Dos arquitectas santafesinas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) se unieron para crear Vimorú, un proyecto pensado para tamberos, en el marco de su tesis final de grado. Se trata de viviendas rurales móviles preparadas para afrontar las condiciones climáticas y habitacionales del campo y de bajo costo, significando una opción rentable para los productores que arriendan los terrenos.
Según explicaron las emprendedoras, las viviendas para trabajadores tamberos presentan diversas dificultades habitacionales y constructivas, debido a que fueron soluciones rápidas de bajo costo, motivadas por el desplazamiento temporal en los campos arrendados. En este sentido, ambas se abocaron a estudiar durante un año y medio a este sector para evaluar los principales puntos a ser solucionados.
“Nuestra tesis reveló que casi todas las viviendas de la cuenca lechera de Santa Fe requerían mejoras en lo que refiere a su hábitat. Las personas que van a trabajar a los tambos deben quedarse viviendo allí por las condiciones de su trabajo, pero los diversos problemas que enfrentan al momento de residir provocan que no quieran permanecer mucho tiempo y que los contratos no se extiendan más allá de los tres meses, plazo mínimo”, explicó Agostina Lovato, quien está al frente del proyecto junto con su compañera, Patricia González.
A su vez, los empresarios productores, que son quienes arriendan los terrenos y contratan a los tamberos, no ven rentable invertir para mejorar las viviendas. Esto se debe a que el arrendamiento que hacen de esas tierras es temporal y no permanente, debiendo afrontar cada cierto plazo un nuevo contrato en otro lugar.
Es por esto que el hecho de pensar en viviendas móviles que el productor pueda trasladar y llevarse consigo a un nuevo campo es el punto fuerte de Vimorú, según las emprendedoras, ya que le permite a estos no perder la inversión luego de terminar un contrato de arrendamiento y aumentar la productividad de la empresa
Un problema habitacional
Entre los problemas, figura que las viviendas existentes poseen una antigüedad superior a los 60 años, presentando por ello un notorio deterioro constructivo y material, que muchas veces se disimula con mínimos mantenimientos, es decir, se pintan, revisten imperfectos, se resuelven precariamente servicios básicos.
Según arroja el estudio que elaboraron ambas arquitectas, en los tambos de Santa Fe (sin discriminar si son de campos arrendados o propios) un 25% de las viviendas son consideradas deficientes. El 67% de las mismas están dentro de condiciones regulares. Por último, solo el 8% son calificadas como buenas.
Por lo general este 25% de viviendas consideradas deficientes, se encuentran en campos arrendados, las cuales tienen un déficit habitacional aún mayor debido a que la construcción de una nueva vivienda, por su condición temporal requiere una alta inversión para el empresario productor.
“Al no poder el productor hacer modificaciones en una vivienda que está en un campo arrendado, pensamos en estas viviendas móviles y de bajo costo. De esta forma, ofrecería mejores condiciones de hábitat a los tamberos solucionando el problema de la baja en los contratos y pudiendo trasladarla en caso de alquilar otro campo”, explicó Lovato.
Viviendas low cost y móviles
La iniciativa hace hincapié en que se trata de una propuesta es única debido a que en Argentina no se fabrican casas móviles específicas para las necesidades de la industria tambera, con más de 90m2 sabiendo que la mayoría opción en el mercado no superan los 30m2. “Es una idea innovadora de diseño funcional y tecnológico pensado de acuerdo a las necesidades de la familia y del empresario”, señala.
Esta construcción incluye: una galería que funciona como reparo los días de lluvia, viento y sol; un lavadero con ducha, Cocina, Living y comedor, en un espacio integrado; dos dormitorios amplios y un espacio extensión que puede funcionar como tercer dormitorio, lugar de almacenamiento, de estudio, taller o esparcimiento.
Para desarrollar la producción, el proyecto contempla la instalación de una fábrica/taller que cuente con el espacio suficiente para el armado y guardado de los materiales, con mínimo de cuatro empleados operarios dirigidos por un ingeniero industrial. También está la posibilidad de tercerizar a una empresa metalúrgica que posea las maquinarias, herramientas y personal capacitado para poder desarrollar la estructura de la vivienda siguiendo los planos y detalles constructivos.
La vivienda se entregará terminada y la empresa se encargará tanto de la construcción de los pilotes como del traslado, la colocación en su implantación inicial y luego de su mantenimiento. A su vez, se incluye el asesoramiento y servicio técnico en cada momento que el cliente desee trasladarla e instalarla en un nuevo terreno.
Por ahora, el equipo de trabajo se encuentra desarrollando y estudiando el modelo de negocio y algunas particularidades técnicas que mejoran el proyecto y bajan los costos del mismo. El objetivo es dar a conocerlo con empresarios productores tamberos, ampliando la red de contactos y apuntando a inversores que quieran aportar el capital inicial.
Vale destacar que las emprendedoras participaron de varias competencias con Vimorú, donde pudieron pulir la idea y perfeccionar el plan de negocios como Agronaves CREA del IAE Business School, el Gabinete de Emprendedores y el Idea-L Team, estos dos últimos impulsados por la UNL.