Exploramos cómo el queso, más allá de deleitar el paladar, evoluciona en sus propiedades y beneficios, adaptándose a las nuevas tendencias del consumo.
El queso, ese pilar de la gastronomía mundial, es mucho más que un simple producto lácteo. Es un alimento en constante evolución, cuyas propiedades, más allá de sus variados sabores y texturas, están siendo revalorizadas y transformadas por la ciencia y las nuevas tendencias de consumo. Lejos de ser estático, el queso se adapta, ofreciendo cada vez más beneficios y opciones para los consumidores, un desafío y una oportunidad para toda la industria láctea.
La percepción del queso ha evolucionado de un mero placer culinario a un componente valioso en una dieta equilibrada. Avances en la investigación nutricional y la biotecnología láctea están permitiendo entender mejor cómo las diferentes variedades, procesos de elaboración y maduración impactan en su perfil de nutrientes y en la presencia de compuestos bioactivos. Esto abre nuevas vías para el desarrollo de quesos funcionales y con características específicas para la salud.
Para los productores lecheros y las industrias queseras, esta evolución implica la necesidad de innovar y diversificar su oferta. La demanda de quesos con menor contenido de sodio, sin lactosa, o enriquecidos con probióticos y otros nutrientes está creciendo. Esto impulsa a las empresas a investigar y adaptar sus procesos productivos, asegurando que el queso no solo sea delicioso, sino también responda a las expectativas de un consumidor cada vez más consciente de su bienestar.
El rol del queso en la cocina moderna también se está transformando. Ya no es solo un ingrediente, sino un protagonista que inspira nuevas creaciones y maridajes. La versatilidad de las variedades de queso permite su inclusión en dietas variadas y cocinas de todo el mundo, desde aperitivos hasta platos principales y postres. Su capacidad para realzar sabores lo convierte en un favorito tanto de chefs como de consumidores hogareños.
En definitiva, el queso se encuentra en un fascinante proceso de transformación. Su evolución va más allá del gusto, abarcando su composición nutricional y su papel en la salud y la gastronomía. Para la industria láctea, este es un llamado a la innovación y la adaptación, asegurando que este alimento milenario continúe siendo relevante, saludable y atractivo para las generaciones futuras en un mercado lácteo dinámico y competitivo.
Fuente: Cope