Producción en alza en Nueva Zelanda, EE. UU. y Europa
En Estados Unidos, la producción de julio creció 3,4% interanual, el mayor incremento desde 2021. En Nueva Zelanda, la nueva temporada 2025/26 comenzó con registros récord y, con condiciones climáticas favorables y buenos flujos de caja, se anticipa un robusto flush primaveral que podría añadir más presión de oferta a los mercados internacionales.
En la Unión Europea y Oceanía, los precios de la leche en tranquera se mantienen en niveles cercanos a récord, mientras que el costo de los alimentos balanceados se espera favorable hacia 2026, lo que refuerza el potencial de mayores volúmenes.
El desafío: sostener el pago de US$ 10/kg MS
Rabobank sostiene que, pese al repunte productivo, los productores neozelandeses aún podrían alcanzar un pago de US$ 10/kg de sólidos de leche (MS) esta temporada. Sin embargo, el banco advierte que esto exigirá un delicado equilibrio entre el crecimiento de la oferta y la recuperación de la demanda.
La analista senior de RaboResearch, Emma Higgins, subrayó que “si bien US$ 10/kg MS es todavía posible, dependerá de cómo se acomode el mercado frente a la presión de la producción y la respuesta de la demanda internacional”.
Costos, ingresos y señales mixtas en la demanda
Los ingresos de los productores se mantienen sólidos, con Fonterra ajustando su proyección a US$ 10,15/kg MS, y con el soporte adicional de los altos precios de la carne vacuna. El sacrificio de terneros cayó un 14,5% interanual, lo que podría implicar hasta 110.000 animales más criados.
Aun así, Rabobank advierte que la demanda enfrenta vientos en contra:
- China continúa con un consumo débil.
- En Sudeste Asiático, las señales de recuperación son mixtas.
- En Estados Unidos, la incertidumbre laboral y el impacto de los aranceles afectan el ánimo de los consumidores.
Una nueva era de volatilidad
La entidad concluye que, aunque la rentabilidad mejora por precios firmes y costos controlados, la dinámica global de oferta y demanda coloca al mercado lechero en un escenario de mayor volatilidad, donde los ajustes dependerán tanto de la resiliencia productiva como del comportamiento del consumo.