ESPMEXENGBRAIND

17 May 2025
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17 May 2025
En el último día de Todo Láctea 2025, los tambos que se orientan a manejos con bajo costo, pero no necesariamente en superficies reducidas tuvieron su espacio.
TAMBOS

Belén Lazzarini y Javier Baudracco, docentes e investigadores de la Universidad Nacional del Litoral, propusieron “Volver al pasto”, brindando los detalles y motivos por los que los tambos pastoriles sostienen de mejor forma la rentabilidad, pero también el aporte que hacen al bienestar animal.

“Los sistemas pastoriles permiten sanar el suelo, mientras se sigue generando renta, son sistemas verdes con cobertura nos permiten mantener un buen ambiente”. Del mismo modo, “permiten mantener una alta renta, sostenerla en el tiempo, brindan bienestar a los animales y son socialmente más aceptados”, explicaron.

En pasto, hay menor riesgo de mastitis, menos rengueras, los descartes y la mortandad bajan, se reducen las enfermedades infecciosas, mientras les permiten un comportamiento normal para la alimentación, entre otras ventajas, siendo esto considerado positivamente por los consumidores que entienden que los productos lácteos terminan siendo más saludables y esto se corrobora por la ciencia con mejores parámetros de ácidos grasos.

“Los desafíos que vemos están ligados a la situación climática de agua y barro, pero también el del sostenimiento del estado corporal adecuado”, explicó Lazzarini.

“Volver al pasto no es volver atrás, es estar en sistemas más vivos, que las vacas pastoreen, estén suplementadas y sean más saludables”, concluyó Baudracco.

Sumando a Nicolás Clutterbuck como socio, avanzaron hacia otros tambos en alquiler llegando en la actualidad a los 3.600 animales en producción, en 11 campos con 4.400 hectáreas, poniendo mucho énfasis en la capacitación, el aprendizaje, la visita a otros establecimientos y el objetivo claro de llegar a cinco mil vacas.

Con 30 socios hoy, 15 activamente trabajando en la empresa, se orientaron al pasto que también les permite avanzar en la recría de 200 terneros.

Sin galpones, sin patios de comida, sin collares, sin robots, sin ofrecer TMR, con poco uso de tractores, se enfocan en buenas viviendas para el personal del tambo, con buen salario, buen clima laboral, priorizan buenos callejones para las vacas, muchas bajadas en el tambo para ordeñar rápido y en menos de dos horas, mienras que consideran fundamental la fertilización para siempre tener buen pasto.

“Las vacas paridas antes de la primavera nos dan más plata y las que paren en febrero o marzo, son las que quedaron sin preñar antes”, dijo Iván sobre el sistema biestacionado de reproducción, lo cual mejora la rentabilidad y la eficiencia de la mano de obra.

La carga estimada está en 1.500 kilos de peso vivo por hectárea, 1.500 kilos de sólidos útiles por hectárea y 15 mil kilos de materia seca cosechada por hectárea, para tener una mejor lógica entre la producción y la rentabilidad.

La productividad se calcula por kilos de sólidos, siempre en base a pasto y con una tendencia a la baja en el uso de concentrados a pesar del aumento en la carga, con silos de autoconsumo.

Entonces, “¿Cuál es la vaca para el sistema de bajo costo?”. A esta respuesta la orientó Gonzalo Tuñón, asesor lechero y docente de la Universidad del Chaco Austral.

Para él, “el gran desafío de la vaca para un tambo de bajo costo es comer mucho pasto, tiene que caminar mucho, moverse”.

Una vaca chica come de 15 a 18 kilos de materia seca en el campo, como un Jeep; mientras que la vaca grande, criada en un galpón, puede ser un Fórmula 1, pero una no es mejor que la otra, sino que hay que entender a cada una según la finalidad de los sistemas en los que estén.

Hay una interacción entre el genotipo y el ambiente, por lo tanto a campo y pasto las de menor tamaño son las que mejor se adaptan a las exigencias productivas, pero también se preña más.

Hay que definir que vaca queremos, pudiendo seleccionar los aspectos genéticos que se prefieren, por lo tanto hay que emplear toda las posibilidades del “cambio genético”.

“A la vaca que queremos seguramente la tengamos en el rodeo y no sepamos cuál es”, por eso sugiere prestar atención a la hora de empezar la selección.

La vaca que hay que elegir es la que da mejor resultado en el ingreso neto, no sólo la que dá más leche o más rentabiidad cuando se vende la materia prima.

“Hay que elegir toros que provengan de vacas con la condiciones donde van a ser utilizadas esas crias” dijo Tuñón, remarcando que el alto margen en un sistema de bajo costo, con vacas sanas que se preñan bien y que dan mucha leche, que se identifica en un ránking de selección económico y que seguramente “la tienen en el tambo, identificarla es el desafío”.

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