La federación de ganaderos de Colombia destaca que, a pesar de los logros en exportación, la volatilidad económica amenaza la sostenibilidad del sector a largo plazo.
La ganadería colombiana, que incluye tanto la producción láctea como la cárnica, se encuentra en un punto crucial. Según un reciente pronunciamiento de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), el notable crecimiento que han experimentado las exportaciones del sector en los últimos años corre un grave riesgo si no se implementan medidas para garantizar la estabilidad económica en el país. El mensaje es claro: sin un entorno predecible y favorable, el impulso exportador del sector podría perder fuerza, afectando la competitividad a largo plazo.
Fedegán subraya que la volatilidad de la economía colombiana se manifiesta en varios frentes que impactan directamente en la cadena de valor ganadera. La inestabilidad de la tasa de cambio, la alta inflación y las fluctuaciones en las tasas de interés no solo aumentan los costos de producción para los ganaderos, sino que también dificultan la planificación de inversiones en infraestructura, tecnología y genética. Esta incertidumbre financiera se convierte en un obstáculo para mantener la calidad y el volumen necesarios para competir en los exigentes mercados internacionales.
En su llamado, Fedegán no solo identifica el problema, sino que también insta al gobierno a actuar con políticas claras y sostenidas. La federación aboga por un marco macroeconómico que favorezca la inversión, controle la inflación y proporcione herramientas de financiamiento accesibles para los productores. Estas medidas son vistas como indispensables para consolidar los logros alcanzados y para que el sector pueda continuar expandiendo su presencia en nuevos mercados globales.
La falta de estabilidad económica no solo pone en jaque las exportaciones, sino que afecta a toda la producción láctea y cárnica. Un escenario volátil desincentiva la modernización de los sistemas productivos y el mejoramiento genético de los rebaños, dos factores vitales para incrementar la eficiencia y la rentabilidad del sector. En última instancia, la incertidumbre se traslada a los ganaderos en los campos, que ven amenazada la viabilidad de sus negocios.
En conclusión, el crecimiento del sector agropecuario colombiano es una realidad que ha abierto puertas en el mercado global. No obstante, para que este avance sea sostenible, es fundamental crear un entorno económico que le permita florecer. La advertencia de Fedegán es una llamada de atención para que tanto el sector público como el privado trabajen juntos en la construcción de una base sólida que garantice que el potencial exportador de Colombia se convierta en un éxito duradero.
Fuente: Contexto Ganadero