recordar que muchas veces los excedentes europeos presionan al mercado y al consumidor español. La industria española no ha tenido la capacidad de disponer de leche suficiente y precios competitivos para competir con los productos lácteos que llegan al mercado estatal.

-Al hablar de producción toca también hacerlo de precios ¿Cómo valora la situación actual de los precios de la leche en España?
-Partimos de que por primera vez en la historia en 2023 y hasta mediados de este ejercicio, en España hemos tenido los precios de leche de vaca en origen más altos de Europa. Esto se ha debido a la preocupación de las industrias españolas por mantener a largo plazo la capacidad productiva suficiente ante las crisis de costes de producción que ha habido en los últimos años y que luego se han reconducido. Ese diferencial nos ha provocado que nuestra posición en los lineales haya sido difícil en estos años.

De hecho, aunque habíamos logrado desplazar las importaciones de quesos en los años 2015 y 2016, esas importaciones se han vuelto a recuperar en los últimos 2 años, ya que el consumidor se ha desplazado hacia productos más baratos, sobre todo con queso importado. Se ha dado además la paradoja de que en España, alcanzando los precios más altos en la leche en origen, la producción de leche iba cayendo, sumado a que el consumidor se ha desplazado a otros productos de importación, lo que ha provocado que haya llegado a haber una presión sobre los productos lácteos españoles.

-¿Qué perspectivas en cuanto a precios hay de cara al próximo año?
-No sabría decirlo, pero no se sabe desde las industrias, ni nadie en Europa. Es cierto que nosotros tenemos un mercado interior que es el que tiene mayor peso en la formación de precios a lo largo de la cadena. Así, los precios se fijan en función de cómo se comporte el mercado doméstico, las estrategias de compra de la distribución, así como vayan las importaciones y exportaciones de nuestros vecinos europeos que hacen presión sobre la cantidad y precios de los productos lácteos.

También estamos en un momento en el que tenemos cierta incertidumbre desde el punto de vista productivo, con retos ligados a la evolución de enfermedades que están afectando ahora mismo al sector productivo, como la EHE o la lengua azul. Veremos estos condicionantes cómo pueden afectar a la disponibilidad de producción y al equilibrio en la misión de la industria de abastecer a todo el mercado español.

“Los Índices de la Interprofesional han servido para que tanto el ganadero como el industrial vean más allá de su eslabón, sirviendo de base para la negociación y siguen siendo importantes”

-¿Por qué siguen sin utilizarse los índices de la Interprofesional láctea para marcar precios en los contratos?
– La utilización de índices es voluntaria, tanto por parte de los que venden (ganaderos) como de los compradores (industria). Es cierto que no se utilizan directamente en muchos casos, pero a la hora de la negociación de los contratos todas las partes los tienen en cuenta. Creo que este tipo de índices han enseñado mucho tanto al ganadero como al industrial, para que ambos vieran más allá de su eslabón.

Estos índices, aunque si bien no se apliquen directamente, han servido de base para la negociación para ambas partes. Creo que siguen siendo importantes tanto por su labor didáctica como para atender a la parte final de la cadena.

-Otra de las preocupaciones en el campo al margen del precio de la leche son los contratos. Muchas industrias están optando todavía por contratos a corto plazo aunque la ley exige contratos anuales. ¿Cómo abordan esta cuestión desde la FeNIL?
-Hay que dejar claro que partimos de una ley de 2011 donde la industria está obligada a proporcionar al ganadero un contrato de al menos un año de duración, pero es el ganadero el que decide la duración. Así es que desde el 2011 y hasta la aparición de la nueva Ley de Mejora de la Cadena Alimentaria, los contratos de leche en España a largo plazo llegaron a suponer más del 90% de las transacciones.

Además hay que recordar que los ganaderos españoles fueron los pioneros en Europa en contar con contratos por escrito y a largo plazo. A partir del 2021, con la volatilidad de los mercados, ha sido el ganadero el que no ha querido firmar contratos a largo plazo, ya que esa volatilidad trajo en muchos casos precios al alza. Por parte de la industria también había la tendencia a mantener contratos a corto plazo, ya que aún firmando contratos a largo plazo, si suben los costes el ganadero tiene, por ley y de forma unilateral, la posibilidad de forzar una negociación de precios.

Todo lo que se había conseguido de planificación, de estabilidad y compromiso entre las partes en el largo plazo se ha ido disminuyendo, pero la industria no es la que escoge la duración. La industria está haciendo todo lo posible para que esa relación con el ganadero sea a largo plazo, estable y duradera.

-Siguen también siendo los precios fijos la tónica dominante en los contratos, con muy pocos contratos con precios variables…
– Precisamente al caer la duración de los contratos, las dos partes prefieren asegurarse resultados en el corto plazo que esperar en un largo plazo. Un índice de precios variables tiene menos sentido cuanto menor es la duración del contrato.

-Y en los supermercados, parece que tanto primeras marcas como marcas blancas están en plena bajada de los precios… ¿Se verá una mayor caída de los precios en los próximos meses?
-Tampoco sabemos mucho de las tendencias de la leche de consumo, ya que dependerá de la estrategia que la distribución tenga de cara al consumidor. Hemos visto que la crisis del Covid y la crisis geopolítica ha contribuido a mostrar al consumidor de que el precio que pagaba por la leche estaba por debajo de lo que costaba producirla y se había logrado dejar de usar la leche como producto reclamo, porque llegó a haber riesgo de escasez en los lineales.

“Hay el riesgo de que vuelva a usarse la leche como producto reclamo y ya no solo la leche sino también el queso y los yogures”

-¿Se volverá a utilizar la leche como producto reclamo?
-Tenemos el riesgo de que se vuelva a esas prácticas, a utilizar la leche como producto de atracción de tráfico de consumidores, dejando de remunerar por el valor que tiene. Además de la leche, ahora hemos visto esa presión también sobre el queso o los yogures. El temor existe, es una posibilidad abierta. Si se remunera a la cadena de valor por lo que vale no debería de haber ese riesgo, pero el problema es cuando entran en juego cuestiones ajenas al propio sector.

-Precisamente en lo referido a los quesos, ¿están siendo una amenaza para los lácteos españoles las importaciones de quesos de CentroEuropa?
-Debemos de partir de que la utilización de queso en diferentes ámbitos, desde la restauración y la hostelería, en los hogares o en las industrias hoy en día está abastecido en un 45% por importaciones que llegan de fuera de España. Si calculamos la cantidad de leche que eso supone nos encontramos con 2.450.000 toneladas de leche, más de la tercera parte de toda la leche de vaca que se produce en nuestro país. Si algo realmente genera presión sobre todo el sector lácteo español y, en definitiva sobre la leche al ganadero, es la importación de producto terminado en forma de queso.

“En estos últimos años el sector quesero, tanto de vaca, oveja y cabra, es el que más presión de las importaciones ha soportado”

-¿Ha ido a más esta presión en los últimos meses?
-Lo que ha pasado últimamente es que se han combinado varios factores. Por un lado, los precios de la leche en España muy diferenciales, con precios históricos al alza en la leche de vaca, cabra y oveja. Mientras, el consumidor tiene su renta disponible muy erosionada por la subida de los precios de todo tipo. De esta manera, las ventas se dirigen hacia los productos más baratos, los quesos procedentes del norte de Europa.

Nadie en Europa puede decir qué precio de la leche va a haber el próximo año

Así, aunque habíamos conseguido desplazar una parte importante de esa importación de quesos, esta pérdida de competitividad de nuestros quesos ha motivado que vuelva a repuntar el consumo de quesos de importación. En estos años el sector que más ha sufrido y que más presión ha soportado es el sector quesero. También hay que tener en cuenta que, pese a los altos precios que había recibido el productor de queso de oveja y cabra, no se ha estimulado la producción, de hecho en estos sectores incluso ha caído la producción.

De modo que, de nuevo tenemos la paradoja de que con precios más altos hemos perdido mercados y puede llegar a sobrar leche en un mercado que no ha crecido o que ha disminuido.

“El sector lácteo al que aspiramos todos es el que pueda abastecer nuestro mercado con productos fabricados en España, con leche española y participar cada vez más en los mercados exteriores”

-Ya para terminar, ¿cómo ve el futuro de la ganadería española y de las industrias lácteas?
-Dependemos otra vez de la capacidad que tenga la industria de afrontar los requerimientos del mercado interior con leche española y participar cada vez más en los mercados exteriores, en todo tipo de productos. Para eso la industria necesita leche suficiente, de calidad, ambientalmente sostenible y sobre todo competitiva, que sea rentable.

El relevo generacional en el campo es un problema estratégico para el sector lácteo

En esa aspiración, el mayor reto de la industria es disponer de la materia prima necesaria, es decir tener mayor capacidad de producción de leche en estas condiciones, porque si no tienes la materia prima no hay posibilidad de crecer en todos los mercados. En este contexto el problema estratégico que toda la cadena detecta es la falta de relevo generación, las dificultades para atraer jóvenes empresarios ganaderos.

Uno de los aspectos para lograrlo es que cada ganadero puede decidir el dimensionamiento de sus granjas, sin tener restricciones a la evolución de los modelos de producir. Hay que favorecer la innovación en los proceso productivos de la ganadería y la industria. En ello nos va la supervivencia. El sector lácteo al que aspiramos todos es el que pueda abastecer nuestro mercado con productos fabricados en España, con leche española y participar cada vez más en los mercados exteriores. La industria está preparada y para eso necesitamos ganaderos que puedan afrontar ese reto con nosotros.

 

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