La mayor Organización de Productores de Leche (OPL) de España, con sede en Valladolid, lo tiene claro: aún hay tiempo para negociar la nueva temporada de contratos de entrega de leche, pues los que hay en marcha vencen en 31 de julio. No hay nada peor para una negociación justa que las prisas. Por ello, la entidad recomienda «no firmar nunca antes de negociar», y no firmar por debajo de los 0,5 euros el litro para cubrir los costes de producción y recibir una justa compensación por el trabajo del ganadero.
«El objetivo hasta el 31 de julio es negociar los contratos que vencen entonces en las granjas gallegas. El momento es trascendental puesto que de este proceso negociador en Galicia dependerá en buena medida lo que ocurra en todo el país. Las industrias lácteas, aunque todavía no han salido al campo, podrían estar buscando contratos a más largo plazo para intentar congelar los precios ante la extraordinaria situación que se prevé viva el sector a partir del mes de octubre», señala Agaprol en su último boletín.
La situación en las granjas gallegas tiene especial importancia después de que los contratos en esta comunidad rebajaran el diferencial con el resto del país en dos céntimos frente a los cuatro que venían soportando. Estas subidas comenzaron en el mes de marzo y responden exclusivamente al temor reinante entre las industrias de lo que puede ocurrir en el mes de octubre.
«La pugna entre Reny Picot y Celta por 70 millones de litros de esta última hicieron el resto porque está claro que todos temen la falta de leche», apunta la organización. A la vista de la situación del mercado, Agaprol está haciendo un llamamiento a todos sus socios para que la negociación se lleve hasta el final del plazo habilitado «puesto que en ese momento la información disponible podría modificar sustancialmente el resultado de las negociaciones abiertas».
Por otro lado, las previsiones meteorológicas aventuran un verano de calor extremo en el que la producción «podría verse seriamente afectada a la baja». Un consumo sostenido, pese al tradicional descenso estival, y las tendencias internacionales «serán claves para marcar el precio que realmente vale la leche este año».
El afán de las industrias por cerrar precios cuanto antes deja claro su temor a que la situación en este 2025 pueda asemejarse bastante a la vivida en el año 2022, cuando los precios se dispararon tras una dinámica parecida a la actual, explica la OPL.
Y es que, precisamente por los bajos precios que han cobrado los productores por la leche en los últimos años, se ha mantenido una tendencia a la baja en la producción de leche. Se han cerrado centenares de explotaciones agrarias en España, y la tendencia a una menor producción también se registra en Europa. Puede llegar un momento que las industrias lácteas no tengan leche que recoger para fabricar sus productos.
MEDIDAS
En este marco, explica Agaprol, la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil) ha pedido al Gobierno medidas urgentes ante un escenario en el que prevén bajadas de producción de hasta un 15%. La industria argumenta que esto generará un problema de falta de leche para la producción industrial en España y aumentará la dependencia de nuestro mercado de productos procedentes del exterior.
Es la consecuencia directa de las 33.407 vacas de menos que registra España en comparación con la cabaña de hace dos años. Esa cabaña bovina lechera en el país ha descendido un 4,2% desde 2023, y la tendencia continúa a la baja con el cierre de explotaciones.
Con esa realidad sobre la mesa, las industrias se afanan en cerrar precios con la mayor antelación posible «y, ahora sí, con contratos a más largo plazo», apuntan desde Agaprol. «Está claro que la incertidumbre sobre lo que ocurrirá tras el verano planea por todos los departamentos de compras de las grandes industrias pero, paradójicamente, primero quieren ‘amarrar’ leche barata y, después, pedir que venga alguien a ayudar en caso de que falten litros».
«Parece como si de una reacción alérgica se tratara, nadie está dispuesto a que los ganaderos ganen dinero aunque para ello tengan que recurrir a actores externos que garanticen la producción y, por tanto, sus beneficios», añaden desde la OPL. «Parece que nunca es suficiente para la industria láctea española y las multinacionales que operan en nuestro país. Su respuesta siempre es la misma, si en Europa -durante unos meses- el precio es más bajo que en la península hay que bajar el precio en las granjas españolas y si el precio en España es más bajo que en Europa y los ganaderos cierran, entonces, se pide ayuda al Gobierno para que resuelva la jugada».
«Va siendo hora de abandonar la irresponsabilidad que durante décadas ha campado a sus anchas en el sector y apostar de una vez por todas por un modelo en el que todos los eslabones sean capaces de sobrevivir por sí solos. Ya no vale lo de que ante cualquier vaivén en los mercados internacionales el pagador de los platos rotos siempre sea el ganadero o, en su defecto, una solicitud de ayudas públicas», critican desde Agaprol OPL