En los últimos días las noticias nacionales han girado en torno al dramático y exponencial incremento en las cifras de infectados y muertos por Covid-19 en la Región Metropolitana, que concentra poco más del 80% de los casos positivos y decesos.
Los números son tan increíbles como impensables para nuestro país cuando todo esto partió en China a fines del 2019.
Pero no es una película, sino una lamentable y triste realidad que nos obliga a recordar que los 800 kilómetros que nos separan de la capital no nos pueden hacer olvidar que el problema también sigue siendo nuestro como región.
Como sector lácteo, considerado por las autoridades bajo la condición de actividad productiva “esencial” y que por lo tanto se ha mantenido en funcionamiento durante la emergencia sanitaria, la evolución de la enfermedad en el país y en la región es algo que nos debe mantener alertas y sin bajar la guardia en términos de medidas preventivas y de cuidado para nuestros equipos de trabajo y sus familias.
Desde APROVAL hemos tratado de colaborar en este esfuerzo a través de la generación de información pertinente para nuestros asociados como protocolos, instructivos y procedimientos para actuar en este escenario; distribuyendo mascarillas reutilizables y afiches informativos para las lecherías que han sido muy bien recibidos.
Sin embargo, la percepción de que éste es un problema que se ha focalizado en Santiago nos preocupa porque, guardando las proporciones con relación a la cantidad de población, los datos regionales no dan para relajarnos o para pensar que lo peor ya pasó.
En las últimas semanas hemos visto que ya no tenemos comunas ajenas a casos positivos y algunas donde la irresponsabilidad y la falta de conciencia, han derivado en focos de la enfermedad que han afectado o amenazado directa o indirectamente algunas lecherías de nuestra región.
Por razones de seguridad alimentaria y por el carácter biológico de nuestra actividad, no podemos detener la producción de leche, pero tampoco podemos flexibilizar nuestras acciones preventivas al interior de las lecherías y debemos insistir entre nuestros colaboradores en la necesidad de que ellos también se comprometan en este esfuerzo con un comportamiento en su vida privada y en sus horas libres acorde a la gravedad de la emergencia sanitaria que estamos enfrentando.
No solo queremos ser recordados como una actividad productiva que se ha revalorizado ante la comunidad por el carácter estratégico del alimento que generamos, sino que además queremos hacerlo en condiciones de seguridad acordes al desafío que tenemos por delante.