En una pequeña colonia del norte santafesino, La Rinconada, comenzó una historia que hoy es orgullo de la lechería argentina. En los años ’30, Cipriano García Sainz y Hortensia de Simón, inmigrantes de La Rioja (España), levantaron un tambo con sus propias manos y empezaron a elaborar quesos artesanales con la leche de su rodeo.
Lo que nació como un emprendimiento familiar terminó convirtiéndose en una industria modelo de alcance internacional. Sus hijos Florencio, Vicente y Pedro fueron quienes, en los años ’70, industrializaron el negocio y dieron origen a una marca que hoy todos reconocen: Tregar, acrónimo de “Tres García”.
Crecimiento y expansión
Desde su planta principal en Gobernador Crespo, de más de 95.000 m², Tregar procesa cada año más de 250 millones de litros de leche que llegan de más de 300 productores santafesinos.
Su segunda planta, en Calchaquí, completa una estructura industrial que combina tecnología, trazabilidad y compromiso con la calidad.
Con una amplia gama de productos —quesos, yogures, dulce de leche, untables, cremas y su tradicional arroz con leche—, Tregar exporta cerca del 30 % de su producción a mercados de Asia, África y Medio Oriente.
Un modelo argentino de trabajo y arraigo
Más que una marca, Tregar es una historia de familia, esfuerzo y pertenencia.
La empresa mantiene sus raíces en la comunidad que la vio crecer, generando cientos de empleos y fortaleciendo el vínculo con los productores locales.
“Al trabajo hay que ponerle sueños”, decía Pedro García, uno de los fundadores. Esa frase, que aún resuena en Gobernador Crespo, define el ADN de la compañía: una industria moderna sin perder la identidad del campo.
Hoy, bajo la conducción de Rodrigo Alzueta y con la familia García aún al frente de las decisiones estratégicas, Tregar sigue demostrando que la innovación puede tener apellido familiar.
Del tambo al mundo
Tregar es una de las pocas empresas argentinas que lograron mantener capital nacional, escala industrial y proyección internacional.
Su crecimiento constante, la incorporación de tecnología y el respeto por la calidad la posicionan como una de las industrias lácteas más sólidas y admiradas de Sudamérica.
Desde un pequeño tambo hasta una planta modelo que abastece mercados globales, la historia de Tregar resume lo mejor del ADN lácteo argentino: trabajo, familia e innovación.
Fuentes: De Frente al Campo, Revista Más Industrias, El Cronista, eDairy News,, Aires del Interior.