En la provincia de Buenos Aires, productores lecheros enfrentan una profunda crisis hídrica que arrastra desde marzo y que se ha visto agravada por las recientes inundaciones. Andrea Passerini, productora de tambo, afirmó que “ninguna de las tres instancias del Estado —municipal, provincial y nacional— hizo lo que debía hacer”.
Según Passerini, la acumulación de agua, el barro y el deterioro de los caminos se combinan con la ausencia de políticas y obras clave —como el retrasado Plan Maestro del Río Salado— para debilitar la estructura del sector. “En el tambo no podemos parar un solo día en el año… Cuando el Estado está ausente, uno tiene que asumir todo”, relató.
Los productores se han visto obligados a tomar medidas propias: algunos contrataron motoniveladoras, compraron piedra y repararon caminos internos para garantizar el ingreso de insumos y la salida de la leche. “Compramos 500 toneladas de piedra para mejorar los caminos… sin esta ayuda, la supervivencia de los productores está comprometida”, explicó.
La falta de apoyo estatal también se hace sentir en la financiación: los tamberos requieren créditos con tasas razonables para afrontar los daños y asegurar su continuidad. “Necesitamos asistencia financiera con tasas de interés razonables… Sin esto no podemos sostener el negocio”, advirtió Passerini.






