ESPMEXENGBRAIND

12 Jul 2025
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Los datos muestran que las importaciones de leche en polvo cumplen un rol estratégico y no son las responsables de la crisis en la cadena láctea brasileña.
La otra campana las importaciones de leche en polvo no son las villanas de la cadena láctea brasileña

La reciente repercusión de las denuncias de la Confederación de Agricultura y Ganadería de Brasil (CNA) sobre un supuesto dumping en las exportaciones de leche en polvo desde Argentina y Uruguay exige un debate técnico, objetivo y libre de simplificaciones peligrosas.

Hasta el momento, no hay evidencia consistente que demuestre que estas importaciones sean las responsables directas de una supuesta crisis en la lechería brasileña —sea coyuntural o estructural—. Por el contrario, los datos disponibles muestran que cumplen un rol complementario y estratégico en un mercado caracterizado por una fuerte estacionalidad y por desafíos logísticos y productivos internos.

En 2023, las importaciones de leche en polvo procedentes de Argentina y Uruguay representaron aproximadamente el 4,4 % del volumen total de leche producido en Brasil, según datos del ComexStat y de la producción nacional informada por la PPM/IBGE. Un porcentaje claramente insuficiente para definir precios o ejercer cualquier poder relevante en el mercado. Históricamente, estas compras externas son puntuales, concentradas en períodos de entrezafra o ante desafíos de oferta, funcionando como válvula de seguridad para evitar el desabastecimiento de la industria aguas abajo —responsable de productos como chocolates, galletitas y derivados— y, en consecuencia, para mantener precios estables al consumidor final.

Cabe recordar que la caída de la producción brasileña en 2022 precedió al aumento de las importaciones y parece deberse, principalmente, a factores climáticos adversos —como sequías severas en el sur del país—, además de un shock generalizado en los costos de producción, con subas significativas en electricidad e insumos como raciones y fertilizantes, fuertemente impactados por el conflicto entre Rusia y Ucrania. Estos factores son ajenos al flujo comercial entre Brasil y sus socios del MERCOSUR. Las importaciones crecieron como respuesta del mercado a la reducción de la oferta interna. En lugar de perjudicar al productor brasileño, ayudaron a mantener el abastecimiento y a evitar oscilaciones más agudas de precios para el consumidor.

Otro punto que suele ignorarse es que el precio promedio pagado al productor brasileño en 2023 fue uno de los más altos de América Latina, incluso por encima de los valores registrados en Argentina y Uruguay. Esta realidad desmiente la hipótesis de que la entrada de leche en polvo importada haya deprimido el precio recibido por el productor nacional. El mercado interno se mantuvo valorizado incluso con el incremento de las importaciones, y los márgenes de los productores mostraron una fuerte recuperación a partir del segundo semestre de 2024, según datos del ICPLeite – EMBRAPA.

Además, es importante destacar la naturaleza del producto importado. La leche en polvo no sustituye a la leche fluida destinada al consumo fresco. Su uso es predominantemente industrial, ya sea en formulaciones específicas o como insumo en la elaboración de chocolates y derivados lácteos. La sustituibilidad entre la leche fluida nacional y la leche en polvo importada es baja (cuando no inexistente), siendo ambos componentes complementarios en una cadena productiva compleja y diversificada.

Culpar a las importaciones por una supuesta crisis del sector lácteo en Brasil es desconocer las verdaderas causas estructurales que limitan su competitividad. En su Anuario del Leche 2024, EMBRAPA enumera diez desafíos para el desarrollo del sector en Brasil —y ninguno está relacionado con las importaciones—: fragmentación productiva con muchos pequeños productores de baja escala, baja eficiencia media en los establecimientos, escasa productividad de los factores, calidad media deficiente de la leche, fragmentación en la recolección e industrialización, altos costos de transporte, falta de información organizada y de bases de datos, distorsiones regulatorias y fiscales, visión de corto plazo y escaso nivel de inversión en automatización. Estos son los verdaderos cuellos de botella que comprometen el desempeño de la cadena láctea brasileña, y no el comercio internacional legítimo.

También es clave reconocer que Brasil es estructuralmente deficitario en productos lácteos y depende de las importaciones para completar su matriz de abastecimiento, sobre todo en períodos críticos. Imponer barreras comerciales sobre la base de alegaciones débiles no solo perjudica a socios tradicionales y estratégicos como Argentina, sino que también encarece los productos para el consumidor final y reduce la competitividad de la industria nacional transformadora.

En lugar de convertir a los socios comerciales en adversarios o fomentar narrativas de corto plazo que desvían el foco de los verdaderos desafíos estructurales del sector, el debate público debería centrarse en soluciones de largo plazo y en instrumentos eficaces: políticas de estímulo a la escala y la productividad, apoyo a la agregación de valor y la trazabilidad, inversiones en innovación, cooperativismo e infraestructura.

Las importaciones de leche en polvo no son las villanas de la cadena láctea brasileña. En momentos críticos, fueron aliadas silenciosas que ayudaron a sostener el equilibrio del mercado. Demonizarlas es retroceder en el objetivo común de consolidar una política agrícola moderna, eficiente y justa para todo el Mercosur.

Por Ricardo Barnabé y Roberto Kanitz, socios de UNO Trade y representantes legales de los principales productores/exportadores argentinos en la investigación antidumping promovida por la CNA

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