El nuevo mapa del consumo: caen los supermercados y crecen los comercios de barrio
El consumo argentino atraviesa una transformación profunda: los grandes supermercados pierden participación, mientras los comercios de barrio y autoservicios chinos ganan terreno. La tendencia se consolidó durante los últimos meses y está redefiniendo dónde, cómo y cuánto compran los hogares.
Según los últimos relevamientos privados, las ventas en supermercados y grandes cadenas continúan en baja, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo, el aumento de precios y cambios en los hábitos del consumidor. En paralelo, los autoservicios de cercanía muestran un crecimiento sostenido y se posicionan como la opción preferida en un contexto donde cada compra se revisa al detalle.
Precio, cercanía y compra chica
Los especialistas explican que tres factores impulsan el avance de los comercios de barrio:
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Cercanía y rapidez: las compras se fragmentaron. Hoy se gasta menos por ticket, pero se va más seguido.
Ahorro inmediato: los consumidores priorizan precios por unidad y promociones puntuales.
Menor traslado: con ingresos ajustados, cada viaje cuenta; la compra “a pie” vuelve a imponerse.
Esta combinación hace que miles de familias opten por su autoservicio más cercano para reponer lo básico, en lugar de grandes supermercados que requieren mayor tiempo, distancias y gasto total.
El impacto en las grandes cadenas
Las grandes superficies registran una caída sostenida en ventas reales y un retroceso en participación de mercado. Aunque siguen siendo relevantes para compras más grandes u ocasionales —sobre todo en artículos de limpieza, cuidado personal o productos no perecederos—, perdieron protagonismo en el consumo cotidiano.
Las promociones masivas y los programas de fidelización ya no alcanzan para retener a un consumidor que compara cada precio y que cambió radicalmente la manera de llenar la bolsa.
Un mercado que se fragmenta
Los analistas coinciden en que se está configurando un mercado más atomizado, donde conviven:
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autoservicios y chinos en expansión,
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almacenes tradicionales que recuperan clientela,
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supermercados golpeados por menores ventas,
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y compras digitales que crecen, pero aún con límites en consumo masivo.
El deterioro del ingreso real también empuja a los consumidores a migrar hacia marcas más económicas o segundas líneas.
El fenómeno se acelera
Las últimas mediciones muestran que, frente a un consumo general retraído, la ventaja relativa de los comercios de barrio se amplía. Los hogares compran menos, más cerca, y con mayor control del gasto. Y mientras las grandes cadenas ajustan estrategias, el canal de cercanía se fortalece como el espacio donde hoy se juega buena parte del consumo argentino.
Fuente: La Nación






