Un estudio de la entidad sostiene que la producción sigue trabajando a pérdida, con costos que superan al precio que paga la industria láctea por la materia prima, lo que transforma la actividad en desesperante:
“El desequilibrio en toda la cadena láctea, hace que el sector industrial y comercial, puedan ir ajustando sus números hacia arriba, a diferencia del productor quién no es formador de precio, sino tomador de los precios que define la industria”, manifestó en Radio Máxima, el productor y vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas Jorge Chemes
“El productor cobra entre 10 y 11 pesos, contra lo que vale la leche al consumidor que se está pagando hasta unos $50, y ni hablar de los productos derivados”.
Chemes aseguró que “los eslabones ajustan sus precios de acuerdo a sus costos de producción entre ellos la carga impositiva, y el productor queda con toda el peso de los costos, sin poder ajustar los precios porque lo forman lo demás” como la industria y del supermercado”.
Esta situación lleva al quebranto del productor porque está fundido y el consumidor no puede pagar lo que vale la leche” expresó.
Respecto a la salida de esta cuestión Chemes fue contundente: “Es una decisión política, donde se requiere intervención del estado, llamando la atención cuando se produce en una cadena, el desequilibrio y la posición dominante de un sector, y así lograr una situación que sea equitativa para todos”.
Además Chemes definió el comportamiento de las políticas lecheras: “El gobierno tiene una mirada imparcial y equivocada, porque cree que solo a través del desarrollo industrial se va a resolver el problema económico en la Argentina, entonces les importa poco si lo producido se realiza entre uno o cien tambos. Es una actitud egoísta que puede terminar muy mal”.
“Cada vez que planteamos el problemas de rentabilidad, el titular de lechería, nos afirma que no se van a meter en un problema entre privados, defendiendo de esta manera a otros eslabones que por supuesto no es el de la producción” sostuvo.
“Hoy se siguen cerrando tambos, pero también muchísimos se reducen a la mitad. Por lo que no hay que analizar cuantos cierran sino cuantas vacas salen de producción” aseguró.