La falta de infraestructura y la presión de las importaciones ahogan a miles de productores en la Costa Caribe colombiana.
En las sabanas de Sucre, Córdoba y Bolívar, pequeños y medianos ganaderos producen leche de forma informal, pero carecen de centros de acopio y transporte industrial. En consecuencia, millones de litros no son contabilizados por entidades oficiales como Analac.
En ocho municipios controlados por Asoganorte se estima una producción diaria cercana a 250.000 l, solo una fracción del total generado en estas regiones. En ausencia de procesadoras, la leche se transforma artesanalmente en quesos, cuyo precio se define según las dinámicas urbanas, como la de Medellín.
Los tratados de libre comercio permiten la entrada masiva de leche en polvo subsidiada de Estados Unidos y la UE, creando una competencia desleal. Los productores locales solo reciben unos $1.000–1.300 COP por litro, mientras los consumidores pagan hasta $5.000 por leche importada.
A esto se añade una campaña de desinformación que promueve bebidas vegetales como alternativa “más saludable”, lo que golpea aún más el consumo de leche entera. Al mismo tiempo, la demanda se concentra en leche UHT procesada por grandes industrias, marginando al productor tradicional.
La lejanía de los grandes centros urbanos, la falta de inversión en infraestructura, genética y tecnificación, deja a la mayor parte de la producción en la informalidad. Cada año, más de 3.500 millones de litros circulan fuera del sistema, con impactos negativos para el empleo rural, el patrimonio ganadero y la seguridad alimentaria de Colombia,
Fuente: CONtexto Ganadero – ¿Por qué miles de litros de leche en la Costa Caribe no cuentan para nadie?