Javier de la Peña es el vicepresidente de la cooperativa Asociación Unión Tamberos (AUT), ex dueña de la firma Milkaut desde 1936 y hasta 2011, cuando la vendió al grupo francés Bongrain.

Como dirigente de una cooperativa formada por pequeños y medianos productores, Javier tiene una mirada acerca de la lechería argentina que revela un problema que pocos advierten: no hay quienes quieran seguir en la actividad.
“Nuestro productor típico tiene más de 60 años y nuestro gran problema es que no tiene quien lo siga en la cadena. Hay que ver cómo se sigue, porque hay una generación de chicos que se acostumbró a que el tambo era mala palabra, a que había que vivir en el barro, a que las condiciones de vida eran sin luz, y así se fue yendo a la ciudad. Hay un salto generacional que no sabemos cómo vamos a manejar”, admitió de la Peña a Bichos de Campo.
Sobre este percepción arraigada en las nuevas generaciones, de la Peña reconoció que “el tambo tuvo etapas muy malas. Hubo momentos en los que cobrábamos 8 centavos de dólar en la época de Menem. Esos fueron momentos traumáticos para el tambo, porque no había forma de pagar nada, y de repente, tenías que matar una vaca para comer en tu campo o tenías que negociar con una vaca el combustible”, rememoró.
Mirá la entrevista completa a Javier de la Peña:

El vicepresidente de la AUT, ubicada en Franck, en el corazón de la cuenca lechera santafesina, dice que más recientemente los tamberos tuvieron momentos más tranquilos, pero solo hasta febrero o marzo de este año. Ahora están entrando nuevamente “en una nebulosa” por los valores que perciben. Es que el precio está básicamente congelado, mientras los costos suben y comienzan nuevamente las pérdidas. Ssí, cuanta más leche producen, más plata pierden.
Aparejado al tema de los pobres precios pagados al tambero, asoman también problemas de infraestructura. “Históricamente hubo muchos problemas de condiciones de vida, problemas en los caminos, con los canales, con la conectividad. Se han cambiado muchas cosas y a nivel provincial (por Santa Fe) vemos que el gobierno se está queriendo meter en caminos rurales. Pero son temas que vienen muy lerdos para lo que precisamos. Seguimos demorando mucho en la toma de decisiones”, se lamentó el vicepresidente de la AUT.
En referencia a las compras de leche a este tipo de rpoductores para los planes sociales, el dirigente cooperativo dijo que “el Estado es un mal comprador porque es un mal pagador; termina pagando caro y fuera de término, pero siempre hay una industria que está para venderle leche en polvo. Entonces, por un lado el Estado debería organizar sus compras, y la exportación debería ser la zanahoria por delante de los productores, porque es la que te dará un valor a futuro por el litro de leche”.
Si hay un aspecto positivo para de la Peña es que, aunque la inmensa mayoría de los tamberos del país producen menos de 3 mil litros diarios de leche y se encuentran en un umbral difícil para sostenerse, “ese productor es el que más soportó y es el menos volátil”.
“Mientras esté ese productor, el tambo seguirá funcionando porque es su medio de vida. Diferente es cuando hablamos de establecimientos cuyo dinero viene de otro lado y lo toman como un rinde financiero. Por eso hay que saber a qué tipo de productor nos referimos”, explicó.
La AUT tiene actualmente unos 300 productores asociados, con una media de 1.500 a 1.600 litros de producción diarios, y con un grupo de 150 productores por debajo de esa cantidad diaria de producción. Luego tienen asociado otro grupo de tambos más desarrollados, con uso de mayor tecnología y que están arriba de los 8.000 a 10 mil litros diarios.
¿Y sirve el asociativismo? De la Peña recordó cuando en los ´80, la cooperativa buscó un modelo de tambo asociativo, con 15 productores chicos que armaron un tambo común más grande en un campo que alquiló la cooperativa. Pero advirtió que nota “cierta resistencia del productor al cambio de manejo por el temor de no participar más de la toma de decisiones”.
De la Peña, que es dirigente de la Junta Intercooperativa de Lechería, cree que para salir de esta trampa en la que se encuentran los tamberos “hay que concentrarse desde lo productivo en presionar a las autoridades a que desarrollen infraestructura a nivel provincial y financiamiento y reglas de juego claras a nivel nacional”.
“No puede ser que AFIP no sepa que hay gente que comercializa leche en negro y no hacer nada, porque sino terminamos pagando los que trabajamos en blanco, como el sector cooperativo”, puso como ejemplo.
Para de la Peña, un avance importante sería lograr que la leche se pague por componentes y calidad.
“Tenemos que hacernos cargo, cada uno, de la parte que nos toca. Si los representante de la producción no hemos podido uniformar el discurso, nos tendremos que hacer cargo, pero también es cierto que este invento del pago por litro de leche favorece sólo a la industria y permite a los productores que no son productores -sino entregadores de leche-, seguir dentro del sistema y retrasarnos a todos, afirmó.

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