ESPMEXENGBRAIND

13 Oct 2025
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13 Oct 2025
El boom de la leche en polvo infantil para China impulsó a Askeaton, hasta que la caída de la natalidad cambió el rumbo.
Una fábrica irlandesa prosperó con los bebés chinos, pero Nestlé la cerró
Tim Hanley en su granja lechera en el oeste de Irlanda, cerca de una fábrica de Nestlé a la que proveía leche para fórmulas infantiles vendidas en China

Durante años, el pequeño pueblo de Askeaton, en el suroeste de Irlanda, fue sinónimo de prosperidad gracias a la leche en polvo para bebés chinos. Allí, una moderna planta de Nestlé empleaba a más de 500 personas y se convirtió en símbolo del auge exportador irlandés. El “baby boom” de China había transformado la economía local.

Pero en 2023 llegó el anuncio que nadie esperaba: la multinacional cerraría la planta, argumentando la drástica caída de la natalidad china, que pasó de 18 millones de nacimientos en 2016 a solo 9 millones en 2023. Con menos bebés, la demanda de fórmula se desplomó.

La noticia cayó como un mazazo. “Era como si la luz del sol se hubiera esfumado”, recordó Carmel Ryan, historiadora local cuyo marido trabajó más de tres décadas en la fábrica. En Askeaton, casi todos tenían un vínculo con la planta, que además de generar empleo había definido la identidad del pueblo.

La decisión encendió sospechas. Muchos creen que el cierre tuvo menos que ver con la demografía y más con una estrategia de traslado industrial hacia China. “Venían auditores chinos todos los años, observaban hasta el más mínimo detalle”, contó Jimmy O’Donoghue, que trabajó allí tres décadas. Poco después del cierre, Nestlé anunció la instalación de una nueva planta en Suzhou, al este de China, para producir la misma leche de fórmula.

Para los vecinos, el golpe fue doble: económico y simbólico. “Todos nuestros huevos estaban en la misma canasta”, lamentó Oliver Scanlon, exoperario. “China era la joya de la corona, hasta que decidió fabricar todo por su cuenta”.

La fábrica, valuada en 22 millones de euros, permanece en venta. Nestlé asegura que brindó asistencia a los trabajadores despedidos y que China “sigue siendo el mercado más grande del mundo por número de recién nacidos”. Pero en Askeaton el recuerdo del auge —y de la caída— persiste como advertencia de los riesgos de depender de un único destino.

El caso refleja un giro estructural en la lechería global: el eje de la demanda y la producción se traslada hacia Asia, donde grandes corporaciones concentran cada vez más capacidad industrial para abastecer a sus propios mercados.

Fuente: The New York Times — “Una fábrica irlandesa prosperó con los bebés chinos. Entonces Nestlé la cerró”

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