En los últimos seis meses del año, los tamberos perdieron frente a la inflación y la suba del dólar. Mientras la inflación acumuló un 14% en ese tiempo y el tipo de cambio un 19%, la leche cruda aumentó solo un 5%.

Estos datos se desprenden del informe semestral que realiza la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) en donde apunta que el tambo y el comercio registran pérdidas de -$1,94 y -$1,45 por litro, respectivamente, “luego de varios meses de precio de la leche planchado mientras los costos vienen creciendo”.
Para David Miazzo, economista jefe de la entidad, la situación se da por el límite que representan los Precios Cuidados y Precios Máximos del Gobierno, que impiden que los valores del producto que venden las industrias acompañen a la inflación. Esto termina repercutiendo también sobre la materia prima.
“El principal problema que enfrentan los tamberos son los Precios Cuidados y Máximos que están generando distorsiones importantes en la cadena láctea”, explicó a LA NACION y advirtió que “este panorama empieza a generar riesgos de que caiga la producción láctea, que acarreará problemas de desabastecimiento”.
Con un precio promedio de la leche entera en sachet de $60, “el tambo representa el 30% ($18,33), la industria el 39% ($23,63), el comercio el 19% ($11,17) y los impuestos el 12% ($7)”, según explicó.
Para el especialista, otra de las cuestiones que enfrenta el sector es la brecha de la relación insumo producto que mes a mes es más negativa. Según el relevamiento, en febrero el tambero podía comprar 1,9 kg de maíz por cada litro de leche que vendía, en agosto esa relación cayó a 1,8 y en septiembre continúo ese descenso a 1,54 kg.
“El incremento fuerte que tuvo el maíz en los precios internacionales provocó que esa relación cada vez sea peor. Las primeras reacciones dicen que el precio internacional va para seguir en alza pero de una manera más moderada”, señaló.
Sin embargo, el experto alertó que de producirse una devaluación el daño en la actividad empeoraría: “En el maíz el salto en el precio se produce de manera automática, pero en la leche tarda en reflejarse, allí la brecha se profundizaría aun más”.
El estudio detalla que de los $60 que paga el consumidor, solo $0,50 es la ganancia en toda la cadena. El 87,5% son costos, el 11,6% impuestos y 0,9% son ganancias de la cadena. “Por cada sachet que compramos, estamos pagando $52,60 de costos, $7 de impuestos y $0,50 de ganancia en toda la cadena”, explicó Natalia Ariño, economista de la entidad.
En este sentido, de esos impuestos, el 45% son nacionales, el 43% provinciales y el restante 12% son municipales. Respecto de febrero de 2019, cuando no estaba la compensación por el IVA a supermercados, los impuestos nacionales representaban el 78%, mientras que el 22% restante se distribuía en los otros niveles de Gobierno.
En cuánto y cómo es el desglose del precio final de la leche en cada eslabón de la cadena, FADA hizo una descripción al respecto: “El productor del tambo recibe $18,65 por litro, la industria la adquiere a ese precio y suma $19,73 de costos y $3,16 de impuestos por litro. Con un resultado de $3,90, el precio del sachet sale de la planta a $45,44”.
“Luego, el comercio la compra y suma $12,63 de costos de estructura, transporte y costos laborales, paga impuesto por $3,51 y obtiene una pérdida de -$1,45”, indicó el informe. Para Miazzo, el comercio pierde con cada sachet vendido, pero es un “producto gancho” que se compensa con otros lácteos de mayor valor.
Por último, si bien desde 2019 que la cadena se ve afectada por la caída del consumo de algunos productos y que se agravó por la pandemia y la caída del poder adquisitivo de la población, el experto sostuvo que “la actividad exportadora es una alternativa que permite a la cadena escapar a parte de la crisis del mercado interno y sostener la producción y el empleo”.

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