La extensión del “Programa de Precios Máximos” hasta el 31 de enero de 2021 dispuesto por la Secretaría de Comercio Interior está generando un alto grado de preocupación entre las empresas productoras de alimentos de la canasta básica.
Dicho programa vencía el 31 de octubre. Pero Paula Español, a través de la resolución 473/20, ordenó prorrogarlo por tercera vez estableciendo que los precios mayoristas de los bienes básicos no puedan superar los valores informados el 6 de marzo pasado.
El tema es que, tal como adelantó LPO, los empresarios consideran que mantener los precios previos a la pandemia en un contexto de fuertes subas de costos productivos, operativos y laborales es inviable ya que está causando un retraso significativo.
En las compañías agroindustriales afectadas por el congelamiento de precios, según pudo saber este medio, están furiosos porque creen que se trata, en definitiva, de un subsidio forzoso e inconsulto con recursos propios de las empresas a los consumidores.
Además creen que el Gobierno buscará extender el congelamiento de precios máximos en 2021 ya que es año electoral. “Va a llegar un momento en el que habrá faltantes; a las empresas no les va a convenir producir con estos valores”, advirtió un empresario.
El sector más perjudicado es, por lejos, la industria láctea. Los datos del INDEC muestran que en el último año la “canasta láctea” mostró una inflación interanual del 14,6% versus un 40,1 % el promedio de alimentos y bebidas en el AMBA.
Es decir, el retraso que presentan los productos lácteos respecto al promedio general de los alimentos ya supera el 25%. Esto, lógicamente, se traslada a los tamberos que siguen trabajando a pérdida con un precio en tranquera que no llega a los 20 pesos por litro.
Las empresas del sector lácteo presentan una situación muy comprometida. Los últimos registros del Banco Central muestran que las 27 principales compañías lácteas registran una deuda de 20.669 millones de pesos con diversas entidades bancarias.
Por detrás de la industria láctea, según datos oficiales, se encuentra la molinería. La “canasta farinácea” registró un ajuste interanual del 24,5%, unos 15 puntos porcentuales por debajo de la inflación general registrada en los últimos 12 meses.
La única industria de alimentos básicos que logró superar a la inflación publicada por el INDEC fue la carne vacuna. Esta canasta -compuesta por asado, carne picada, nalga, paleta y cuadril- registró un ajuste de precios internos del 52,2% en el último año.
Esto se dio en medio de un récord de exportaciones de carne vacuna. Entre octubre de 2019 y septiembre de 2020 se exportó un récord histórico de 918.000 toneladas que representaron unos 3.063 millones de dólares, según un informe del IPCVA.
En el caso del aceite, los comerciantes empezaron a alertar por faltantes de algunas variedades. La botella de un litro y medio de aceite de girasol se vende a $150/$170 dependiendo la marca, mientras que el aceite de oliva de medio litro cuesta casi $450.
Desde marzo a la fecha los costos de producción de la industria elaboradora de aceite de girasol se incrementaron más de un 45%, al tiempo que en igual periodo la Secretaría de Comercio solo autorizó aumentos del 5% y 4% en el precio final del producto.