Nestlé, dentro de su plan estratégico de sustentabilidad a 2050, tiene como eje central apuntalar la agricultura regenerativa y ha estado trabajando con un creciente grupo de productores tamberos, incluidos aquellos de la provincia de Santa Fe.
Verónica Rosales, directora de Comunicaciones y Asuntos Públicos y Líder de Sustentabilidad de Nestlé Argentina, Uruguay y Paraguay, dialogó con Ecos365para explicar las razones detrás de este cambio en las formas de producción desde el campo hasta la góndola. La entrevista tuvo lugar durante la 135° edición de la Exposición Rural, llevada a cabo en el predio de la Sociedad Rural Argentina en Palermo.
– Dentro del plan de Nestlé para reducir la huella de carbono, está el tema de la agricultura regenerativa. ¿Cuánto tiempo llevan trabajando en este aspecto y en qué estado se encuentra actualmente?
– Nestlé ha estado trabajando en sustentabilidad durante varias décadas, pero nos hemos dado cuenta de que la crisis climática realmente afecta la crisis alimentaria mundial. Los sistemas alimentarios son responsables de aproximadamente un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero. Para lograr una producción alimentaria sostenible, es necesario cambiar la forma en que se producen los alimentos en el campo. Es aquí donde cobra sentido la agricultura regenerativa. Al analizar las emisiones de gases de efecto invernadero de Nestlé a nivel mundial, más del 70% de esas emisiones provienen de los ingredientes utilizados.
Por lo tanto, queremos acelerar el cambio hacia la agricultura regenerativa, pero sabemos que no podemos hacerlo solos, sino que debemos trabajar con los agricultores y proveedores para impulsar este cambio.
– ¿Y en qué consiste la agricultura regenerativa?
– La agricultura regenerativa es la aplicación de prácticas que fomentan la biodiversidad, mejoran la fertilidad y la salud del suelo, recuperan el carbono y protegen y restauran los recursos naturales, como el agua. Implica trabajar en colaboración con los agricultores y proveedores para transformar la forma en que se producen los alimentos. En el caso particular de Argentina, uno de los negocios más importantes de Nestlé en el país es el negocio de lácteos. Por lo tanto, hemos estado trabajando con más de 80 tamberos en la implementación de prácticas de agricultura regenerativa. Sin embargo, este proceso está en transición, y no todos los productores están en el mismo nivel de avance.
– ¿Tienen alguna expectativa o metas en cuanto al crecimiento en el número de productores o en la producción de agricultura regenerativa?
– Nuestro objetivo principal es lograr cero emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2050. Para alcanzar esa meta, hemos establecido hitos intermedios. Uno de esos hitos es que para el año 2030, el 50% de nuestros ingredientes clave provengan de producción con agricultura regenerativa, es decir, de campos que apliquen estas prácticas.
– Si un productor está interesado en participar en el proyecto, ¿cómo puede hacerlo? ¿Existe algún proceso específico para ello?
– Trabajamos principalmente con los productores que actualmente nos proveen de leche, pero estamos abiertos a cualquier productor que esté interesado en este tema. Si alguien está interesado o curioso acerca de la agricultura regenerativa, puede ponerse en contacto con nosotros para que podamos conversar y orientar en lo que hacemos. Contamos con un equipo de servicio agropecuario compuesto por agrónomos y veterinarios especializados en estos temas, quienes trabajan con los productores para capacitarlos y compartir buenas prácticas entre ellos.
– Además del impacto del cambio climático, que es muy significativo por sí solo, ¿se tienen en cuenta aspectos económicos para atraer a los productores hacia este cambio?
– La agricultura regenerativa debería traer beneficios para los productores a mediano y largo plazo. Estas prácticas pueden no mostrar resultados inmediatos, ya que es un proceso de transición que lleva tiempo. Sin embargo, tener un suelo más fértil y saludable finalmente se traduce en una mayor productividad en el campo y en la actividad agrícola en general.
Cabe destacar que cada situación es particular y no existe una receta única para todos. Es por eso que, con nuestro equipo de servicio agropecuario, acompañamos a los productores, comprendiendo sus necesidades y realidades, y brindándoles herramientas adecuadas. Por ejemplo, hemos desarrollado junto al programa argentino de carbono neutro, herramientas para que los productores puedan medir su huella de carbono y comprender dónde se encuentran y qué prácticas o iniciativas son más adecuadas para implementar. También tenemos tamberos piloto donde experimentamos y aprendemos, y luego trasladamos las buenas prácticas y resultados a otros productores.
– Siendo líder de sustentabilidad, ¿cómo ves al mercado en general y a las empresas, incluidas las pequeñas empresas? Hace años se habla sobre el tema del carbono neutro, pero parece que no termina de despegar.
– Creo que estamos en un proceso de transición en el que no todas las empresas están al mismo nivel, pero todos necesitamos colaborar para seguir avanzando. Hay mucho por aprender, conectar y compartir, porque esto no es algo que una sola entidad pueda lograr. Nosotros no podríamos lograrlo solos; es esencial trabajar junto a los productores, proveedores y también los consumidores. Hay personas, empresas y organizaciones, incluidas pequeñas empresas, que reconocen esta necesidad.
La sequía que afecta a nuestro país es un claro ejemplo de cómo el cambio climático está impactando la productividad en los campos. Esto nos hace conscientes de la urgencia de abordar estos temas. Todos debemos unirnos para acelerar estos cambios, ya que el planeta lo necesita, los productores lo necesitan y también es necesario para mantener el negocio en el futuro. Si queremos alimentar un mundo que crece, debemos cambiar la forma en que producimos para preservar nuestro entorno.