Sindicatos advierten sobre plantas en peligro y salarios en riesgo, exigen acción y control del FRIL.
La Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) se declaró en sesión permanente en Uruguay debido a rumores sobre el cierre de tres plantas industriales del sector, lo que incluye a Conaprole en Rivera, la planta Granja Pocha de Lactalis y la fábrica Calcar en Tarariras, cuyos trabajadores también se movilizan por posibles despidos.
En Rivera, Conaprole suspendió el funcionamiento de su planta 14 y analiza su viabilidad ante la caída del consumo de leche fresca en la región norte. El miércoles hubo una reunión clave en el Ministerio de Trabajo para explorar posibles soluciones.
Lactalis plantea reabrir Granja Pocha bajo un modelo zafral—provisional—con riesgos de reducción salarial, lo que generó rechazo y preocupación por la precarización laboral.
En Tarariras, unos 50 operarios han rescatado la planta Calcar tras su cierre, y ahora esperan el remate judicial. La FTIL insiste en que priorice mantener los empleos y que los fondos del FRIL no sean mal empleados.
Más allá de casos puntuales, la federación exige mayor transparencia en el uso del Fondo de Reconversión y presiona al gobierno para que sancione su mal empleo. La tensión se mantiene alta mientras el sector lácteo busca estabilidad laboral y seguridad financiera.