Marela es una consultoría gallega especializada en certificación Welfair Quality. Tras dos décadas trabajando en campañas de saneamiento ganadero, la veterinaria Nina Vázquez decidió especializarse en bienestar animal, realizando auditorías para empresas y ayudando a granjas tanto de vacuno como de porcino a superar los requisitos exigidos.
En el caso de las ganaderías lácteas, la certificación puede ser por explotación individual o en grupo y garantiza que se está produciendo leche en unas condiciones óptimas de bienestar del ganado, a través de una serie de indicadores basados en el animal, en el manejo y en las instalaciones.
La certificación, controlada normalmente por las industrias que recogen la leche y exigida a las ganaderías, lleva aparejadas primas en el precio de la leche, que varían en función de la empresa, desde 0,01 céntimos por litro en el Grupo Lence a 0,3 céntimos en Inleit o 1 céntimo como máximo en el caso de Naturleite o Lactalis, en función de la puntuación obtenida por la explotación en un checklist de 51 puntos.
Diferencias entre convencional y ecológico
Aunque los criterios de Welfair son los mismos para todas las granjas, existen diferencias en la norma que las regula entre las que están en ecológico y las que producen en convencional en aspectos directamente relacionados con el bienestar. Por ejemplo, el alojamiento individual de terneros se permite hasta los 56 días en convencional (8 semanas), mientras que en ecológico se reduce a una semana.
El desmochado en convencional se permite sin anestesia en las 4 primeras semanas de vida del animal mientras en ecológico debe realizarse siempre con anestesia. Lo mismo ocurre con el emparrillado, que en convencional se permite de momento mientras en ecológico ya no.
“Las grajas que están en ecológico tienen ya mucho ganado en materia de bienestar, por ejemplo, el acceso al pasto, que representa un comportamiento natural de los animales”, añade además Nina, que enumera una serie de consejos a las explotaciones para mejorar su puntuación en las auditorías.
1. Nutrición
Dentro del aspecto de la nutrición, una de las cuestiones que más se relacionan con el bienestar animal es el acceso al agua. “Somos muy pesados con eso, porque el acceso al agua está relacionado tanto con el bienestar como con la intesta de alimento y la producción de leche. Una vaca puede llegar a beber tres veces el volumen de leche que produce en agua y en condiciones de calor esta ingesta se incrementa entre un 15 y un 25%, por lo que una vaca de 35 litros puede llegar a beber entre 115 y 135 litros de agua al día y tenemos que poder ofrecérsela en cantidad y calidad adecuadas”, insiste.
Una vaca de 35 litros puede llegar a beber entre 115 y 135 litros de agua al día
“Hay varios factores que influyen en la mayor o menor ingesta de agua: el momento productivo de la vaca, la edad del animal, su estado metabólico, lo que come, y la temperatura, tanto del ambiente como la del agua, porque si tenemos temperaturas ambientales altas y el agua está fría hace que las vacas beben menos”, explica.
El acceso al agua incluye tener bebederos suficientes (entre 6 y 10 cm de bebedero por vaca), un tipo de bebedero adecuado (es importante la altura), bien localizado (los que están pegados a la pared los utilizan menos por ser menos accesibles) y con suficiente flujo de agua, ya que “as vacas son animales sociales porque son jerárquicas; se han agrupado para tener menos posibilidades de ser atacadas por un depredador, y que tenemos que garantizar que el 10% de las vacas puedan beber a la vez porque son animales que sincronizan muchos comportamientos”, indica.
En los bebederos sucios baja hasta un 28% la ingesta de agua
Además del acceso al recurso es necesario garantizar una buena calidad del agua. “Hay que hacer analíticas, también en los pastos en los cauces de agua en los que beben los animales, por si está contaminada”, recomienda. La presencia o no de sombra en el pasto también influye en el consumo debido al estrés por calor en días de elevadas temperaturas. “Tenemos que poner un punto de agua en el pasto. Se producen hasta 1,7 litros más de leche de promedio en los rebaños que tienen bebederos en el pasto”, calcula.
En los establos, recomienda, “debe haber un bebedero a la salida del ordeño, porque entre un 30 y un 50% de la ingesta de agua del día se produce después del ordeño”. Los bebederos sucios baja hasta un 28% la ingesta de agua. “Las vacas detectan si hay suciedad en los bebederos y van a evitar beber en ellos”, asegura Nina.
Cuidado de terneros
Pero el agua no sólo es importante para los animales que están en producción. Un ternero recién nacido, por ejemplo, también necesita tener acceso a agua. “El ternero en las tres primeras semanas de vida puede llegar a beber un litro de agua al día”, aclara Nina.
Los terneros tienen que tener acceso al agua por lo menos a partir de los primeros 3-4 días de vida. “Está demostrado que eso aumenta la ingesta de alimento, que favorece el desarrollo del rumen y que reduce la succión cruzada entre terneros, porque en la naturaleza el ternero lo que hace es mamar muchas veces al día y durante bastante tiempo (entre 6 y 10 minutos), por lo que al reducir las tomas a 2, el resto del tiempo necesita tener ese reflejo de succión, que podemos satisfacer con un cubo con agua”, asegura.
La cantidad de leche aportada al ternero debería ser al menos el 20% de su peso y repartida en varias tomas, “cuantas más podamos mejor”, insiste. Junto con el agua, es recomendable también introducir paja en la dieta. “El aporte de fibra favorece el desarrollo del rumen y puede facilitar el destete después”, argumenta.
En cuanto al calostro, dice, “es la manera que tenemos de darle protección al ternero mientras su sistema inmunitario no se ha desarrollado”. Recomienda ordeñar a la vaca y dar el calostro al ternero en las primeras 4 horas tras el parto, porque es cuando más calidad tiene y mejor es absorbido por el ternero. Por lo menos debería tomar 3,5 litros en la primera toma (10% de su peso vivo) y usar calostros de calidad, sin contaminación y administrado a temperatura corporal.
2. Confort
El alojamiento de los animales debe ser confortable y adecuado, con un mínimo de un cubículo por vaca. “El tiempo de reposo es una necesidad de comportamiento de las vacas de leche. Necesitan descansar como mínimo entre 10 y 12 horas al día. Las vacas duermen alrededor de 4 horas al día, principalmente durante la noche y un buen tiempo de sueño favorece el desarrollo del sistema inmunitario”, asegura.
La cama debe ser adecuada y contar con número suficiente de cubículos y en el establo debe haber buenas condiciones higiénicas y de ventilación
Dentro del confort de los animales, el estrés por calor es un factor a considerar que va en aumento. “De lo que más hablamos ahora es de confort térmico; es innegable que estamos sufriendo temperaturas más altas y las vacas a partir de 25 grados tienen problemas para evaporar calor. Lo primero que hacen es ponerse de pie para maximizar la superficie corporal de piel que tienen en contacto con el aire. Al estar más tiempo de pie hay menos producción de leche. También porque se reduce la ingesta y aumenta la frecuencia respiratoria”, añade.
Las vacas pierden calor evaporando agua por la piel y por las mucosas respiratorias
El ITH es el índice empleado para calcular el estrés por calor, a través de la relación entre la temperatura y la humedad relativa. “La producción de leche baja 0,2 kg/vaca y día por cada unidad que aumenta el ITH si está por encima de 72, aunque ahora empezamos a ver que se producen bajadas ya por encima de 68 de ITH”, relata Nina. Por eso, a la hora de instalar sistemas de ventilación propone priorizar aquellos lotes más productivos, que son también los que más notan los efectos del calor.
En el caso de granjas en extensivo, a la hora de calcular el ITH hay que tener en cuenta además de la temperatura y la humedad, la radiación solar y los vientos dominantes. “Es importante tener en cuenta la ubicación, orientación y características de las parcelas a las que van a salir al pasto las vacas en días de calor (por ejemplo si hay sombras)”, evidencia.
En extensivo es fundamental proporcionar sombra y acceso a agua en los pastos y que los bebederos no estén al sol. En cuanto al manejo, recomienda no mover al ganado en las horas centrales del día retrasando el ordeño de la tarde si es necesario para evitar que el desplazamiento de las vacas hasta el establo coincida con momentos de fuerte radiación solar.
Alojamiento de terneros
“El alojamiento de terneros mejor en grupo, de entre 2 y 4 terneros, está demostrado que ganan más peso y favorece el desarrollo social”, indica Nina. En ecológico a partir de la primera semana de vida los terneros ya no pueden estar en cubículos individuales, mientras en convencional se permite hasta las 8 semanas. “El juego es una necesidad de comportamiento para los terneros y los favorece en términos de salud y crecimiento”, asegura.
Uno de los momentos de más estrés para el ternero es el destete. “Deberíamos hacer el destete lo menos brusco posible, porque el estrés es acumulativo y el destete supone muchos cambios para el animal: de alimentación, de alojamiento, de lote”, argumenta.
En cuanto a la cama, insiste, “la cantidad de paja debe permitir que el animal cubra las patas, para que pierda la menor temperatura posible, ya que los terneros pierden calor por las extremidades”. “Una cama abundante favorece que no haya problemas respiratorios porque los terneros por debajo de 15 grados las primeras dos semanas van a tener frío”, cuenta.
3. Salud física
La salud influye en el bienestar, ya que la enfermedad genera dolor y estrés (miedo y angustia) en el animal. “La vaca es un animal presa, que puede ser depredado, por lo que esconden el dolor lo máximo posible. Eso lo vemos en las cojeras”, ejemplifica.
Los cambios de comportamiento que provocan las enfermedades (anorexia, aislamiento, apatía, debilidad y letargia, más tiempo del habitual de pie o tumbadas) ayudan a detectar enfermedades.
Fijándose en la posición de las orejas (orejas hacia atrás o hacia abajo, con tensión en los músculos de la cara cuando las vacas tienen dolor) se establece una escala de dolor en vacuno que utilizan las personas encargadas de realizar las auditorías de bienestar animal.
La eutanasia es un tema controvertido, pero hay que valorarla porque a veces es una solución de bienestar animal
En los establos, Nina recomienda situar la enfermería en una zona por la que pasemos más frecuentemente, para tener de este modo más vigiladas as las vacas enfermas, que ha de tener cama adecuada, mayor acceso a recursos y estar en grupos reducidos. “No es recomendable meter vacas enfermas con vacas de preparto”, insiste.
Cojeras
Las cojeras son uno de los procesos más dolorosos que pueden tener las vacas y pueden provocar baja fertilidad y problemas asociados. “Debemos detectarlas lo antes posible para tratarlas, con visitas periódicas del podólogo a la granja”, defiende Nina.
Para la detección precoz de una cojera es útil fijarse en los cambios en la forma de caminar de las vacas: reducción de la longitud del paso (más cortos), arqueo de la columna y balanceo de la cabeza al caminar. “Las vacas sanas al caminar ponen la pata trasera donde la delantera, si acortan el paso es que tienen algún problema”, explica.
Las vacas sanas al caminar ponen la pata trasera donde la delantera, si acortan el paso es que tienen algún problema
Aunque es un problema mayor en vacas estabuladas, sigue habiendo prevalencias medio-altas en vacas que van al pasto, sobre todo durante los meses de mal tiempo. “Las vacas cuando llueve están menos tiempo acostadas, por lo que cargan los cascos y son más propensas a tener cojeras”, explica.
Los traumatismos por largas distancias al pasto o por caminos no adecuados (zonas exteriores con piedras o gravilla suelta) son también una causa habitual de problemas de cojeras. También influye la nutrición, ya que dietas mal balanceadas pueden provocar laminitis, así como el manejo de los animales. “Las razas son también importantes, ya que las cojeras tienen una componente genética y las vacas frisonas son más propensas”, aclara.
4. Conducta
Pese a su domesticación por parte del ser humano, las vacas siguen teniendo necesidad de desarrollar comportamientos naturales y si no pueden llevarlos a cabo tienen frustración. En el temperamento influye también la genética. “Las hijas de una vaca nerviosa seguramente serán también nerviosas”, opina.
Al ser un animal presa, la vaca lleva el miedo en su ADN. El miedo se produce cuando reconoce un estímulo como una amenaza, aunque no sea real. Puede ser un comportamiento aprendido a raíz de una experiencia negativa.
El miedo tiene una gran componente hereditaria. Las hijas de una vaca nerviosa seguramente serán también nerviosas
“La mayoría de las vacas que son muy nerviosas y sueltan patadas lo hacen por miedo”, justifica. Las vacas son muy sensibles a los contrastes de luz y a los ruidos fuertes. “Se van a mover siempre desde una zona menos iluminada a una más iluminada”, asegura.
Manejo positivo
Las vacas de leche tienen muchas interacciones con las personas a lo largo del día pero estas interacciones pueden ser positivas o negativas. “Los manejos acompañados de interacciones positivas, mejoran”, insiste.
A la hora de trabajar con el rebaño, Nina destaca los beneficios del manejo positivo: “mejora la seguridad de las personas que están con el ganado, evitando accidentes, y facilita las labores en la granja”, argumenta.
Para fomentar esta relación positiva ganadero-animal propone hablar calmadamente, sin gritos; tocar y dar palmadas a las vacas, no golpes; procurar hacer movimientos lentos y predecibles; así como aplicar recompensas.
Punto de fuga
Las vacas necesitan tener todo un espacio de seguridad a su alrededor. Es lo que se conoce como punto de fuga. Esa distancia depende de la vaca. “Cuando las vacas tienen cuernos este espacio es más grande”, matiza.
Conocer este comportamiento puede ser útil a la hora de mover animales. “Al colocarse por detrás de la escápula la vaca va hacia delante, mientras que si nos acercamos por delante de la escápula irá hacia atrás. Es útil para moverlas a la sala de ordeño o para los cambios de parcela. Si detectamos a la vaca líder y la movemos siempre va a ser más fácil mover al rebaño”, ejemplifica.
Este tipo de acercamientos deben realizarse siempre con movimientos calmados y sin ser bruscos. “Nunca debemos colocarnos en el punto ciego, porque la vaca se va a asustar, y no debemos acercarnos a la vaca por detrás o de frente, sino por el lado”, insiste.
¿Cómo se calcula el bienestar de una granja?
La obtención del certificado Welfair depende de las puntuaciones logradas en una auditoría externa anual realizada por medio de una entidad independiente. Estas auditorías de bienestar animal se basan en observar a las vacas, porque, insiste Nina, “a base de observar a las vacas vemos cosas que quizás de otra forma no detectaríamos”. “Buscamos signos de enfermedad en los animales, por ejemplo en las orejas, los ojos o en las descargas nasales”, explica.
Se analiza también la condición corporal, basada en cuatro indicadores: rabo, unión del rabo con la cadera, vértebras transversas y condición corporal general. “La vaca está muy delgada si está metida en tres de estos indicadores”, indica.
Además de las instalaciones y el estado general de los animales, se tienen en cuenta también rutinas de manejo en aspectos. “Miramos cómo se realiza el descornado o los niveles de mortalidad de la granja”, detalla.
La importancia de las camas
Garantizar un descanso adecuado al ganado es uno de los aspectos de mayor relevancia en una explotación láctea, tanto desde el punto de vista productivo como del bienestar animal. “La cama es algo importantísimo, pero cuando tenemos instalaciones viejas también es una de las cosas más difíciles y caras de resolver”, reconoce.
La cama es algo importantísimo, pero cuando tenemos instalaciones viejas también es una de las cosas más difíciles y caras de resolver
Las auditorías comprueban, además del estado de las camas, la limpieza general del rebaño. “Analizamos la suciedad de las vacas en los cuartos traseros, porque si los cubículos están mal dimensionados se manchan en esa zona. El cuarto trasero puede estar salpicado, pero no con manchas de tamaño superior a la palma de la mano”, explica. A mayores, “la ubre tiene que estar limpia. Si está sucio es un indicativo de problemas de mamitis por factores ambientales”.
Para determinar la comodidad de los cubículos, las personas encargadas de puntuar miden el tiempo que tardan las vacas en tumbarse en ellos. “La vaca primero dobla la pata de delante. Ahí es cuando ponemos el cronómetro en marcha y empezamos a contar. Cuando la cama no es confortable o no tiene la medida idónea tarda más tiempo en acostarse. En los cubículos si hay muchas vacas que tardan más de 5,8 segundos detectamos que existe algún problema con la cama”, detalla.
Comportamientos negativos y positivos
Durante el tiempo de medición en la granja se realizan otra serie de métricas al ganado, tanto individualmente como en grupo. En el test de comportamiento se divide el establo en zonas y se analizan grupos de no más de 25 animales. “Tratamos de ver comportamientos negativos, por ejemplo, una vaca que aparta a otra. Eso nos da idea de si hay recursos suficientes: comedero, bebederos, camas, etc.”, enumera.
Al observar a las vacas vemos cosas que en condiciones normales no veríamos
Otra de las pruebas que se realiza es el test de huida, para medir la relación ganadero-animal. “Lo que queremos ver es cómo reacciona una vaca ante la presencia de una persona que no conoce. De frente y con la mano estirada, nos acercamos a la vaca y, cuando ésta se echa para atrás, medimos la distancia a la que nos ha dejado acercarnos, estableciendo tres grupos: las vacas que nos dejan que las toquemos, las que nos dejan acercarnos a menos de 50 cm y las que se escapan antes”, detalla.
La auditoría identifica problemas en relación al bienestar en la granja y evalúa el nivel alcanzado. “No sólo buscamos la ausencia de aspectos negativos sino que también tratamos de identificar elementos positivos”, indica.