Un antiguo comentarista de fútbol, tal vez de los que mejor veían los partidos mientras se jugaban, tenía patentada una frase que se puede aplicar para la vida: “Algo tiene que cambiar para que las cosas cambien”. Lo obvio suele ser lo menos frecuente, el de SanCor es un claro ejemplo.
Hace 8 años SanCor ideó un plan para sobrevivir a una crisis que se venía gestando 11 años antes, la idea era clara y concreta, reducir personal y desprenderse de activos, de esa forma conseguir cierto saneamiento en las deudas, obtener dinero fresco y así lograr recuperar algo del abastecimiento de leche para poner a operar las plantas con un nivel de producción sostenible. Todos sabemos cómo terminó.
Hoy la situación es terminal, casi sin materia prima propia, sobreviviendo en agonía, produciendo para terceros y con una deuda que se agranda día a día las autoridades insisten en que la única salida es seguir el “Plan SanCor”. No falló el remedio, al parecer fue la dosis.
Esta semana los dirigentes de la Cooperativa explicarán los detalles de su propuesta ante el juzgado, contarán cómo planean deshacerse de 300 empleados, qué activos venderían, con que empresas están hablando para sostener la producción, como piensan pagar una deuda a estas alturas inviable, pero, sobre todo, como ahora va a funcionar lo que antes no funcionó.
El juez los escuchará mientras en su despacho se seguirán acumulando los pedidos de quiebra de empleados y ex que nunca cobraron sus indemnizaciones, se estima que esos pedidos llegarán a los 60 millones de dólares, suena mucho más de lo que SanCor puede imaginar juntar, aun vendiendo activos, algo imposible en medio de un concurso, pero que es una parte minúscula de la deuda total que la empresa mantiene con diferentes acreedores.
Pero eso sí, el Plan del Plan no se toca, es el camino elegido por las autoridades de SanCor, que aseguran, esta vez sí va a funcionar.