José Luis Rossi, de la Facultad de Agronomía de la UBA, sostiene que los efectos de la pandemia y los excedentes de producción en primavera impactarán en los márgenes económicos de la actividad.
Los tamberos piden una mejora en el precio que cobran

En un análisis realizado en el sitio “Sobre La Tierra”, el profesor de Producción Lechera de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba), José Luis Rossi, advirtió que mientras el mundo sufre la caída del mercado internacional de lácteos a causa de la pandemia de coronavirus, en la Argentina la baja de la demanda interna aumenta la tensión entre los eslabones de la cadena de la leche.
El especialista, en diálogo con Pablo Roset, sostuvo que en el corto plazo, las problemáticas anteriormente mencionadas, a lo que se suma el probable excedente de producción en primavera, hacen prever una baja en el precio que reciben los tamberos por litro de leche y, por lo tanto, en los márgenes económicos de la actividad.
Al respecto, Rossi señaló: “En poco tiempo, la reducción del comercio internacional va a impactar en el precio de la leche. La facturación de un tambo moderno depende sobre todo de la producción de leche, más allá de que se puedan obtener ingresos adicionales por hacer agricultura y vender animales para carne. Por eso, si el precio cae, el margen se achica. Dejar de producir leche significa reducir la facturación al mínimo, y como estrategia general, achicar gastos tampoco resulta saludable ya que también termina reduciendo producción e ingreso económico”.
En los sistemas lecheros, el proceso de producción es tan complejo que el productor que desea continuar en actividad difícilmente decida desarmar su sistema, aun en la presente coyuntura. Pero la pandemia sí puede ser un detonante para aquellos que por otras circunstancias no puedan superar la situación
Frente a este escenario, el profesor sostiene que uno de los posibles escenarios es que el productor, en la búsqueda de una mayor eficiencia, ajuste su sistema donde será importante maximizar el retorno por cada peso invertido. Además, esta situación podría derivar en posponer inversiones y descartar del sistema animales improductivos. “Este nuevo ciclo de ajuste, liquidará a muchos tambos. La pandemia puede ser un detonante para aquellos que por otras circunstancias —como edad, enfermedades, nivel de endeudamiento u otras razones— no puedan superar la situación”, comentó el especialista.
Además, Rossi dijo: “En los sistemas lecheros, el proceso de producción es tan complejo que el productor que desea continuar en actividad difícilmente decida desarmar su sistema, aun en la presente coyuntura”.
A todo esto, el docente de la Fauba sostuvo: “En marzo del presente año se produjeron 794 millones de litros de leche, un 6,5% más que en marzo de 2019. Visto por trimestre, en el primero de 2020, el incremento es del 8,8% contra el mismo trimestre del año pasado. Seguramente, la producción acumulada durante el primer semestre de este año va a estar por encima de la obtenida el año pasado. Por lo tanto, la primavera puede encontrarnos con una oferta de leche excesiva si continuamos a este ritmo, en presencia de la contracción actual de la demanda”.
Impacto del coronavirus
En lo que respecta al impacto del coronavirus en el mercado lácteo local, Rossi dijo que la pandemia “frenó la demanda en restaurantes, en el canal repostero y en hoteles, pizzerías y heladerías. Y A esto hay que sumar otros aspectos negativos de la crisis como mayores plazos de pago, rotura de la cadena de pago, falta de financiamiento, obligaciones impositivas a cumplir y falta de liquidez”.
Dejar de producir leche significa reducir la facturación al mínimo, y como estrategia general, achicar gastos tampoco resulta saludable ya que también termina reduciendo producción e ingreso económico
Y agregó: “Aunque la cuarentena despertó una demanda inusual de leche fluida, con compras firmes de leche, quesos frescos y dulce de leche en mayoristas y supermercados, igual es probable que el balance entre oferta y demanda genere excedentes primaverales. Colocar esta producción adicional significa un desafío para toda la cadena, lo que seguramente reducirá el precio que recibe el productor, hoy en 18,43 pesos por litro de leche. Según Dairylando, mantener este precio estanco significaría una pérdida del 25% en el poder de compra del tambero, considerando que la mayor parte de sus insumos están dolarizados”.
Por último, el especialista explicó que en tiempos normales “los actores de la cadena láctea responden de forma coordinada. Pero como el precio pagado al productor lo determina la industria, el productor lleva las de perder. La pandemia eleva las tensiones ante la presente caída de la demanda. La consecuencia lógica es el estancamiento. Tal vez la autocrítica sea que la lechería argentina no alcanzó un nivel de acuerdo entre los actores que se traduzca en expansión y crecimiento acorde a nuestro potencial por ambiente, por recursos y por capacidad de los individuos que la conforman”.

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