La historia de Myka comienza con un yogur griego en un pequeño local de Atenas. Durante un viaje por tierras helénicas, Natalia Morales y Javier Esquerdo –un matrimonio mexicano apasionado por la gastronomía y con una sólida trayectoria en el sector– encontraron la inspiración que los llevaría a cambiar de vida y asentarse en Europa.
“Queríamos reunir los mejores ingredientes de aquel viaje que nos enamoró y ofrecerle al cliente un pedacito de Grecia en pleno Madrid. No es solo un yogur, es un estilo de vida”, explica Morales. Aquel viaje fue determinante. El matrimonio dejó su vida en Miami y se instaló en Madrid.
“Nos trasladamos a Miami por el trabajo de mi marido dentro de la industria del cine. Su empresa le transfirió allí para abrir salas de cine. Entre la pandemia y el proceso para conseguir la Green Card que nos permitiera residir en Estados Unidos, estuvimos más de cuatro años sin salir del país y fue Grecia el primer viaje que hicimos justo cuando se levantaron las restricciones por el Covid para viajar.
Caímos enamorados de las islas, de la cultura, de la gente”, recuerda y después de probar lo que describe como “el mejor yogur griego” que había comido en su vida, lo tuvo claro: “Le dije a Javier que teníamos que mudarnos a Europa”. Y dicho y hecho: “Tres semanas después de ese viaje ya estábamos viviendo en España y empezando a desarrollar Myka”.
“Siempre hemos querido vivir en Europa y que nuestras hijas vivieran la experiencia y compartieran nuestra pasión por este continente” y cuenta que eligieron España “por la facilidad del idioma y porque nos encanta este país”, aunque confiesa que “la realidad de los hechos es que queríamos comprar un molino en el que montar nuestro negocio en lo alto de una colina en Grecia, pero nos dimos cuenta que nadie nos iba a visitar”.
Desde julio de 2023, cuando abrió sus puertas por primera vez, las colas para probar el “auténtico yogur griego fuera de Grecia” no han dejado de crecer. El fenómeno ha sido tal que, según relatan sus fundadores, llegaron a vender 1.128 yogures helados en un solo día. Y así, en menos de dos años, lo que empezó como un proyecto personal se ha convertido en fenómeno casi global con más de 100 franquicias en 2025 en más de 13 países –desde Dubái, Estados Unidos, pasado por Portugal, Marruecos, República Dominicana y, recientemente en su país natal, México.
Pero el éxito de Myka no se mide solo en expansión, sino también en rentabilidad. En el último ejercicio, la marca alcanzó una facturación de 1,8 millones de euros, con un margen de beneficio cercano al 33% sobre las ventas, consolidando así un modelo de negocio sólido, escalable y sostenible.
El secreto de su éxito, aseguran, reside en la autenticidad del producto. “Myka no es un yogur cualquiera como el que todo el mundo conoce. Hicimos una búsqueda rigurosa para encontrar la mejor marca de yogur del mundo. No somos polvo con agua, usamos ingredientes reales. Cada día, en cada una de nuestras tiendas, mezclamos ese yogur con kéfir de cabra”, explica Morales. “Solo tenemos tres sabores: el original, con algún sabor -que cambian cada vez- y una opción vegana, que es el sorbete, pero todo es natural y de alta calidad, que es lo que nos diferencia de otras heladerías”.
Convencida de que una alimentación saludable no está reñida con el placer, la mexicana defiende con firmeza su receta y su enfoque gastronómico. Su formación en alta cocina francesa –estudió en Le Cordon Bleu de París– le ha permitido innovar constantemente en los toppings: “No utilizamos ningún ingrediente que puedas encontrar en el supermercado. Contamos con todo tipo de compotas artesanales y estamos en constante búsqueda de nuevas combinaciones”. De hecho, hay uno de los toppings que se ha llegado a viralizar en Tik Tok como es la baklava. “Nunca m imaginé horneando toneladas de baklava para satisfacer la demanda”.
No es el primer proyecto emprendedor de Morales ni el primero que triunfa. Recién graduada en París, abrió en México hasta 50 puntos de venta propios especializados en alta repostería francesa. Ahora, está completamente centrada en la expansión de Myka. Para ello, han iniciado una ronda de inversión con el objetivo de consolidar su crecimiento, tanto a nivel corporativo como en el desarrollo logístico de la marca.
La empresaria asegura que entre sus planes está abrir más tiendas propias, aunque por ahora confía plenamente en el modelo franquiciado. “Queremos que la experiencia de Myka en Madrid sea la misma en cualquier parte del mundo. Que todos nuestros clientes reciban el mismo producto”, afirma. En esa línea, adelanta con entusiasmo que “en los próximos tres meses, creo que abriremos más de 15 puntos de venta en nuevos países.”
El crecimiento ha sido tan rápido y sólido que el modelo de negocio de Myka se ha convertido en objeto de análisis en escuelas de negocio y organismos como IE o ICEX. Pero detrás de esta expansión meteórica hay una enorme dedicación: “Este trabajo ha sido durísimo. No hemos dormido ni descansado en los dos años que llevamos abiertos”, confiesa Morales.
El proyecto, además, tiene un marcado carácter familiar. “Javier es un chef frustrado, pero desde pequeño ha estado ligado a este mundo gracias a la empresa de cátering que regentaba su familia en México”, cuenta su mujer, un bagaje que ha sido clave en el éxito de la empresa. Incluso sus hijas han colaborado activamente en el diseño del espacio y del logotipo de la marca, haciendo de Myka una verdadera aventura compartida.