Nueva Zelanda ocupa una superficie de 26,77 millones de hectáreas (algo más de la mitad de la superficie de España) y solo tiene 5,11 millones de habitantes, una décima parte de la población española, pero posee 10.500 granjas y 4,6 millones de vacas.
El 80% de las granjas se encuentran en la isla Norte y el 20% restante en la isla Sur, que cuenta con explotaciones de mayor tamaño y producción más intensiva en base a regadío para producción de pasto, mientras que la isla norte mantiene granjas familiares más pequeñas y unas condiciones climáticas más favorables (temperaturas más suave, mejores suelos y mayor cantidad de lluvia).
Esta variabilidad climática (1.200 litros de precipitación anual en la isla norte, el doble que en la sur) también condiciona el sistema productivo (cultivo de maíz en el norte y regadío para producción de hierba en el sur). El sistema intensivo estabulado es muy minoritario (la práctica totalidad de las explotaciones sacan al ganado fuera, con mayor o menor peso del pasto en la alimentación), aunque la suplementación complementaria con carro mezclador está ganando terreno.
La isla Sur cambió a partir de los años 80 los rebaños de ovejas por vacas y produce hoy el 40% de la leche del país
Las explotaciones más grandes e intensivas se encuentran en la isla Sur, que ha ido ganando peso en la producción láctea en las últimas décadas. La isla Norte concentra en este momento el 57,4% de la producción lechera neozelandesa, principalmente en las regiones de Waikato (22,6%) y Taranaki (9,5%), mientras que en la isla Sur (42,6%) destacan North Canterbury (14,9%) y Southland (12,5%).
La producción láctea total del país es de 21 millones de toneladas anuales (tres veces la producción española), con una gran estacionalidad de la producción (2/3 del total se producen en 5 meses) debido a un sistema basado en el pastoreo, que reduce los costes de producción pero supone una mayor complejidad a la hora de la transformación y la logística, obligando a un sobredimensionamiento industrial para poder hacer frente a los picos de producción de primavera.
Nueva Zelanda produce el 5% de la leche mundial pero controla el 25% de las exportaciones a nivel internacional
La leche producida se destina principalmente al mercado exterior (95% de la producción), debido a su reducido mercado interior y el país es un ejemplo claro de la perfecta integración vertical entre los distintos eslabones de la cadena (productores e empresas transformadoras) con el objetivo final de la exportación.
El centro de innovación de Manawatu es el buque insignia de la investigación láctea del país, gracias al impulso de las Universidades de Massey y Lincoln
Un sistema de producción de materia prima a bajo coste gracias al pastoreo, la valorización industrial y la comercialización que aporta Fonterra y el asesoramiento independiente que ofrece DairyNZ son los tres elementos que Francisco Sineiro, gran conocedor de la producción láctea en el país, destaca para explicar el éxito de Nueva Zelanda en el panorama lácteo internacional.
Uno de los principales exportadores de lácteos a nivel mundial
Nova Zelandia es uno de los principales exportadores de productos lácteos a nivel global (aporta un 25% del total de exportaciones mundiales). El país exporta sobre todo leche en polvo y mantequilla, que suponen el 70% de las exportaciones de lácteos neozelandesas.
Nueva Zelanda disputa con la UE ser el principal exportador mundial de productos lácteos
Nueva Zelanda es un país muy competitivo en estos productos básicos (comodities) debido a dos factores: concentración industrial en manos de Fonterra, que transforma grandes volúmenes de leche, y materia prima más barata, ya que el precio pagado al productor por la leche es inferior al pagado en la UE o en EEUU (aunque los costes de producción, con un sistema basado en el pastoreo, también son más bajos).
Según los datos reflejados en el Observatorio Lácteo Europeo, la diferencia en el pasado mes de septiembre entre el precio medio de la UE y el de Nueva Zelanda fue de más de 10 céntimos por litro: 49,6 céntimos en la UE frente a 38,3 en Nueva Zelanda (precio de Fonterra por litro de leche corregida a un 4,2% de grasa y un 3,35% de proteína).
Las limitaciones en el crecimiento de la producción, debido a la legislación ambiental, está reenfocando la estrategia industrial. En los últimos años el país está haciendo elevadas inversiones en transformación industrial, remodelando sus plantas hacia productos de mayor valor añadido, como por ejemplo derivados con proteína enriquecida. Nueva Zelanda exporta también distintos tipos de queso, situándose como quinto exportador mundial de quesos.
El país exporta productos básicos como leche en polvo y mantequilla y está tratando de reenfocar su industria láctea para producir ingredientes de mayor valor añadido
Actualmente, las exportaciones de Nueva Zelanda siguen dominadas por productos básicos como la leche entera en polvo (WMP), la leche desnatada en polvo (SMP) y la mantequilla, que históricamente han representado el 80-85% de todos los volúmenes de exportación de productos lácteos, pero en los últimos cinco años, la contribución de las leches en polvo al valor de las exportaciones ha disminuido gradualmente. Al mismo tiempo, el valor de las exportaciones de mantequilla y queso ha ido en aumento, debido al creciente consumo de estos productos en los mercados asiáticos, incluida China, donde la industria neozelandesa tiene fuertes vínculos comerciales.
Dependencia de China
Nueva Zelanda mantiene acuerdos bilaterales con más de 20 países, pero su industria láctea es especialmente dependiente de las exportaciones a China. Tras la firma en 2019 de un acuerdo de aranceles 0% a la exportación de lácteos (lo que favorece a las exportaciones neozelandesas frente a las europeas) se han dado inversiones mutuas por parte de ambos países, como la participación de Fonterra en la construcción de grandes granjas lecheras y en el desarrollo de la industria láctea china y la entrada de capital chino en las empresas lácteas neozelandesas: Synlait (participada en un 51% por la china Bright Dairy), Oceania Dairy (comprada en 2013 por el gigante lácteo chino Yili Group, que ha acabado adquiriendo también en 2019 Westland Milk Products, la segunda empresa láctea más importante de Nueva Zelanda después de Fonterra) o Mataura Valley Milk, una factoría de ingredientes lácteos inaugurada en 2018 en la isla Sur y participada en un 25% por China Animal Husbandry Group (CAHG), una empresa pública perteneciente al Gobierno chino centrada en la participación en la industria láctea internacional.
La industria láctea neozelandesa tiene una especial dependencia de las exportaciones a China. El país está tratando de negociar acuerdos bilaterales con la UE
Pero el aumento de la producción y de la capacidad de autoabastecimiento por parte de China está obligando a Nueva Zelanda a buscar nuevos mercados. En estos momentos está en negociación un acuerdo comercial con la UE que tendría en los productos lácteos y la carne de cordero los dos principales objetivos, dado a que en la actualidad los aranceles europeos suponen una barrera de acceso importante para ambos productos.
La UE ha ampliado a 90.000 toneladas de mantequilla y 35.000 toneladas de queso los contingentes de productos lácteos con bajo arancel procedentes de Nueva Zelanda. Holanda importa, por ejemplo, leche en polvo para fabricar chocolates que después son reexportados.
Producción pensada para la exportación
La economía de Nueva Zelanda depende en gran medida de las exportaciones agrarias (productos lácteos, carne de cordero, kiwis, manzanas y vino, principalmente). Las exportaciones de lácteos suponen el 30% de las exportaciones del país.
La segmentación de mercados es una de las estrategias de Nueva Zelanda para rentabilizar sus exportaciones
La producción y transformación está organizada pensando en la exportación. De hecho, la industria láctea de Nueva Zelanda es uno de los mejores ejemplos a nivel mundial de integración vertical entre proveedores e industria para rentabilizar al máximo las exportaciones que realizan.
Una cuarta parte de las exportaciones de Nueva Zelanda son productos lácteos que Fonterra exporta a más de 130 países
A nivel de comercialización, disponen de un conocimiento exhaustivo de los distintos mercados exteriores, contando con delegaciones comerciales en numerosos países. No en vano, el Ministerio de Asuntos Exteriores lo es también de comercio exterior.
Concentración industrial
En las últimas décadas la industria láctea de Nueva Zelanda ha vivido un fuerte proceso de concentración. Hace 30 años eran 36 las cooperativas existentes en un sistema que hoy monopoliza Fonterra, una de las mayores cooperativas lácteas del mundo, propiedad de 10.000 ganaderos.
Tras la aprobación de la Ley de Reestructuración del Sector Lácteo (DIRA) en el año 2001, forzados por la Organización Mundial del Comercio, se elimina el monopolio estatal para la exportación que representaba el NZ Dairy Board (NZDB) y se crea Fonterra, fruto de la unión de las principales cooperativas del país (excepto dos de ellas, Westland Milk Products en la costa oeste de la Isla Sur y Tatua en la Isla Norte en Waikato). Por lo tanto, actualmente existen solo 3 empresas cooperativas en Nueva Zelanda: Fonterra, Westland y Tatua, junto a un número creciente de empresas privadas.
Las 4 principales industrias lácteas neozelandesas procesan en 96% de la leche producida en el país y sólo Fonterra el 82%
Para evitar un posible efecto monopolio de Fonterra, se establecen una serie de normas, como la libre entrada y salida de productores socios o la posibilidad de entregar hasta un 20% de la producción a otro comprador. Fonterra está además obligada a vender leche a otros operadores que la necesitan a un precio estipulado (precio en origen más coste de transporte).
Fonterra es el resultado de la unión de las dos principales cooperativas y del antiguo NZ Dairy Board, el organismo público que tenía el monopolio para las exportaciones
Fonterra cuenta con 28 plantas industriales y procesa unos 16 millones de toneladas de leche, el 82% de la leche producida en el país. Dos de las mayores plantas tienen capacidad para transformar 2,5 y 3 millones de toneladas, una cantidad equivalente a toda la producción láctea anual de Galicia. La multinacional neozelandesa exportamos alrededor del 95% de su producción.
Fonterra posee además instalaciones propias para gestión de stocks en los principales países de destino de sus exportaciones, así como plantas de fabricación también en Australia, Arabia Saudí y Malasia.
Con 28 plantas de fabricación, Fonterra procesa unas 16 millones de toneladas de leche cada año
En la actualidad, Fonterra mantiene joint ventures con Dairy Farmers of América para operar plantas en EEUU y con Nestlé en Suramérica y está inmersa en varias operaciones similares con explotaciones lecheras y empresas lácteas en China (poseía, por ejemplo, un 43% de la empresa Sanlu, la tercera compañía procesadora de leche más importante de China y que se vio seriamente implicada en la venta de leche en polvo para niños contaminada con melanina, lo que supuso importantes pérdidas económicas y reputacionales para la cooperativa neozelandesa).
Poseía también activos en diversos países de Suramérica, como en Chile (Soprole), que acabó vendiendo en 2022 a la multinacional peruana Grupo Gloria debido a los problemas financieros que Fonterra sigue arrastrando tras la crisis láctea de 2015, con bajos precios en los mercados a nivel internacional.
La cooperativa está cerrando sus plantas más pequeñas y ampliando la capacidad productiva de las más grandes para ganar eficiencia
En su estrategia para los próximos años Fonterra busca centrarse en su negocio de ingredientes innovadores y en servicios de alimentación en China, y seguir desinvirtiendo en sus áreas de consumo en países como Sri Lanka para alijerar su deuda. También ha realizado en los últimos años desinversiones en Brasil o Rusia, donde poseía la empresa de capital conjunto Unifood.
Precio por kg de materia seca
En Nueva Zelanda la leche no se paga por litro, sino por kilo de materia seca. La grasa y la proteína son muy variables a lo largo del año, teniendo en cuenta que la producción es muy estacional y vinculada al pasto. Los niveles de grasa, sin embargo, rondan de media el 5% en el conjunto del año y los de proteína se acercan al 4%.
La leche se paga en función de los sólidos que contiene
Existe transparencia en el cálculo del precio pagado al productor, que es publicado al inicio de cada campaña, que arranca el 1 de junio, y tiene en cuenta los resultados obtenidos por la cooperativa y sus costes de recogida, fabricación y exportación.
Fonterra acaba de elevar el precio pagado a las granjas en la actual campaña 2024-2025 hasta los 10 dólares neozelandeses (que equivalen a unos 5 €) por kg/MS, de modo que una granja media neozelandesa con un 5% de grasa y un 4% de proteína estaría cobrando el litro de leche, al cambio, a 41,5 céntimos de euro.
El director ejecutivo de la compañía, Miles Hurrell, afirma que la mejora de las perspectivas establecidas en el mes de septiembre se ha debido en gran medida a la fuerte demanda de productos básicos de referencia, que ha contribuido a impulsar los precios en las recientes subastas de Global Dairy Trade. «Esta demanda se ha observado en China, donde hay indicios de que la producción nacional está por debajo de las expectativas, y también en África, Oriente Medio y el sudeste asiático», afirma Hurrell.
Fonterra produce la mitad de la leche en polvo a nivel mundial y es el principal exportador internacional de lácteos
Los precios de los principales productos de referencia (leche en polvo entera, leche en polvo desnatada y subproductos como BMP y HMA se reflejan cada dos semanas en el Global Dairy Trade (GTD), convertido en uno de los principales índices a nivel mundial sobre cotización de lácteos en el mercado internacional.
El GTD funciona bajo el sistema de subasta y cubre entre el 20 y el 30% del comercio mundial de lácteos. Aunque está controlado por Fonterra, que tiene cierta capacidad para condicionar los precios por la vía de controlar las cantidades de producto ofertadas, a través de este mercado internacional que pone en contacto a compañías y países excedentarios y deficitarios de lácteos, venden también otros operadores, como la cooperativa danesa Arla Foods.
Producción a bajo coste
Las ventajas competitivas de Nueva Zelanda radican en su capacidad para producir leche a bajo coste con un sistema basado en el manejo del pasto. Con un clima suave similar al de Galicia (sobre todo en la isla Norte), las granjas neozelandesas poseen grandes fincas de cientos de hectáreas en una sola pieza con las instalaciones de ordeño en el centro.
La producción láctea ocupa una superficie de 1,64 millones de hectáreas. Por ley, las fincas no se pueden dividir (está así establecido desde la llegada de los primeros colonos británicos a la isla), por lo que es habitual encontrar explotaciones con hasta 500 hectáreas de tierra en una sola pieza.
La superficie está concentrada en grandes fincas y las vacas están todo el año en extensivo y acuden únicamente al establo a ordeñarse
Es muy habitual que las ganaderías dediquen toda su superficie de praderas a las vacas en producción, con el único limitante de la distancia a las instalaciones de ordeño, y que la recría esté externalizada en otra granja de la zona especializada en la producción de novillas.
Los excedentes de recría (animales de menos de 10 días, denominados bobby calves) son sacrificados en numerosas granjas y su carne usada para alimentación de mascotas, un asunto que genera gran controversia en el país. La prohibición de esta práctica generaría una mayor competencia, tanto con la ganadería láctea como de carne, al obligar a las granjas a destinar parte de su superficie para la alimentación de estos animales sobrantes.
Los excedentes de recría (bobby calves) son sacrificados antes de los 10 días, lo que genera una gran controversia social en el país
En muchos casos no existen establos para las vacas en producción, que están en el exterior todo el año, acudiendo únicamente a las instalaciones existentes a ordeñarse para volver a las praderas. En otros casos, las ganaderías cuentan con unas ciertas instalaciones a cubierto muy sencillas donde el ganado pasa los dos meses de invierno, que coinciden con el período de secado, para de este modo no dañar los pastos.
La curva de lactación de las vacas se acompasa con la curva de crecimiento de la hierba en las praderas
En la mayoría de granjas se hacen concentraciones de partos para hacer coincidir las curvas de lactación de las vacas con las curvas de crecimiento de la hierba de primavera en los pastos. Al hacer parir a todos los animales en un corto período de tiempo (6-8 semanas) las necesidades alimenticias del rebaño son homogéneas a medida que avanza la lactación.
Las principales variedades utilizadas son el raygrass inglés y el trébol blanco. Se siembran también fincas de remolacha o nabo para pastar en determinadas épocas del año, por ejemplo en invierno, y los aportes de minerales necesarios se aplican en el agua de bebida. En muchas granjas ni se ensila ni se da pienso, sino que se adapta el número de animales a la cantidad y calidad del pasto existente, aunque la alimentación de las vacas tiende cada vez más a una mayor suplementación para aumentar la producción y reducir el riesgo climático en primavera en un sistema con una alimentación exclusivamente a pasto. Los concentrados más habituales son a base de torta de palma procedente de plantaciones para aceite de palma de Indonesia y Malasia.
En la isla Norte existe cultivo de maíz para ensilado y en la isla Sur se suplementa al ganado con torta procedente de las plantaciones de aceite de palma de Indonesia y Malasia
La raza más abundante es la Kiwicross, un cruce de frisona con jersey desarrollada hace 20 años por la empresa genética LIC, participada por todos los ganaderos neozelandeses y que se encarga también de realizar el control lechero en las granjas.
Las kiwicross son vacas de pequeño tamaño (450 kg de peso) ideales para transformación del pasto en sólidos lácteos y que destacan por su buena fertilidad y su longevidad. La media de producción por vaca es de unos 18 litros (5.000 litros por lactación) con 400 kg de sólidos, 50 kg más que hace 10 años.
La frisona es cada vez menos utilizada, siendo sustituida por la kiwicross, un cruce con jersey
LIC dispone de un centro de testaje de toros y suministra el 70% del semen a las explotaciones lecheras del país. La empresa holandesa CRV, con un centro de testaje y extracción de semen también en Nueva Zelanda, centrado en la producción de semen de toros para pastoreo, controla otro 25% del mercado, y el 5% restante está en manos de multinacionales como Semex o World Wire Sires, que adaptan su catálogo a las necesidades específicas de las granjas neozelandesas.
En el sistema agrícola estacional basado en pastos de Nueva Zelanda, son esenciales vacas fértiles. La mayoría de las vacas paren en un período de 8 semanas a finales del invierno y principios de la primavera y la producción en invierno, necesaria para cubrir el consumo interno durante los dos meses en los que no existe producción para la exportación, se paga bajo contrato a un precio más elevado.
El intervalo entre partos de las vacas se sitúa por debajo de los 370 días de media y la longevidad media alcanza 4,5 partos. El sistema de producción de leche neozelandés se basa en lograr un parto anual por vaca, con lactaciones de aproximadamente 7 meses. A nivel reproductivo, se usa inseminación artificial por un período inicial de 6 semanas (2 celos) y pasando posteriormente las vacas vacías a un lote de monta natural con toro. En caso de no quedar preñadas de forma acompasada al resto del rebaño, se envían al matadero.
El reto de la reducción de emisiones
Nueva Zelanda ha duplicado su producción láctea en los últimos 30 años. Desde 1990 a 2015 la producción pasó de 9 millones de toneladas anuales a 21 millones, manteniéndose estancada desde entonces.
El gran boom en la producción láctea de Nueva Zelanda se debió a la transformación de granjas de ovino en la isla Sur a vacuno de leche
El crecimiento en la producción de leche se debió fundamentalmente a un cambio en el enfoque productivo de las granjas. Históricamente Nueva Zelanda era el principal proveedor de carne de cordero y vacuno al Reino Unido, pero con su entrada en la UE en 1973 estas exportaciones se vieron dificultadas, pasando muchas explotaciones cárnicas neozelandesas de ovino y vacuno a producir leche pasando la cabaña ganadera láctea de 2 millones de vacas en los años 80 a 4,6 millones en la actualidad y reduciéndose de manera muy notable la cabaña ovina.
Hoy en día esta reconversión de granjas está prohibida por lo que el crecimiento del sector lácteo se verá limitado en los próximos años por la disponibilidad de tierras y las presiones ambientales. Los productores neozelandeses tendrían que cumplir nuevas condiciones al aplicarse un nuevo impuesto que gravaría las emisiones de metano y óxido nitroso del ganado a partir del año 2025, aunque el actual Gobierno conservador de Christopher Luxon está echando atrás parte de la normativa heredada debido a las presiones del sector.
Nueva Zelanda estableció hace 20 años un mercado de créditos de carbono para diversos sectores que hasta ahora no incluía a la agricultura y la ganadería
Nueva Zelanda estableció hace dos décadas un mercado de créditos de carbono para diversos sectores (NZ Emissions Trading Scheme) que hasta ahora no incluía a la agricultura y la ganadería, responsables del 50% de los GEI del país. La inclusión de estas actividades en el sistema general NZETS cuenta con el rechazo de las organizaciones agrarias (Federated Farmers) y su modo de implementación está actualmente en discusión.
La mayor parte de las explotaciones realizan evaluaciones de gases de efecto invernadero, con medias que rondan 0,8 kg de CO2/ kg de leche
Aunque Nueva Zelanda ha estado estudiando la posibilidad de valorar el secuestro de carbono en los suelos, no tiene un sistema de bonos de carbono agrícola como el de Australia y en el balance de emisiones de las granjas no se reconoce la captura a través de árboles, pastos, suelo o setos.
Durante años se permitieron plantaciones de pinos a gran escala, sobre todo en la isla Norte, a través de los créditos de carbono forestales
A estas nuevas normativas se suma la presión de la propia industria láctea. La estrategia de Fonterra en cuanto a reducción de emisiones para 2030 pasa por un descenso total del 50% y una reducción del 30% en la intensidad de las emisiones en la explotación.
Existen también problemas de sobreexplotación hídrica en la isla Sur debido a los regadíos para pastos, llegando a estar prohibido el baño en un tercio de los ríos y lagos interiores debido a la calidad del agua. Existe una limitación de 190 kg de nitrógeno por hectárea y os Consejos Regionales tienen flexibilidad para aplicar la norma en función de la situación concreta de cada zona.
Existen problemas de sobreexplotación de los recursos hídricos para regadío en la isla Sur
Se prevé un endurecimiento de la normativa a partir de 2025 como consecuencia de la concienciación y la presión social y las autoridades aspiran a seguir manteniendo la imagen de país respetuoso con el medio ambiente para proteger la otra gran fuente de ingresos del país, el turismo, que representa el 6% del PIB.
Sistema de “ordeño compartido” para fomentar el relevo
Para hacer frente a los problemas de relevo generacional en algunas granjas, Nueva Zelanda cuenta con un sistema denominado ordeño compartido que consiste en que un joven externo se incorpora a la explotación participando en un porcentaje de los beneficios, que varía entre el 30 y el 50% en función de lo que aporte (su trabajo, las vacas, la compra de maquinaria, etc), mientras que el propietario de la finca obtendría otra parte de los ingresos. Un tercio de las ganaderías del país operan bajo esta fórmula jurídica, que facilita la entrada en el sector a pesar de los altos precios de la tierra.
Las leyes antiinmigración limitan la entrada de trabajadores extranjeros, principalmente filipinos, a las explotaciones lácteas del país
Las leyes antiinmigración limitan la entrada de trabajadores extranjeros, principalmente filipinos, a las explotaciones lácteas del país, que se encuentran en la actualidad con dificultades de mano de obra. Los sueldos que se pagan son elevados y un empleado en una explotación cobra un salario de más de 30.000 euros al año, además de disponer habitualmente de casa. Cooperativas como Fonterra y entidades como DairyNZ prestan servicios de asesoramiento a los titulares de las explotaciones y formación a sus trabajadores.
El sistema fiscal permite a las granjas aplazar el pago de impuestos hasta 5 años, de manera que pueden compensar los diferenciales positivos obtenidos en años con buenos precios con ejercicios con pérdidas o menores beneficios, pudiendo de este modo hacer frente a la volatilidad del precio de la leche.
El precio de la tierra es alto, alrededor de 30.000 euros por hectárea, y sirve de aval a las explotaciones para conseguir créditos ventajosos
El nivel de endeudamiento de las ganaderías es elevado y la tierra es el principal activo con el que cuentan las granjas para solicitar créditos en condiciones ventajosas (a muy largo plazo) por parte de entidades bancarias como la holandesa Rabobank, presente en el país.
El cierre de granjas es mucho menor en Nueva Zelanda que en otros países productores de leche a nivel mundial. Por ejemplo, en los últimos 12 años, entre 2010 y 2022, sólo cerraron el 0,7% de las granjas neozelandesas, frente al 5,1% de la media de la UE (en España ha sido el 8,2%) o el 5,2% registrado en EEUU.
Sin ayudas públicas
No existe PAC en Nueva Zelanda. El sector agro-industrial del país no recibe en la actualidad ningún apoyo significativo del Gobierno, como ocurría hasta el año 1984, cuando la Administración neozelandesa tomó la decisión de derogar toda la legislación existente y acabar con los subsidios a la producción agroganadera del país. Hasta entonces mantenía políticas de garantía de precios mínimos y ayudas y créditos públicos baratos al sector.
El Gobierno decidió acabar con los subsidios a la producción agroganadera en 1984
Al principio, las consecuencias fueron nefastas y muchos productores perdieron sus granjas. Sin embargo, en el largo plazo promovió la eficiencia de la cadena láctea e incrementó la competitividad del sector. Por tanto, tanto los ganaderos como el sector industrial han tenido que mantener rentabilidad sin ayuda gubernamental.
DairyNZ es la organización encargada de investigación, desarrollo y extensión del sector lácteo. Se financia con una aportación que realizan todos los productores que hacen entregas de leche a la industria de 3,6 centavos de dólar neozelandés por kilo de sólidos en leche, que equivale a unos 2 euros por tonelada de leche entregada.
Viaje de ganaderos gallegos para conocer el sistema de producción de leche en base a pasto
Campo Galego acompaña hasta el próximo 16 de diciembre a un grupo de ganaderos de Galicia, Asturias e Navarra y de técnicos de distintas disciplinas (veterinarios, ingenieros agrónomos, economistas) que visitan Nueva Zelanda para conocer de primera mano su sistema de producción láctea en base a pasto.
La expedición está organizada por el asesor Xan Pouliquen y durante una semana analizará el funcionamiento de la cadena de producción y transformación del país maorí, considerada una de las mejor integradas a nivel mundial y formada por explotaciones, cooperativas lácteas y entidades de gestión y asesoramiento.
El programa incluye visitas a una docena de granjas en la isla Norte, con que trabajan con distintas razas y sistemas de manejo del ganado, así como a centros de mejora genética y a la principal organización de ganaderos del país (Federated Farms).
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