El número uno de la empresa alimenticia, Gian Carlo Aubry, habla sobre el proceso que vivió la empresa para implementar este modelo de producción
“Hasta no hace mucho tiempo, yo no sabía que las abejas eran tan importantes para los ecosistemas”, reconoce Gian Carlo Aubry, CEO de Nestlé para Argentina, Uruguay y Paraguay, para ejemplificar el aprendizaje que “toda la sociedad debe realizar para mejorar el cuidado del medio ambiente”. “Mucha gente no lo sabe y no es consciente de eso”, dice. Por eso, destacala necesidad de las compañías de informar sus objetivos y sus logros, de educar al consumidor y dice que aprender a ser más responsables con el medio ambiente se logrará poco a poco, gracias a las nuevas generaciones. “Y sí, hay un poco de dificultad de explicar a la gente lo que estamos haciendo y por qué a veces los productos son más caros. Pero el consumidor poco a poco va concientizándose más”, admite.

-La industria de los alimentos vive una verdadera revolución, revisando sus portfolios de productos, sus procesos, la relación con sus proveedores y cómo se producen sus materias primas. ¿Cómo lo vivió Nestlé a nivel mundial y cómo lo aplica a nivel local?

-Desde hace décadas Nestlé trabaja en forma responsable en cuidado del agua y en el bienestar animal, en producir alimentos de la mejor manera posible. Pero desde hace unos 10 años hay políticas claras y públicas que se informan al público, lo mismo que sus objetivos. Por ejemplo, llegar a 2050 con cero emisiones de CO2. Hay mayor conciencia en el mundo sobre los problemas de calentamiento global y de crecimiento de la población. Hay que encontrar soluciones, lo que implica corregir las acciones negativas del calentamiento global, que complican las cosechas o la distribución de alimentos. Tenemos que cuidar mejor que nunca la manera en que producimos para maximizar nuestras chances de seguir obteniendo buenos resultados.

Por eso, una de las apuestas más firmes de la compañía a nivel local es la agricultura regenerativa y para el CEO es la respuesta a “cómo hacemos para el que suelo que tenemos hoy siga siento tan productivo sin tener que utilizar químicos, usando solo el agua necesaria y suficiente y manteniendo la biodiversidad”, explica. “Lo importante es que haciendo públicas estas políticas concientizamos a la gente de la necesidad de llevarlas a cabo, de que existe una responsabilidad individual y de que se deben corregir ciertas actitudes”.

Para el directivo un ejemplo claro es la reciclabilidad de los envases. La compañía asumió la responsabilidad de lograrla para 2025 y a nivel local 95% de los envases que pone en el mercado son reciclables o recuperables. “Pero luego está la responsabilidad del individuo de colocar este envase en el lugar correcto para que pueda ser recuperado o reutilizado. Al mismo tiempo, las políticas gubernamentales pueden ayudar a solucionar el problema. Esa capacidad de conectar lo público y lo privado tiene que existir para maximizar nuestras chances de que el mundo sea resiliente”, explica.

“Certificando como orgánico, el productor siente que crea futuro para su comunidad”

-¿Cómo aplican estas políticas de sustentabilidad a nivel local y qué resultados obtuvieron?

-El mejor ejemplo es el trabajo que hacemos con la leche orgánica. Somos la primera empresa lechera a nivel local que empezó a transformar tambos tradicionales en orgánicos y lanzamos al mercado la primera leche en polvo orgánica. Tenemos 16 tambos certificados que necesitaron 2 años de trabajo y u$s 11 millones de inversión para transformarse. Cumplen requisitos de cultivos orgánicos, bienestar animal, de alimentación orgánica de los animales y fueron certificados por terceros, reconocidos por el gobierno local, la Unión Europea y los Estados Unidos, lo que nos permite exportar este producto.

La alimenticia, una de las principales compradoras de leche fresca en el país -“estamos en cuarto lugar”, aclara Aubry- trabaja con 80 tambos, 16 de los cuales se interesaron en la propuesta de certificarse. “El tambero está convencido de que ser orgánico es bueno para el tambo y para su negocio, para el producto y para la comunidad. Es importante que tanto el sector público como el privado busquemos el bienestar de la comunidad, que así se siente más segura, que está creando futuro”. Para el directivo, se toma conciencia de la necesidad de cambiar porque “una vez que se conocen los beneficios, se está dispuesto a hacer el esfuerzo”.

-La obtención de las materias primas que usa Nestlé -cacao, café, leche– implican ciertos riesgos ambientales o sociales. ¿Cómo trabajan con la cadena de valor?

-Además de esas materias primas, también el azúcar es importante para nosotros. Tenemos varios programas y no todos tienen el objetivo de reducir el C02, porque en algunos casos no hay una contribución muy negativa, como sí en la leche, por ejemplo. En cacao o café tenemos programas de agricultura regenerativa o de Comercio Justo, de valor compartido, para asegurar que no exista trabajo infantil, por ejemplo. También debemos asegurarnos de que el productor de cacao o café cuente con mejores plantas para obtener una mejor cosecha o que haga un uso óptimo del suelo. Tenemos varios programas con varios objetivos, pero todos convergen hacia Cero C02 para el 2050.

Que el consumidor aprecie productos certificados y lograr que en un contexto de crisis económica o de bajo consumo los compre es todo un reto para las compañías. Para Aubry, la clave está en los consumidores jóvenes, mucho más conscientes de la ecuación de la sustentabilidad. Son ellos, en su opinión, los que a pesar de las crisis económicas y de consumo reconocen el trabajo de lograr productos más sustentables a pesar de que implique un costo adicional en el producto final.

“Tenemos que cuidar mejor que nunca la manera en que producimos para maximizar nuestras chances de seguir obteniendo buenos resultados”

“Los jóvenes, en las entrevistas de trabajo, nos preguntan qué hacemos por la sustentabilidad. Si nuestra respuesta no los satisface no aceptan la propuesta laboral. Están sumamente preocupados y cada año entran nuevos consumidores jóvenes en el mercado. En las nuevas generaciones hay una franja de personas que están de acuerdo en pagar un plus por un producto certificado”.

Para Aubry, “se está creando esa conciencia porque además de crisis económica, también hay una crisis de calentamiento global, de sequía, que se vive en el país. Aun así, no todos están dispuestos a comprar una lata de leche orgánica porque es mucho más cara: se paga 20% más. Pero es un aprendizaje que se va a acelerar”.

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