La producción de leche en Bolivia ha caído de 350.000 a 230.000 litros diarios debido al cierre de 120 lecherías, una situación que el sector atribuye a la falta de diésel y a la excesiva regulación gubernamental.
El sector lácteo de Bolivia se encuentra en una profunda crisis. Fedeple, la Federación Departamental de Productores de Leche, ha denunciado el cierre de al menos 120 lecherías en los últimos años, lo que ha provocado un colapso en la producción nacional. Según cifras alarmantes, el volumen de leche ha caído de 350.000 a 230.000 litros diarios.
El presidente de Fedeple, Juan Manuel Rojas, atribuye la crisis a un conjunto de factores que han desincentivado la producción. La escasez de diésel ha sido una de las principales causas, ya que afecta directamente al transporte de insumos cruciales, como la harina de soya, necesaria para la elaboración de alimento balanceado. Esta situación ha puesto a la industria al borde del colapso.
Además de los problemas logísticos, el sector ha enfrentado desafíos económicos. El establecimiento de bandas de precios y la excesiva regulación gubernamental a lo largo de los últimos 18 años han hecho que la actividad sea menos rentable para los productores. Esta falta de condiciones favorables ha empujado a muchos a cerrar sus puertas, lo que se refleja en la drástica caída de la producción.
Las consecuencias de esta crisis van más allá del mercado interno. Las exportaciones de lácteos bolivianos también han sufrido un golpe severo, desplomándose de 95.000 litros diarios a un rango de 10.000 a 15.000 litros. La situación es tan crítica que, según Rojas, la planta de alimento balanceado que suministra el 78% de la leche a la industria nacional podría detener sus operaciones en los próximos días si no se resuelve el problema del diésel.
En conclusión, la crisis del sector lácteo en Bolivia es un claro ejemplo de cómo la falta de apoyo gubernamental y los problemas de infraestructura pueden amenazar la viabilidad de una industria.
Fuente: El Día