Los animales de la granja de Anders alcanzan altas producciones, con una media de 13.250 litros de leche corregida por lactación. Esto se traduce en una producción de 530 litros de leche por hora de trabajo. Esta explotación fue visitada por un grupo de ganaderos gallegos, de la mano de la Agacal, con el objetivo de analizar la eficiencia en la producción de leche.
Con el traspaso de la explotación, Anders Gamborg es la novena generación familiar al frente de esta granja ubicada en Gastrupvej, en la región de Rodding. El 1 de enero de 2022 se ofició la venta de la granja después de un largo período bajo una fuerte carga financiera. Varias inversiones y la adquisición de nuevas tierras, junto con unos elevados tipos de interés, fueron el principal motivo para verse sometidos durante 15 años en una fuerte crisis. Después de una inyección de 170.000 euros para aliviar las cuentas, fue posible realizar la transacción.
En 2022, con 31 años, Anders compró por más de 10 millones la granja de su padre
La compra de la granja por parte de Anders supuso iniciar un nuevo proceso de inmersión en una deuda financiera. El valor de una explotación lechera en esta región se sitúa alrededor de los 10 millones de euros. Este es el principal motivo de las grandes cargas financieras a largo plazo. “Una cosa buena de la deuda es que te hace ser buen ganadero, si no vas la quiebra. Hay que ser de los mejores para ser viable” comentaba sonriendo Anders.
Anders Gamborg, como titular de la explotación, junto con dos asalariados, entre los que está el padre y antiguo propietario, y el abuelo gestionan todo trabajo diario. Este último participa en el trabajo con la recría hasta que cumple un año de edad, en las mismas instalaciones que en 1939 construyó cuando se hizo con la explotación de su predecesor, y que recuerda que por aquel momento le había costado 1200 euros construir.
Esta eficiencia laboral se traduce en que cada hora de trabajo supone una producción de 530 litros de leche, una media alta incluso en Dinamarca, un país destacado en este aspecto.
Entre 3,2 personas atienden diariamente 240 vacas adultas
Desde 2008, cuando se introdujeron los robots para el ordeño, pasaron de 90 vacas adultas y una producción de 8.600 kilos a 240 vacas con una producción de 13.250. Un aumento de animales unido a un aumento de la eficiencia. Actualmente las vacas lactantes se dividen en dos lotes. Por una parte hay un grupo con 2 robots y cubículos de colchón con una mezcla de paja y carbonato y por otra un lote con un box de ordeño y cama caliente de paja para el descanso de los animales.
La recría hasta el destete permanece en boxes individuales y luego pasa por diferentes lotes hasta cumplir un año de edad, momento en el que pasan a un centro de recría externo. El lote de vacas secas permanece en la antigua nave de producción con acceso a una zona de cama caliente de paja.
Cada robot atiende 70 animales, con una producción diaria de 2.821 litros
Entre los 3 robots actuales ordeñan cerca de 220 vacas, algo más de 70 animales por unidad. Los números avalan la eficiencia de esta explotación, produciendo en el último año 1.030.000 litros de leche por cada robot.
A pesar de tener una elevada carga de animales por box de ordeño no hay muchos retrasos. Realizan esta tarea dos veces al día, con 7 animales para acercar en el momento de la visita a la explotación.
Anders destaca que “es fundamental para esto que los animales tengan buena movilidad y buenas patas pero también tener un buen balance energético entre el pesebre y el concentrado suministrado durante el ordeño. El color del robot, junto a que hay que pagar la deuda, también son factores importantes”, bromea acerca de la marca de estos y del endeudamiento al que se sometió con la compra de la granja.
Para conseguir animales con buena salud de patas, realizan la podología básica ellos mismos, pasando las vacas una revisión antes de entrar al lote de producción. Cada visita al robot deja una producción de 15.6 litros con una media de 2.6 ordeños, llegando de este modo a los 2.821 litros diarios por ejemplar. El tiempo en box es de 6:36 minutos.
Desde la genética y el manejo, el balance de la ración o la disposición de los robots, todos los detalles cuentan para aumentar la producción y la eficiencia. Explica Anders que “utilizamos unas pezoneras con las que conseguimos hasta medio litro más, en contraposición las tenemos que cambiar cada 2.500 ordeños”.
Los planes de futuro de Anders pasan por aumentar la cabaña ganadera e introducir un nuevo robot. Debido a esto únicamente insemina al 20% de las vacas con peores índices con semen sexado de carne con el objetivo de aumentar con recría propia. La inseminación de las vacas comienza a los 40 días. Explica este joven ganadero que “para conseguir una alta producción preferimos aprovechar los picos de producción y no tener vacas produciendo mucho tiempo, pasado ese momento de máxima producción. Inseminamos también las vacas de descarte para que no causen problemas cuando están en celo”.
La distribución de la ración y el encamado se hace mediante vagones suspendidos en raíles
Para lograr la máxima eficiencia de la mano de obra en la explotación de Anders Gamborg, muchos aspectos están automatizados. Comenzando por el ordeño con 3 robots y siguiendo por la alimentación y el encamado.
La explotación cuenta con un sistema de raíles por los que se mueve un vagón de distribución de la ración. Este sistema está formado por un carro mezclador estático que deposita una pequeña cantidad de alimento, que luego es distribuido. A su vez los comederos, estrechos, no requieren de la tarea de arrimar la ración varias veces al día. El mismo sistema de raíles, por los que circula otro tipo de vagón, se aprovecha para el encamado tanto de las áreas de cubículos cómo de las zonas de cama caliente de paja.
La ración se compone de 27.9 kilos de materia seca, de los que 11,6 son de maíz en silo y grano húmedo
La ración diaria para las vacas en lactación consta de unos 27,9 kilos de materia seca por animal y día. Estos se componen de 1,2 kilos de cebada, 0,2 kilos de gluten de maíz del 60%, 2,4 kilos de colza con el 4% de grasa y 1,7 de la misma pero con un 10.5 %, 0,9 kilos de soja no OGM, 5,1 kilos de silo de hierba y 11,6 de silo de maíz y minerales, como 0,22 kilos de carbonato cálcico, 0,11 de sal, 0,22 de bicarbonato, 0,22 de grasa vegetal y 0,20 de corrector.
A esta mezcla suministrada en pesebre hay que sumar 3,7 kilos de materia seca de pienso que aporta el robot de media por vaca. La mezcla se realiza una única vez al día, por lo que en los meses de más calor precisan añadir aditivos para controlar la fermentación y evitar el calentamiento de la ración.
En el caso de las vacas secas, la mezcla está compuesta por 11,1 kilos de materia seca. En esta ración destaca el silo de maíz con 6,9 kilos. Para estos animales utilizará la parte superior de la pila, ya que está formada por toda la planta y no cuenta con pastone. Para completar la alimentación se añaden 1,1 kilos de colza con el 4% de grasa, 1,1 de soja y 1,8 kilos de paja y 0,18 de corrector.
De las 200 hectáreas, 120 producen forrajes para el ganado y las 80 restantes cereales
En lo relativo a la parte agrícola, esta explotación trabaja 202 hectáreas, donde cultivan maíz en rotación con hierba. A mayores, también trabajan cereales como la colza para extracción de aceite y de la que luego compran el subproduto o trigo y cebada para la venta de grano y aprovechamiento de la paja para el encamado.
Esta superficie se divide en 120 hectáreas para la alimentación del ganado y las 80 restantes para el cultivo de cereales. Con la incorporación de Anders a la explotación y con vistas a un aumento en el futuro, la base territorial se amplió el año pasado en 40 hectáreas.
Anders recuerda que “en el pasado para la gestión de los purines se fomentaba tener mucha base territorial, así es que mi padre llegó a pagar la hectárea por encima de 40.000 euros pues había mucha demanda de terreno. Actualmente, el precio es menos de la mitad, ya que con las plantas de biogas no es necesaria tanta superficie para cumplir la normativa”.
El maíz tiene un especial peso en la alimentación, por lo que es un cultivo al que dedican especial atención.
“Logramos buenas producciones, con una media de 50 toneladas cuando recogemos la planta entera y 20 en el caso del pastone. Las fincas de mas lejos, que están a unos 8 kilómetros, aprovechamos la espiga, mientras que las de más cerca, que están en un radio de 2 kilómetros, picamos la planta entera. De este modo logramos reducir el coste del transporte. Se ensila todo en una misma pila, vamos alternando finas capas de silo con otras de pastone”.
Para el ensilado de la hierba también se utiliza una única pila para varios cortes, con una media de un 13% de proteína en todo el silo.
En una importante parte de las tierras realizan regadío en verano. En estas 140 hectáreas hay distribuidos varios pozos con los que riegan los cultivos con un cañón. A través de una aplicación instalada en el teléfono, Anders programa el riego y cuando este termina recibe una notificación para mover el cañón. En cualquier finca que disponga de agua subterránea puede realizarse el regadío y no se requiere un sistema de canales, como en otros lugares.
Debido a las dificultades para encontrar mano de obra estable, la mayor parte de los trabajos agrícolas se encargan a empresas externas. En algún tiempo realizaban con medios propios la mayor parte de este trabajo pero ahora prefieren centrarse en el trabajo diario de la explotación. Únicamente se encarga el propio Anders de distribuir el purín por las fincas y de otras pequeñas labores agrícolas. Desde el laboreo hasta la recolección de los forrajes son contratados ahora.
Anders envía 400 m³ cada mes para una planta de biogas
Para la gestión del purín, Anders tiene un contrato con una empresa energética sueca. Todo el estiércol, tanto líquido como sólido, generado en la explotación va a una planta de biogas. “El purín que vuelve de la planta creo que tiene menos valor porque allí se mezcla el de todas las explotaciones. El ejercicio 2023 supuso un retorno de 0.6 céntimos por litro de leche. Cada mes entregamos aproximadamente 400 m³ entre purín y estiércol. No es un retorno muy alto y tampoco varía excesivamente en función del valor de mercado del gas. Tenemos un contrato con esta empresa, pero para el futuro valoraremos otras opciones que permitan obtener un mayor retorno, como por ejemplo entrar de socios en alguna cooperativa que hay por la zona”.
Anders está cursando los estudios requeridos para ser titular de la explotación. Son un total de 3 años, de los que ya lleva la mitad. Están impartidos por varias empresas autorizadas y son financiados con fondos estatales. Para combinar la formación con el trabajo en la granja hay distintas modalidades, para que cada ganadero opte por la más conveniente.
Cada hora de trabajo supone un ingreso de 84.2 euros
Como la mayor parte de las explotaciones en Dinamarca, Anders somete los resultados económicos y de producción a un profundo análisis por parte de empresas asesoras. Los resultados muestran los puntos fuertes y débiles de la explotación. Un aspecto a destacar es la gran eficiencia en mano de obra, pues cada hora de trabajo supone un retorno de 84.2 €, muy por encima de la media de la European Dairy Farmers (EDF), fijado en 50.9 €/h.
Sin embargo, el total de retorno por 100 kilos de leche corregida se sitúa en 53.1€ frente a los 67.3€ del mismo grupo. A favor de Anders están los costes totales, 43€ por cara 100 kilos de leche corregida, 14.5 por debajo de la media.
En el año 2022, Anders Gamborg se hizo cargo de la explotación de su progenitor, Kurt. Su traspaso está regulado en países como Dinamarca, donde esto supone una transacción económica de por medio. La compra de una explotación incluye las instalaciones, maquinaria o animales, pero lo que más encarece son las tierras. La compra de una explotación suele estar por encima de los 10 millones de euros y para esto se requiere un fuerte endeudamiento. En el caso de Anders la financiación se dividió en tres partes.
Por una parte está un préstamo bancario, en segundo lugar Kurt utilizó una parte de los ingresos por la venta de la explotación para financiar a Anders, préstamo que tendrá que ir abonando igualmente pero sin los intereses de una entidad financiera.
En tercer lugar, está la financiación mediante bonos. Esto consiste en un endeudamiento mediante empresas que compran bonos sobre una parte del valor de la granja. Dependiendo de los casos, puede llegar a un 70% del valor total de la transacción.
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