Hace 15 años, cuando le preguntaron a Javier Frausto por qué había dejado el cultivo del algodón en el ejido de La Florida, estado de Coahuila, su respuesta fue tajante: “El que siembra algodón o es muy pendejo o de plano muy terco”. En ese tiempo, tanto él como muchos otros campesinos de la región habían apostado al cultivo de la alfalfa porque podían sacar tres o cuatro cosechas al año; ahora, piensa lo mismo de la alfalfa que del algodón en el 2008.
“El que se quede en esto del forraje a partir de ahora es pendejo”, insiste. Y agrega algo más en entrevista telefónica: “Quien se quede en la agricultura por esta zona también”.
Este agricultor se dice decepcionado del campo en el norte del país después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió a las empresas lecheras y productores de alfalfa en los estados del norte del país auto limitarse en el consumo de agua para la producción o, de lo contrario, el gobierno tendría que intervenir.
“No se trata de que se deje de producir la leche sino ya no seguir ampliando las áreas de cultivo de alfalfa porque significa más agua para producir leche, la leche es agua”, dijo durante una visita a Cuatro Ciénegas, una zona natural protegida por el medio que está a un paso del colapso por la sobre explotación del agua para la alfalfa.
“El estado mexicano tiene que jugar un papel en la planeación para ordenar el desarrollo del país porque en el pasado se priorizó el desarrollo en manos del mercado sin pensar en el medio ambiente”, agregó el presidente. “¿Por qué no se siembran esos cultivos en el sur del país, donde lo que sobra es agua? Hay tanta agua que se inundan…”.
Javier Fraustro dejó de producir algodón a principios del siglo XXI, por ahí en el año 2003, cuando muchos campesinos de la región vieron en el forraje que requerían los ganaderos para los lácteos, una oportunidad de crecimiento porque Coahuila es el segundo estado de mayor producción de leche y sus derivados.
Cada año, la producción ha ido a la alza. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, tan sólo en enero y febrero de 2021 el aumento fue de 2.2% respecto a enero-febrero del año pasado, con lo que se alcanzó una producción de 1,988.1 millones de litros.
Fueron cinco los estados que agruparon 60.2% del rendimiento nacional total: Jalisco, con 411.2 millones de litros; Coahuila con 234.2 millones; Durango con 227.2 millones; Chihuahua con 184.9 millones; y por último Guanajuato, con 140.8 millones.
El optimismo de este cifras positivas lo largo de los años tiene, sin embargo, un lado oscuro que ha sido denunciado reiteradamente por grupos de ecologistas.
Particularmente en Coahuila, en el municipio de Cuatrociénegas, de las 2,500 hectáreas de pozas protegidas que había a principios del siglo pasado, actualmente sólo quedan el 10%, esto es, unas 250 hectáreas debido a la sobreexplotación del acuífero en los últimos 20 años para el cultivo de alfalfa.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales declaró recientemente que el rescate de esas pozas o manantiales debe ser una “prioridad nacional” porque poco a poco se han construido canales de los que se extraen entre 1,300 a 2,000 litros de agua por segundo provocando la desecación de los pozos de importancia ecológica vital.
Cuatrociénegas es el único lugar en el planeta donde habita la mayor diversidad de bacterias con más de 3,800 millones de años de antigüedad que forman estromatolitos, estructuras que al endurecerse adquieren el aspecto de piedra y que encierran el misterio del origen de la vida. Además, se han identificado más de 80 especies endémicas asociadas al humedal, principalmente peces, reptiles y anfibios.
“El daño ya es irreversible, ya se perdieron algunas especies endémicas, pero, si cerramos compuertas ahora, posible recuperarlo, hay que hacerlo todo muy rápido, lo que no podemos permitir es que se seque el manantial, porque ya no habría nada que hacer”, explicó Patricia Olmedo, titular del departamento de Ingeniería Genética del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados.
Los primeros dragados en el valle se realizaron a principios del siglo XX para llevar agua de consumo doméstico al municipio de Frontera y se intensificaron en los años sesenta, para conducir el líquido a ejidos y comunidades vecinas. A principios del año 2000, se abrieron nuevas perforaciones en una apuesta cada vez mayor por le economía del forraje.
Fue entonces cuando Javier Fraustro dejó el algodón por el alfalfa en una decisión pragmática, sin saber nada de asuntos ambientales. Más bien, en respuesta a la creciente demanda de leche de dos gigantes de la producción: Lala y Alpura, a la que poco a poco se sumó Nestlé y, ya en tiempos recientes, Coca Cola, al comprar la empresa familiar Santa Clara.
Coca Cola de México dijo abiertamente que necesitaba más leche si quería que su marca —dueña de menos de 1% del mercado mexicano— se convierta en una de las líderes. Las opciones son limitadas: importar leche, quitarle proveedores a otras marcas o comprar a otros. La primera opción, sería en detrimento de la calidad; las otras dos, requieren más producción. Por tanto, más vacas, más forrajes y más agua.
Ni Alpura ni Lala se han quedado quietas y, en respuesta, incrementaron sus ventas en el sector de leches saborizadas (44 millones de litros anuales), quesos, cremas y yogurts mediante nuevas estrategias de mercado. Esto ha demandado lácteos en las regiones donde ya hay una infraestructura para la producción.
Montarla al sur del país, como sugiere el presidente, sería empezar de cero para el reordenamiento de la economía.
Por ahora, la distribución del agua en las regiones alfalferas del norte se disminuyó en un 25%. En Chihuahua, organizaciones ganaderas anunciaron que se desharán del cuatro de cada 10 vacas y, según el diputado Jesús Villarreal, muchos agricultores tendrán que dejar sin cultivar sus tierras . “Habrá un problema económico muy grave porque los agricultores ya tenían preparadas”.
El plan del gobierno es que los productores dejen de cultivar alfalfa y opten por otros cultivos resistentes a la sequía y salinidad, como el nopal forrajero.