La cooperativa rosarina COTAR ha implementado un drástico recorte en el precio de su leche para reactivar las ventas, una medida que evidencia el fuerte retroceso del consumo en el mercado local y la presión de la competencia.
Una noticia ha sacudido el mercado minorista de lácteos en Argentina: la cooperativa rosarina COTAR ha decidido reducir el precio de su leche en un 20%. Esta medida, que llama la atención en un contexto de inflación generalizada, es una respuesta directa a la preocupante caída en el consumo de productos esenciales. Para la compañía, la drástica reducción de precios es una estrategia necesaria para reactivar las ventas y competir con marcas que ya ofrecen valores muy bajos, intentando reconectar con un consumidor que ha perdido poder adquisitivo.
El presidente de la cooperativa, Víctor Morbidoni, ha sido claro en sus declaraciones: la decisión es una consecuencia directa de la “brutal caída del consumo”. En un mercado donde la gente tiene menos dinero para gastar, la elasticidad del precio se convierte en un factor crítico. COTAR optó por un ajuste significativo para hacer su producto más accesible, con la esperanza de que el volumen de ventas compense la baja en los márgenes de ganancia unitarios.
La movida de COTAR refleja una tendencia más amplia que afecta a la industria láctea argentina. Aunque los productores y las procesadoras enfrentan costos de producción que no paran de subir, la debilidad de la demanda a nivel de góndola los obliga a reconsiderar sus estrategias. El bajo consumo se ha convertido en una variable tan crítica como la inflación o la subida de los insumos, generando un escenario de alta complejidad donde las empresas deben elegir entre rentabilidad y volumen de ventas.
Esta acción de COTAR podría tener un efecto dominó en el mercado. Es probable que otros jugadores de la industria láctea se vean forzados a seguir el mismo camino para no perder competitividad en las góndolas. Si esto sucede, se podría generar una “guerra de precios” que, aunque beneficiosa para los consumidores a corto plazo, pondría una presión insostenible sobre toda la cadena de valor, impactando negativamente en la ya ajustada rentabilidad de los tambos y las empresas procesadoras.
En conclusión, el anuncio de COTAR es más que una simple rebaja de precios; es un termómetro de la difícil situación económica que vive Argentina. La industria láctea se encuentra en un punto crítico, atrapada entre altos costos de producción y un consumo retraído que la obliga a bajar los precios. La medida de la cooperativa es un claro indicio de la desesperación por reactivar el mercado y un presagio de los desafíos que el sector seguirá enfrentando en el corto y mediano plazo.
Fuente: Conclusión.com.ar