Un gremio no debe invitar a marchar para que sus asociados dejen de producir. Eso va en contra de formular soluciones y propuestas con sentido institucional. Pero miremos primero las cuentas del “desacuerdo”.
Fedegán afirma con base en una encuesta hecha por el Dane a 2.300 lecheros que la producción ha aumentado un 8 %. Por otro lado, la Asociación Nacional de Productores de Leche (Analac) aceptó que la producción de leche había disminuido un 8 %; en eso, por lo visto, están de acuerdo este último gremio y los industriales. La cifra es proveída por la Unidad de Seguimiento de Precios (USP) del Ministerio de Agricultura, que no es una encuesta, sino un censo de compras diarias al que reporta toda la industria formal con 400 actores registrados.
¿Qué sucede? Aparentemente el paro hizo que miles de campesinos secaran sus vacas (no dieran más leche) por la falta de la posibilidad de recogerla. Adicionalmente, las protestas impidieron el acceso a concentrados animales que, con la disrupción de las cadenas internacionales, subieron enormemente sus costos.
Ahora, la USP refleja un aumento en el precio del 23 % por las razones expuestas arriba: el litro de leche en finca pasó de $1.220 en enero a $1.500 en noviembre. Si la industria formal auditada reporta estos números pagados a los ganaderos, algo está indicando el mercado.
La cifra de importaciones por parte de la industria procesadora de leche equivale a 28.000 toneladas (36 por ciento de las importaciones totales, 11 días de producción a un precio superior a los $2.000 según el promedio de las cotizaciones internacionales de Fonterra). No pareciera, por estos números, que se esté importando para sustituir la leche nacional.
Con esos precios al ganadero, la leche es oro blanco, a pesar de los negros augurios que supone Fedegán, y contrario también a la buena perspectiva que da Analac.
Los primeros interesados en que los industriales hagan su trabajo son los ganaderos. Se trata de construir esa espiral ascendente donde se compre más y se aumente la producción por hectárea, permitiéndonos llegar a la propuesta de “Colombia autosuficiente en leche”, proyecto en el que hemos trabajado durante 10 años y continuaremos haciéndolo.
¿Que Demogán está con los industriales? Una y otra vez hemos manifestado que la política de enfrentarnos con quien nos compra no es solución. Nuestra propuesta es que sumemos para tener productores rentables con industrias que ganen dinero. Eso es lógico y nada innovador, pues seguir enfrentados no le sirve a ninguna de las partes.
Nos dicen que no hay confianza entre industriales y productores. La respuesta es sencilla: construyamos optimismo en el negocio de la leche de manera conjunta. No creemos que tenga sentido alimentar la desunión.
Viendo épocas de oportunidad única no solo para la ganadería, sino para el país, insistimos en que fortalecer las partes fortalece el todo.
Por último, leímos las excelentes reflexiones del presidente de Coolechera y las respuestas de Fedegán. Una y otra vez hemos invitado a Fedegán, al Gobierno y a los diferentes actores de la ganadería a concertar. Así mismo lo propone Coolechera. Estamos listos.