La mazamorra y la ambrosía, símbolos dulces del siglo XIX, quedaron relegados por la modernización y el cambio de hábitos.
En el siglo XIX, la mesa dulce argentina tenía otros protagonistas que hoy casi desaparecieron. Entre ellos destacaba la mazamorra, un postre de origen indígena y símbolo patrio, que se elaboraba con maíz blanco, agua, azúcar o miel, y en ocasiones con un toque de leche.
Este postre sencillo y nutritivo fue clave durante las guerras de la independencia, donde se repartía entre los soldados. Su bajo costo y su valor alimenticio lo convirtieron en un emblema popular que también trascendió a otras regiones andinas, aunque con variantes locales.
Con el paso del tiempo, la llegada de recetas europeas como el budín, el flan y las tortas, junto con la industrialización y el paladar urbano, desplazaron la mazamorra a un lugar marginal dentro de la gastronomía argentina.
Otro gran exponente de la repostería olvidada es la ambrosía, postre andaluz adoptado en el país y renombrado por Domingo Faustino Sarmiento. Preparada con almíbar, mucha yema de huevo y leche, se reservaba para ocasiones especiales y era un símbolo de refinamiento en la Buenos Aires decimonónica.
Hoy, ambos postres luchan contra el olvido, desafiados por nuevas tendencias de consumo y la escasa transmisión generacional de las recetas, aunque su historia y valor cultural podrían inspirar una revalorización en el futuro.
Fuente: Diario Uno – Los postres que mandaron en el siglo XIX argentino y la nueva cultura los hizo perder en el tiempo (diariouno.com.ar)