En los últimos días, las intendencias de Canelones y Maldonado emitieron alertas sobre varias marcas que comercializan quesos rallados adulterados, recomendando a los consumidores no consumir esos productos debido a los altos niveles de almidón detectados.
La noticia provocó profunda preocupación en el sector lácteo legalizado. Para los productores habilitados, este tipo de prácticas representa un riesgo para la salud, una competencia desleal y un golpe a la imagen de la industria nacional.
“Son productos que tienen una composición a base de almidón, de gomas, de esencias, de colorantes … y se venden a precios irrisorios”, denunció Pablo Würth, quien agregó que muchas de esas sustancias pueden estar permitidas en pequeñas proporciones, pero “cuando no estás siendo controlado … se pierde el control sobre la cantidad de productos químicos” usados.
Para Würth y otros productores, la situación exige mayores controles oficiales y sanciones ejemplares. Lo que comenzó como una alerta local tiene el potencial de sentar precedentes para fortalecer la vigilancia en toda la cadena quesera del país.