Retomar la senda de la eficiencia y restablecer la confianza de sus proveedores. Sobre esos postulados se construye, en la actualidad, el destino de un emblema de la industria láctea que todavía está en terapia intensiva pero que igualmente muestra signos vitales que invitan a pensar en una recuperación.
SanCor busca inversión

En plena cuenta regresiva para cerrar el traspaso de sus plantas de Chivilcoy (provincia de Buenos Aires) y Morteros (Córdoba) al gigante Adecoagro -en una operación por u$s45 millones que además incluye la cesión de las marcas comerciales Las Tres Niñas y Angelita-, SanCor transita el primer tramo de 2019 tratando de acomodar su presente tanto impositivo como productivo, de cara a un año clave para su supervivencia financiera.

El escenario todavía aparece difícil: la compañía mantiene una deuda con la AFIP por un monto cercano a los $3.400 millones y esa es la variable que, al menos hasta ahora, mantiene demorado el cierre definitivo del trato con Adecoagro.

Pese a ello, en torno a la unión de cooperativas hay confianza en que se obtendrá un refinanciamiento y un plazo de pago extendido y flexible que permitirá cubrir el saldo.

Fuentes de AFIP dijeron a iProfesional que la deuda de SanCor con el organismo recaudador está en proceso de regularización, en el marco de un plan de pagos aprobado a principios de enero. Según esas fuentes, en el nuevo contexto de normalización financiera las operaciones de venta de activos de la empresa láctea no deberían ser vistas como un impedimento.

Desde lado de Adecoagro, interesada en las instalaciones en Chivilcoy y Morteros, existe una sensación similar. Consultadas por iProfesional, fuentes cercanas a a la firma dieron por sentado que el traspaso debería cerrarse antes de que concluya febrero.

“La operación se cerrará en el transcurso de estas semanas. Si bien SanCor tiene un aspecto muy importante por resolver, la operación se terminará haciendo. Se fijó una extensión del plazo de negociación por las plantas sólo para que se termine de definir cómo se hará el pago a la AFIP. Pero habrá un acuerdo efectivo en breve”, precisaron las voces consultadas.

Sin embargo, que se haya estirado el proceso de venta no es el único frente de tormenta que todavía enfrenta la láctea. En paralelo a los problemas con la AFIP, SanCor tiene pendiente la cancelación de pagos por montos también millonarios a productores de provincias como Buenos Aires y Santa Fe. Sólo en territorio bonaerense, la firma debe al menos $25,7 millones por compras de leche llevadas a cabo en el último trimestre de 2018.

“Ni siquiera con lo que le abonará Adecoagro cubrirá la mitad de lo que le debe a los tamberos”, advierte Daniel Villulla, gerente de Caprolecoba, cámara que nuclea a productores de la cuenca oeste de la provincia de Buenos Aires.

Más allá del tenor de la deuda, en SanCor igualmente hay lugar para el optimismo. En las últimas horas, representantes de la zona productora Mar y Sierras, en el sudeste bonaerense, mantuvieron reuniones con directivos de la láctea a fin de establecer un cronograma de pagos con el fin de regularizar toda la situación.

En los tambos distribuidos muy cerca de ciudades como Tandil señalan que SanCor interrumpió los pagos el 5 de diciembre.

“Hoy SanCor está en un momento de redefinición de su estructura, lo cual quedará consolidado una vez que Adecoagro se haga con las plantas. Y, al mismo tiempo, tiene la tarea de reconstruir confianza con los tamberos fuera de los proveedores propios. Este último punto es de los más difíciles porque la empresa complicó mucho a los productores. Le costará garantizarse de materia prima”, dijo a iProfesional un productor del oeste bonaerense.

Cambiar para seguir

Entre los productores de leche señalan que la supervivencia de SanCor como compañía está atada a achicar fuerte su estructura. Y en esa dirección se inscribe la venta de las plantas a Adecoagro.

Desde que la unión de cooperativas activó su plan de saneamiento el año pasado, la firma avanzó con el traspaso de sus instalaciones productivas en Brinkman (provincia de Córdoba), donde procesaba quesos; Coronel Charlone (Buenos Aires), en las que elaboraba roquefort; Moldes (Córdoba), dedicada a la producción de quesos de pasta dura para mercado interno y exportación, y Centeno (Santa Fe), orientada a la elaboración de quesos de múltiples variedades.

A la par, SanCor se desprendió de su centro de distribución en Córdoba, además de vender sus acciones en AFISA a su socia danesa Arla Foods y deshacerse también de su 10 por ciento en Alimentos Refrigerados SA, una sociedad que mantenía con el grupo Vicentín.

En el transcurso de esos cambios, la compañía transfirió empleados y puso en funcionamiento un esquema de retiros voluntarios que también permanecerá abierto durante 2019. El achique, queda a la vista, es política comercial para la compañía.

“Dentro de la empresa entendieron que la manera de funcionar, pensando en el futuro, es con un volumen de leche mucho menor. El perfil que se está redefiniendo es el de una empresa con una operación más atada a su cuenca original. Con una presencia comercial muy diferente a lo que se conoció en los últimos años”, sostuvo ante iProfesional Daniel Villulla.

En concreto, y según pudo averiguar este medio, la empresa concentrará su funcionamiento en las provincias de Córdoba y Santa Fe. De concluir de la manera en que viene llevándose a cabo, todo el proceso de reestructuración que encara la láctea habrá redundado en un recorte de casi el 50% de su plantel de personal en algo más de un año. A fines de 2017 SanCor contaba con más de 4.500 operarios.

Respecto de la actividad a concentrar en Córdoba y Santa Fe, en esas provincias la firma cuenta con instalaciones en Devoto –donde elabora manteca y crema–, Balnearia –quesos–, La Carlota –quesos duros–, Sunchales –dulce de leche, leche larga vida, alimentos infantiles y leche en polvo–, San Guillermo –queso barra y mozzarella– y Gálvez –maduración de quesos procesados–.

Productores “lastimados”

Un aspecto sobre el que SanCor deberá reparar con énfasis en el corto y mediano plazo, reconocen en el segmento lácteo, es en la pérdida de confianza por parte de los tamberos fuera de la propia red de la empresa.

La permanente mora de la compañía a la hora de abonar la leche que adquiere derivó en la pérdida de un importante número de proveedores. Varios de ellos, indicaron a iProfesional desde Caprolecoba, incluso vienen avanzando con alianzas para activar judicialmente contra la unión de cooperativas.

“Sobre todo en el oeste de la provincia de Buenos Aires, hay muchísimos damnificados por los pagos interrumpidos de SanCor. Esos afectados, precisamente, desde hace un tiempo comparten asesoría jurídica y se agruparon con la idea de ejercer presión legal sobre la empresa. Quieren recuperar algo de todo lo que se les quedó debiendo”, comentó a este medio un productor de la zona de 9 de Julio.

Villulla también se refirió a la situación de los tambos a los que todavía se les adeudan pagos. “A muchos se les quedó debiendo muchísima plata y, entre los productores, está la triste certeza de que, de ocurrir algún pago, SanCor no cubrirá ni la mitad de todo lo que debe. Hay gente que en la provincia de Buenos Aires no le venderá un litro de leche”, enfatizó.

Para luego añadir: “Lamentablemente, es una empresa con tradición que terminó siendo nociva para muchos productores. Deberá volver a cultivar su imagen si quiere volver a contar con proveedores fuera de su cadena. Sin ese caudal, SanCor quedaría atada a una producción más chica de lo habitual”.

Por lo pronto, y en su camino hacia la normalización financiera, la compañía ya se alzó con una victoria en tribunales. Así, hace escasas semanas la Justicia de Santa Fe avaló un acuerdo preventivo extrajudicial (APE) con los proveedores de SanCor en esa provincia, que aceptaron recortes de hasta un 60 por ciento en los montos adeudados por la láctea.

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