El sector lechero busca aliviar el exceso de producción con envíos al exterior
Gracias a una primavera 2025 de alto volumen en ordeño, la industria láctea argentina vive un impulso exportador inesperado. Según datos de MINAGRI, entre enero y agosto de 2025 las exportaciones lácteas crecieron +6 % respecto al mismo período de 2024, y los envíos de leche en polvo alcanzaron a Brasil (48 %) y Argelia (42 %).
En agosto se exportaron cerca de 255 millones de litros equivalentes, y en septiembre se estima alcanzar un crecimiento del +10 % para acercarse nuevamente a los casi 300 millones de litros que se lograron en el pico de noviembre de 2020.

¿Por qué este impulso?
Algunos factores clave detrás del repunte:
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Un excedente de leche producido: la primavera generó pasturas de calidad y mayor oferta de forraje, lo que aumentó la recepción lechera de los tambos.
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Desviación hacia exportaciones: ante el sobreabastecimiento del mercado interno, la industria apostó por colocar más volumen en el exterior.
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Diversificación de productos: mientras que en 2020 predominaba la leche en polvo, en 2025 los envíos están más orientados hacia quesos y otros productos de mayor valor agregado, lo cual limita parcialmente la escala de litros exportados.
 


Los retos a enfrentar
Si bien la ola exportadora trae oportunidades, también hay desafíos que deben gestionarse:
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Capacidad de procesamiento: la industria destinada al mercado externo debe contar con plantas y logística adecuada para volumen y calidad de productos destinados a exportación.
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Costos crecientes: los sistemas de producción muestran aumentos en sus costos, con incrementos del +22 % interanual en algunos casos. Esto erosiona márgenes y puede limitar la competitividad.
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Dependencia del mercado externo: aumentar las exportaciones es clave, pero también implica vulnerabilidad ante fluctuaciones del tipo de cambio, barreras comerciales y competencia global.
 
Conclusión
Para la lechería argentina, esta ola exportadora representa una oportunidad estratégica para convertir la abundancia de materia prima en crecimiento rentable. Si bien la industria tiene señales positivas, el desafío será transformar ese impulso en sostenibilidad, asegurando que el volumen, la calidad, la logística y la rentabilidad estén alineados.
											

								


								
															
															
