Hace 20 años que la producción argentina de leche está estancada, a pesar de que hay manejo y oficio para duplicarla. La mejora en la rentabilidad en el primer tramo del 2019 se usó para achicar deudas.

En la Argentina se ordeña casi la misma cantidad de leche desde hace 20 años: unos 10.000 millones de litros anuales. Es un estancamiento crónico, una especie de bicicleta fija que no lleva a la lechería a ningún lado a pesar de que la cadena láctea tiene el potencial de duplicar la producción con un enorme efecto dinamizador en la economía de las ciudades y pueblos de la cuenca lechera central, que atraviesa Santa Fe y Córdoba, y la bonaerense. En estas dos regiones se produce el 90% de la leche argentina.

Esta semana, un informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla) publicó los datos productivos de 2019. El año pasado se ordeñaron 10.343 millones de litros de leche contra 10.527 millones del 2018. Es una caída del 1,7% en la producción. Además, cerraron 986 tambos y ahora quedan en pie menos de 10.000 (a principios de 2019 había 10.287 establecimientos, pero el observatorio estima que ahora serían unos 9.500 los tambos).

En la Argentina, el rodeo lechero es de 1,6 millones de vacas.

En la Argentina, el rodeo lechero es de 1,6 millones de vacas.

Parecen todas malas noticias, pero es importante contextualizar la foto estadística. En realidad, el primer semestre del 2019 fue un buen año para los tamberos en comparación con los problemas que enfrentaron en los tres años anteriores.
“En los primeros seis meses, la rentabilidad se recuperó pero en el tramo final del año quedó empatada con los costos. En diciembre, en promedio, el litro de leche cruda osciló en 28 centavos de dólar”, le contó a Clarín Rural Gonzalo Berhongaray, líder del área de Lechería del Movimiento CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola).

Gonzalo Berhongaray, líder del área de Lechería del Movimiento CREA, aseguró que los tamberos cerraron el 2019 en un escenario de empate con los costos.

Gonzalo Berhongaray, líder del área de Lechería del Movimiento CREA, aseguró que los tamberos cerraron el 2019 en un escenario de empate con los costos.

En el análisis de los datos del 2019 también hay que considerar que los tambos que quedaron fuera del negocio venían con secuelas de las inundaciones de 2016 y 2017, y encima enfrentaron la tormenta financiera del 2018 que disparó buena parte de los costos, que están dolarizados.
Más allá de la coyuntura, el primer eslabón de la cadena lechera enfrenta problemas de eficiencia productiva, infraestructura y logística (caminos rurales y conectividad). También faltan políticas de Estado para que el sector despegue y en este camino no ayuda que el nuevo Gobierno, a 50 días de haber asumido, todavía no haya designado a un funcionario al frente de la Dirección Nacional Láctea
Para que el ordeñe se acelere en la Argentina hay que lograr alinear eficiencia, competitividad y rentabilidad. “En el mundo, la lechería es un negocio de centavos y desde hace décadas hay una tendencia hacia la concentración del rodeo. Sumar escala, asociarse y ajustar cada tuerca en el modelo productivo es estratégico para el horizonte del tambo”, plantea Carlos Chiavassa, el referente de un tambo de alta tecnología que produce más de 50.000 litros de leche por día cerca de Carlos Pellegrini en Santa Fe.

Carlos Chiavassa, que maneja un tambo de 50.000 litros diarios, destacó que la lechería es un "negocio de centavos" en el que la eficiencia y productividad son centrales.

Carlos Chiavassa, que maneja un tambo de 50.000 litros diarios, destacó que la lechería es un “negocio de centavos” en el que la eficiencia y productividad son centrales.

Chiavassa recordó que más del 70% de los tambos argentinos producen menos de 3.000 litros y cuentan con instalaciones de ordeñe que tienen 30 años de antigüedad. “En Santa Fe, además, casi la mitad de la leche se produce en campos arrendados y esa variable también presiona los costos”, advirtió.
La inversión en tecnología es clave para salir del estancamiento pero nada fácil en un país con tasas de crédito altísimas y con tamberos que ya venían endeudados para poder mantenerse a flote.
Con los números del excel a mano, Berhongaray indicó que el precio de la leche cruda en diciembre (0,28 dólares por litro de leche) está un 14% por encima del valor que lograban los tamberos en el mismo mes del 2018.

Los modelos estabulados crecieron en los últimos años pero los esquemas pastoriles también pueden ser muy eficientes.

Los modelos estabulados crecieron en los últimos años pero los esquemas pastoriles también pueden ser muy eficientes.

En la primera mitad del 2019, en un escenario de menor stock de leche y un repunte en el consumo, el precio de la leche fluida repuntó pero el margen se evaporó después de la brusca devaluación luego de las Paso. “Los tamberos terminaron el año con el precio empatado con los costos”, insistió el referente de lechería de Aacrea.
La mayoría de los productores no pudieron aprovechar la pequeña ventana de oportunidad para sumar tecnología o modernizar las instalaciones. “En general, intentaron achicar las deudas. Si venían dos o tres meses atrasados, trataron de reducir esa brecha a un mes”, explicó Berhongaray.
La misma tendencia surgió en la encuesta de expectativas que realiza Aacrea. Cuando les preguntaron a los tamberos si estaban mejor que el año pasado, el 60% dijo que sí. Pero sólo el 25% reconoció que estaba dispuesto a hacer inversiones.

El ingeniero Juan Monge, que asesora tambos cerca de Villa María, recordó que un 30% de los tambos no cuentan con asesoramiento profesional.

El ingeniero Juan Monge, que asesora tambos cerca de Villa María, recordó que un 30% de los tambos no cuentan con asesoramiento profesional.

El ingeniero Juan Monge, que asesora tambos en la cuenca cercana a Villa María en Córdoba, pone en foco un tema clave para ganar competitividad. “Todavía hay mucho por hacer tranqueras adentro de los tambos. Un estudio del INTA, por ejemplo, precisó que un 30% de los tambos no tienen asesoramiento permanente, y en un sistema de renta acotada el conocimiento preciso y la gestión de los datos es central para aprovechar al máximo cada variable”, insistió.
El asesor destacó que los tambos modernos son una máquina de generar información que es necesario utilizar para definir prioridades y un modelo de gestión de ese establecimiento.
En la cuenca Abasto, una de las zonas lecheras de Buenos Aires (en los campos cercanos a Navarro, Lobos y Mercedes), el asesor Hilario Salas tiene un buen termómetro para medir la coyuntura lechera porque analiza unos doce tambos que en conjunto producen 60.000 litros diarios.
“El problema del estancamiento es que falta un norte, un conjunto de políticas de largo plazo que impulsen al sector y alienten la inversión”, aseguró. Y también se necesita seguir afinando el manejo.

Hilario Salas es asesor CREA de un grupo de tamberos de Navarro, Mercedes y Lobos. Está convencido de que todavía hay margen para profesionalizar el manejo.

Hilario Salas es asesor CREA de un grupo de tamberos de Navarro, Mercedes y Lobos. Está convencido de que todavía hay margen para profesionalizar el manejo.

En su zona hay muchos tambos que apuestan al modelo pastoril sin conocer a fondo sus propias pasturas. “Si las vacas no están comiendo bien, porque les falta pasto en el potrero, y bajan dos litros en el ritmo de ordeñe son 400 litros de leche menos por día en un rodeo de 200 animales”, advirtió.
Así como los modelos estabulados pueden medir con precisión la ración forrajera, los tambos pastoriles pueden utilizar una plataforma de pastoreo para planificar “la vuelta de las vacas” por los potreros con la máxima eficiencia posible.
“En Nueva Zelanda e Irlanda los tamberos saben con mucha exactitud cómo les está creciendo el pasto, los kilos de materia seca por hectárea que logran. En nuestra zona nosotros estamos haciendo ensayos para medirlo y ya hay tamberos que se manejan bien con planillas de pastoreo para organizar el esquema”, contó.

En el sur de Santa Fe y el norte de Buenos Aires, el silo de maíz se recuperó con las últimas lluvias y se estima que las reservas forrajeras serán buenas.

En el sur de Santa Fe y el norte de Buenos Aires, el silo de maíz se recuperó con las últimas lluvias y se estima que las reservas forrajeras serán buenas.

Con la mirada en el horizonte, Chiavassa cree para que el tambo tenga futuro hay que concentrar los establecimientos cerca de las rutas de asfalto -sino quedan aislados cuando llueve-, mejorar la conectividad digital -para que la gente pueda quedarse a vivir en el campo- y también el tendido eléctrico porque hoy las instalaciones necesitan energía confiable. “Y los tambos más chicos tienen en la asociatividad -juntarse entre cinco o seis productores- una forma de ganar escala y competitividad para negociar los insumos y con las industrias lácteas”, opinó.
Es un tema que no sólo es central para los productores lecheros. “La lechería es un sector que genera un enorme impacto social en la región pampeana. Más del 80% de lo que gasta un tambo lo consume en la localidad más cercana a ese establecimiento”, destacó Berhongaray.

Mejorar la red de caminos es clave para que los tambos no quedan aislados y sin poder sacar la producción cuando llueve.

Mejorar la red de caminos es clave para que los tambos no quedan aislados y sin poder sacar la producción cuando llueve.

Es que la lechería es un eje genuino de desarrollo económico y que siga parada como una bicicleta fija es un problema para todos.
La campaña forrajera 2020 pinta bien, pero es despareja
En el norte de Buenos Aires y en el sur y centro de Santa Fe, los maíces para silo que ya se están picando lograron recuperarse con la reactivación de las lluvias a finales de diciembre y durante buena parte de enero.
“Los maíces están espectaculares y la alfalfa también. Ya empezamos a picar y son muy buenas las perspectivas”, le contó a Clarín Rural Carlos Chiavassa, que gestiona un tambo de 1.300 vacas en ordeñe en Carlos Pellegrini (Santa Fe).
En el norte de la provincia de Buenos Aires, el silo también pinta bien. “El maíz está prácticamente asegurado y la expectativa es que la implantación de los verdeos de invierno y las pasturas sea buena también, pero hay que esperar”, planteó Hilario Salas, asesor CREA de un grupo de tambos de Navarro, Mercedes y Lobos.
El tema forrajero es central, porque implica que los tamberos van a contar con el alimento para que las vacas puedan sostener el ritmo de ordeñe.
En el sudeste de Córdoba -lo mismo que en el norte de La Pampa-, el escenario es diferente. “Estamos picando maíces de primera que están un 20% o 30% por debajo del rendimiento que esperábamos. Si el año pasado levantamos entre 10 y 12 toneladas de materia seca por hectárea, ahora estamos en 7 u 8 toneladas. Pero es probable que los lotes más tardíos estén mejor”, concluyó el ingeniero Juan Monge, que asesora tambos cerca de Villa María en Córdoba.

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