Los restos del huracán ‘Kirk’, que la semana pasada se paseó por Cantabria en forma de borrasca, ha terminado por arruinar los ya de por sí renqueantes ánimos de los ganaderos. El fuerte vendaval tumbó todo el maíz plantado –es la comida de las vacas de cara al invierno, y quedaba más de la mitad por cosechar– y anegó los sembrados de patatas en la comarca de Valderredible.
Ha sido la puntilla para los profesionales del sector primario después de un año «muy complicado» de protestas, concentraciones y cortes de carreteras para alertar a las administraciones y también a los consumidores de que sus problemas se han cronificado y calcificado. La imparable desaparición de explotaciones lácteas es un buen ejemplo de ello. Sólo el año pasado cerraron 59, según contabiliza el Instituto Cántabro de Estadística (Icane). Redondeando a la baja, es una cada semana.
Las agrupaciones profesionales agrarias y los propios ganaderos braman: «No se puede permitir perder ninguna más; ni una sola». Para corregir esta tendencia, la consejera del ramo, María Jesús Susinos, tiene encima de la mesa la «hoja de ruta» de la presidenta regional. «Nuestro compromiso es impulsar la ganadería con recursos económicos y herramientas para mejorar la eficiencia y la sostenibilidad, para promover un sector estratégico, fuerte y competitivo», asegura.
El sector primario lleva más de dos décadas en franco y continuo declive. Las cifras de su aportación a las cuentas regionales así lo corrobora. En el año 2000, hace prácticamente un cuarto de siglo, suponía el 4,3% del Producto Interior Bruto (PIB) de Cantabria. Ahora, sólo el 1,1%. En euros, se ha reducido de 342 millones a poco menos de 166.
Las quejas del sector
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«Nuestra edad media es de 60 años» La mayoría de ganaderos están en la recta final de su vida laboral y sólo «un 5%» tiene asegurado el relevo.
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«Que paguen en tiempo y forma» La nueva Política Agraria Común y las subvenciones que conlleva trae de cabeza a un sector «necesitado» de ayudas.
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«Es necesario un plan nacional de acción» La enfermedad hemorrágica y la lengua azul es otra de las «pesadillas» del sector.
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«Hay que cubrir los costes y ser rentables» Piden que los distribuidores no paguen por debajo del coste de produción y que no usen la leche «como reclamo».
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«Es una lucha perdida con el Gobierno central» Piden que haya un control de la población para reducir los ataques al ganado, para lo que necesitan que salga del Lespre.
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«Estamos ahogados con tanto papeleo» Se quejan de gastar más tiempo «en hacer y duplicar papeles» que en atender al ganado.
Economía entiende que el sector primario lo componen, además de la ganadería, la agricultura, la pesca, la silvicultura (la explotación de los bosques) y la caza. Sin embargo, el verdadero motor, por representatividad y cifras, es la ganadería. La vaca es un tótem en esta región, especialmente, por tradición, la de leche. El mes pasado sólo quedaban en Cantabria 822 ganaderos que entregaban leche a las industrias lácteas. El 1 de enero eran 52 más que ahora y en el año 2001 la cifra ascendía a 3.811. Es decir, en poco más de dos décadas han desaparecido el 78,5% de los ganaderos de leche.
«No podemos seguir bajando. Es inasumible», afirma rotundo Luis Pérez Portilla, secretario general de la Unión de Ganaderos y Agricultores Montañeses (UGAM-COAG). «En el sector hay mucho derrotismo. ¡Cómo no lo va a haber, si en Europa entre el 2000 y el 2023 se han perdido 5 millones de granjas! Necesitamos dotar de recursos a las ganaderías para facilitar las incorporaciones de los jóvenes, para modernizarlas. Es necesario que se adecúen al mercado y a las necesidades actuales», apostilla.
La consejera no lo contradice. «Cantabria sólo podrá afrontar una verdadera transformación si involucra al sector primario y a nuestra ganadería como un eje fundamental», afirma. «En otras palabras, las producciones ganaderas y agrícolas con un activo fundamental para nuestra región si queremos abordar este reto de manera intregral», apostilla.
Sin relevo
Los ganaderos, da igual la modalidad (bovino, ovino, equino…), comparten la misma problemática. El asunto que más les preocupa es el del relevo generacional. «El envejecimiento de los productores es un grave problema que ya tenemos a medio plazo», afirma Raúl Guillarón, secretario general de la Asociación de Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja). «Por mucho que se les llene la boca a los políticos hay, hay que tomar cartas en el asunto», añade su homólogo en UGAM-COAG.
«Es normal. La gente quiere que sus hijos vivan mejor que sus padres. Por eso se les inculca que estudien para medrar en la vida», relata Ibón Entrecanales, que tiene dos explótaciones lácteas en Labarces y Bezana, que atiende junto a su hijo Adrián. «Además del mal para los negocios familiares, es que esto acaba con la vida en los pueblos. Lo que no queremos es que nuestros hijos sufran como lo hacemos nosotros a diario», comparte Carlos Fidel Vejo, ganadero de ‘carne’ en Caloca (Pesaguero).
Los datos
1,1% del total del PIB regional aporta el sector primario. En el año 2000, la cifra era bastante superior: un 4,3%.
52 ganaderos han dejado de entregar leche a la industria en lo que va de año (hasta septiembre), según el Icane.
822 ganaderos se dedican actualmente a la leche. En 2001 eran 3.811. Un descenso del 78,5%.
Ganadería no lo rebate. «Si los productores recibieran un precio justo como resultado a su trabajo, muchos ni se pensaría seguirían», afirma Susinos. «Por eso, es tan importante que se cumpla la Ley de la Cadena Alimentaria y que los puntos intermedios entre productor y cliente no incrementen tantos los precios», añade. Precisamente, esta segunda norma estatal ocupa la segunda posición en el ranking de preocupaciones del sector. «Tenemos que producir en lugar de importar para mantener la soberanía alimentaria. Es vital que la industria y la distribución tengan claro que no se puede pagar por debajo del precio de producción», subraya el representante de UGAM-COAG.
Con la PAC a vueltas
«Que se metan la burocracia por donde quieran», resume el ganadero Entrecanales cuando sale en la conversación la nueva Política Agraria Común, el sistema de reparto de subvenciones conocida por todos como la PAC. «Es que no la simplificamos, hay riesgo para el sector», afirma el secretario general de Asaja. «El papeleo que exige Europa y España está pensado para explotaciones grandes, y aquí son todas pequeñas y medianas. A los ganaderos de aquí no les da tiempo a trabajar y a tanta oficina», añade. Ganadería lo sabe pero es algo que trasciende a su competencia. «No sólo hay que reducir la carga administrativa asociada a la solicitud, también establecer un sistema que minimice retrasos en los pagos y haga que las inspecciones sean más justas y menos invasivas», explica la consejera.
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