Fueron los grandes ganadores de la Expo de Rafaela. No sólo por la premiación de varias categorías (animales jóvenes, dos reservados campeones machos), sino también por el precio récord de venta ($ 250.000), y la coronación de la vaca “Gloria” como invicta en 3 provincias: (Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe).
En diálogo con Campolitoral, Barberis apeló a que el escenario macroeconómico permita consolidar esta lenta recuperación de la actividad. “En Argentina andamos para adelante y para atrás. Esperemos que haya medidas que no sean en contra del progreso del campo y de las exportaciones, que la verdad que se estaban encaminando bastante bien. Si bien faltan créditos y es difícil trabajar sin financiamiento, sería muy malo volver para atrás por el tema de no poder exportar”, apuntó.
La mejor vaca
Consultado sobre el tipo de animal que buscan los mercados, opinó que la tendencia se vio muy clara en Palermo, donde quedó claro que todos los premios más importantes en Holando se los llevó Santa Fe. “Porque trabajamos muy bien en genética, con la ventaja que hay muchos cabañeros de orden familiar que cotidianamente están con las vacas lecheras, las que requieren mucho tiempo”.
En cuanto a la preparación para poder ganar, reflejó que es un trabajo de todo el año. “Son 5 días de felicidad o tristeza (dependiendo de cómo te vaya), y 360 de preparación para ello”. Se trata de un tema complejo, “pero en cuanto a lo genético se ha trabajado enormemente”. Y explicó que hay actualmente dos líneas de genética del Holando, “las que deberían aprender a convivir, entendiendo que en el mundo se busca achicar un poco el tamaño de la vaca, pero con ubres y patas de excelencia: una es la de exposición, y la otra es de rodeo”.
En este sentido, sostuvo que la vaca “no necesita ser tan grande para dar leche, y creo que en los próximos años se van a calificar por el nivel de conversión que tengan, no sé si las vamos a mirar tanto a las vacas, o si las vamos a medir estadísticamente: de acuerdo a lo que comen, a lo que producen, y que la selección sea por eso”. Para Barberis, cambia todo tan rápido, “que no me animo a decir si vamos a seguir viendo a las vacas en las exposiciones. Hay muchas cosas que uno ve como han ido cambiando. En la misma mecánica de los ordeñes, por ejemplo”.
Lo que viene
Según el cabañero, “hoy, hablar de robótica en el tambo a la gente le hace cosquillas, pero en 20 años a todas las vacas las van a ordeñar las máquinas, quedate tranquilo que va a ser así. El que resista en el tambo lo va a hacer con tecnificación, no hay otra, porque no podemos volver hacia atrás. Del Rastrojero a la Hilux, pero volver al Rastrojero es imposible, porque es volver para atrás. Entonces creo que hay que buscar la forma de ir para adelante con eso, y las vacas se van a elegir por eso”.
Recién llegado de una gira por Europa, explicó que allá “ya no existen los remates de vaquillonas: son todos autosuficientes, porque la evolución hace que haya factores inexorables: preñar las vacas rápidamente (con tecnología), que se mueran pocos terneros (bajar el índice de mortandad), y la revolución del semen sexado. Son factores que permiten que el tambo será autosuficiente. Esto permite que no haya que salir a comprar más la genética para autoabastecer tu tambo. Y además permite conocer tu propia sanidad, porque no tenés problemas de enfermedades, y te hacés eficiente”.
Ineficiencias
A la hora de una autocrítica, expresó que “no puede ser que en Argentina se muera el 40 % de los terneros que nacen. Y los toros no pueden andar más con las vacas, en el mundo ya no existe. Hay un montón de herramientas superadoras en base a la inseminación para poder preñar más rápido. Eso se corrige con trabajo, no con plata. No hay soluciones mágicas. A veces el tambero se esfuerza en pagar $ 100.000 una vaquillona y eso es un montón de plata. Hay que tratar de hacerla, porque si no la podés pagar. Y para colmo, esa vaquillona de ese precio va al tambo y se le muere el ternero, estamos en un problema”.
Años luz
Finalmente, apuntó a las “enormes diferencias” de nuestra lechería con la de Europa. “Pero la más grande de todas es la educación, que involucra a todas las áreas de la Argentina. La educación y la tecnificación no son difíciles de arreglar, pero se hace difícil para la idiosincrasia nuestra. Después lo otro viene solo, pero si no tenés educación no podés llegar a la tecnificación y eso es duro, porque el proyecto de educación a largo plazo no lo vemos”, cerró.