La gigante uruguaya desata conflicto laboral al priorizar competitividad y sacrificar empleos.
El sector lácteo internacional observa con atención la paradójica decisión de CONAPROLE, la principal cooperativa láctea de Uruguay, que ha anunciado el cierre de su planta en Rivera, departamento fronterizo con Brasil. Esta medida, justificada por la búsqueda de una mayor competitividad frente a la leche brasileña, ha generado un fuerte conflicto gremial. La propuesta de la empresa a sus trabajadores, de reubicarlos a 400 kilómetros de sus hogares para mantener sus puestos, ha sido calificada de “lamentable e irresponsable” por los sindicatos.
La Asociación Obrera y Empleados de CONAPROLE (AOEC) y la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) han rechazado categóricamente la decisión, denunciando la falta de voluntad de la cooperativa para negociar en una mesa tripartita con el gobierno. A pesar de la disposición de los Ministerios de Ganadería, Trabajo e Industria de Uruguay para que la planta de Rivera permanezca operativa, CONAPROLE ha mantenido su postura inflexible, lo que evidencia una profunda desconexión entre la cúpula empresarial y las necesidades de sus colaboradores.
Enrique Méndez, presidente de la FTIL, destacó que la intransigencia de CONAPROLE a dialogar simultáneamente con las autoridades y los sindicatos es preocupante. La FTIL insiste en que el diálogo es el único camino para encontrar soluciones viables que eviten el cierre de la planta y mitiguen el impacto social. Esta situación pone en jaque la estabilidad laboral de una región ya golpeada por altas tasas de informalidad y desempleo, lo que agravaría aún más la crisis económica local.
CONAPROLE, fundada en 1936, es un actor dominante en el mercado lácteo uruguayo, manejando más del 70% del negocio y exportando a 60 países, con destinos clave como Brasil, China y Argelia. Con un portafolio de más de 300 productos y ocho plantas procesadoras, la cooperativa alcanzó un récord de facturación de más de 1.000 millones de dólares en 2023. Sus márgenes de rentabilidad estables, en torno al 11%, hacen que la decisión de cerrar una planta “rentable” para aumentar la competitividad sea especialmente controvertida para el sector.
Los sindicatos están escalando sus medidas de fuerza, planificando una movilización nacional el 30 de julio y asambleas decisivas los días 21 y 24 de julio para evaluar posibles acciones futuras. El caso de CONAPROLE resalta la tensión entre la búsqueda de eficiencia empresarial y la responsabilidad social corporativa en un sector vital como el lácteo, generando un precedente que será seguido de cerca por productores e industriales a nivel global.
Fuente: Noticias Argentinas