El analista y consultor Teo Zorraquin pone el foco en las estrategias o acciones para llevar a cabo en un contexto signado por adversidades de todo tipo. La lechería, en la lona.
El agro busca cómo defenderse en medio de un contexto signado por la incertidumbre y los costos cada vez más elevados. Para el analista y consultor Teo Zorraquín, aquellos que tienen granos los retienen o aprovechan ventanas de dólar soja para hacerse de pesos que rápidamente pasan a insumos dolarizados. O se ponen pesos en fondos de inversión de corto plazo que permiten hacer renta en pesos contra un dólar oficial clavado en $350.

“Es una movida de corto plazo y no exenta de riesgos, por lo que se considera un instrumento temporal para refugiar la liquidez de corto plazo. Donde hay una oportunidad de tomar crédito bancario a tasas negativas, se hace”, aseguró.

Los ingresos en pesos por ventas de carne o leche son más difíciles de defender, pero siguen la misma lógica de buscar algún tipo de cobertura. “Todos sabemos lo obvio: esta macro es insostenible. También sabemos que, salvo excepciones, nunca se gana en un entorno tan volátil, impredecible y contaminado por decisiones electorales”, explicó. Así, el objetivo es hacer control de daños, minimizar la exposición, cuidar la liquidez, evitar tener pesos a cielo abierto, sostener a las personas que trabajan en la empresa y mantener también foco en la comunidad, donde muchos la están pasando mal.

SE TERMINA “LA FIESTA FINANCIERA”

Las empresas priorizan el corto plazo y de alguna manera se adaptan a él. “Quedan treinta días de “fiesta” financiera, donde vender y colocar pesos a tasa en fondos de inversión con la casi certidumbre que el tipo de cambio no se va a modificar hasta el 22 de octubre, parece una forma sencilla de ganar dinero”, indicó el consultor.

“Pero como la felicidad nunca es completa, y en la Argentina de hoy lo que gano por un lado es muy posible que lo pierda por otro, al instante comienza la preocupación de buscar alternativas menos riesgosas para cubrir ese excedente temporal de pesos generados por ventas. Las primeras apuntan a adquirir activos de alguna forma dolarizados (siembras, maquinaria, insumos, cobertura en el Rofex, etc.), sin tener demasiado en cuenta el precio relativo o histórico de dichos bienes”, advirtió.

INSUMOS Y COMODITTIES

En insumos, los que entienden de este tema, indican que en general están en promedio un 20% más caros que los precios internacionales y con alguna incertidumbre respecto a la provisión en tiempo y forma. Las coberturas en Rofex modifican su tasa a diario copiando la incertidumbre del mercado, lo que hace que cubrirse hoy será muy distinto que cubrirse mañana.

En cuanto a los precios de los granos, la posibilidad de una baja de retenciones o unificación de tipo de cambio hace que las empresas esperen para realizar coberturas. Y esta coyuntura se da en un mercado internacional por el momento bajista y con un mercado local divorciado del internacional, lo que hace que no sea fácil tomar decisiones en este tema.

LECHERÍA: SUENAN LAS ALARMAS

El panorama complicado que afronta la lechería, también fue abordado por Zorraquin. “Todas las alarmas están sonando”, reconoció.
En agosto el precio de la leche Siglea fue de 111,10 $/litro (1539,08 $/kilo de sólido), lo que representa un aumento del 4,1% respecto al mes anterior y un 110% respecto a un año atrás.

La inflación general y el aumento de costos 6/6 propios de la actividad están generando daños relevantes en las empresas. “Se pierde plata hoy”, afirmó. Y aclaró: “este es un negocio que no puede detenerse, ni especular con el momento de entrega o venta de la leche. Es un tren en marcha que sólo puede detenerse si la decisión es salir de la actividad.

Mientras todo eso sucede, las vacas deben seguir comiendo, los dos ordeños diarios deben hacerse, los arrendamientos y los insumos deben seguir pagándose, los alimentos hay que ponerlos a disposición en tiempo y forma. “O sea que la estrategia general es aguantar, ajustar algunos costos y financiar el momento a tasas que están muy por encima de lo razonable”, indicó.

A comienzos de la semana pasada se anunció una eliminación temporal (por 90 días) de los derechos de exportación. Si bien el volumen exportado respecto del total producido no llega al 25%, podría esperarse una mejora del precio al productor.

Para el analista, con este tipo de medidas se sigue rompiendo la cadena de valor y maximizando la desconfianza entre los actores. “Lo que sostiene la voluntad de productores tamberos es confiar que, como ha sucedido antes, esta crisis se va a revertir y la rentabilidad volverá a aparecer. Los tambos que se han ido cerrando en estos últimos cuatro años reflejan que este equilibrio entre crisis y esperanza se ha roto en varios casos”, admitió.

La estrategia productiva de corto plazo lleva a secar las vacas de menor productividad, ajustar dietas en función de producción, aprovechar los excedentes de pasto en las zonas que llovió, fomentar la motivación y las buenas prácticas en la gente que está todo el día con los rodeos y otros aspectos de este tipo. No obstante, señaló: “son antídotos necesarios, aunque seguramente insuficientes para la coyuntura”.

La producción de leche a nivel país obviamente no crece, una respuesta racional a los estímulos negativos que se reciben y el mercado de exportación sólo está creciendo con Brasil, pero a nivel general “muestra una caída en volumen del orden del 15% a 20% (es poco alentador), sobre todo en un momento en que el precio en el mercado internacional de leche en polvo empezó a subir y presenta expectativas más favorables”.

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