La crisis del sector lácteo español ingresó en una fase crítica que pone en duda la continuidad de miles de explotaciones y la capacidad del país para abastecerse de un alimento básico. El deterioro del tejido productor avanza con rapidez y ya muestra una consecuencia concreta: España se prepara para cubrir parte de su consumo con leche importada desde Marruecos.
El epicentro del problema es Galicia, histórica columna vertebral de la producción láctea española. En apenas diez años, la comunidad perdió cerca de la mitad de sus granjas, reflejo del colapso de un modelo basado en explotaciones familiares que hoy enfrentan una presión económica creciente. Lo que durante décadas fue el motor lácteo del país atraviesa ahora un proceso de vaciamiento sin precedentes.
Productores y cooperativas coinciden en que la situación es el resultado de una combinación de factores. El fuerte encarecimiento de los piensos, la energía y los fertilizantes se sumó a precios de la leche condicionados por la gran distribución, erosionando al extremo la rentabilidad. A esto se agregan la falta de relevo generacional y la ausencia de políticas públicas efectivas que permitan sostener a las pequeñas y medianas explotaciones en un mercado cada vez más concentrado.
En este contexto, la posibilidad de recurrir a importaciones encendió el malestar en el campo. Las organizaciones agrarias cuestionan que, en lugar de reforzar la producción nacional, se abra la puerta a leche procedente de terceros países, donde los costos productivos son más bajos y las exigencias sanitarias, laborales y ambientales no siempre se equiparan a las que rigen dentro de la Unión Europea.
Desde el sector advierten que esta estrategia no sería coyuntural, sino que podría marcar un punto de inflexión estructural. Convertir a España en un importador permanente de leche implicaría, según los productores, renunciar a décadas de capacidad productiva y asumir una mayor dependencia externa en un rubro clave para la soberanía alimentaria.
Mientras continúan cerrando explotaciones en Galicia y el medio rural pierde población y actividad económica, Marruecos emerge como uno de los potenciales proveedores de un producto esencial para millones de hogares españoles. Para el sector lácteo, este escenario expone las falencias de la política agraria actual y anticipa un cambio profundo en el origen de uno de los pilares de la canasta básica.
Fuente: Gaceta






