En los últimas cuatro décadas los productos esenciales aumentaron a un ritmo mucho mayor que el de los salarios. Los alimentos que más se encarecieron en términos relativos
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En medio de la creciente suba de precios y la inflación, un modesto carrito de compras lleva la carga de una familia, reflejando la difícil situación económica actual en el supermercado. (Imagen ilustrativa Infobae)

Los economistas han demostrado que la inflación es el principal enemigo del salario, porque se mueve a una velocidad notablemente mayor, y se manifiesta en el deterioro del poder de compra de bienes y servicios. El inconveniente, más allá de la pérdida del poder adquisitivo es que el tiempo en sí tiene cada vez menos valor. ¿Qué significa esto? básicamente que cada vez hay que invertir más horas de trabajo para comprar los mismos productos.

Para graficarlo, Infobae hizo un viaje al pasado para recordar cómo era la Argentina de hace 40 años, justo antes de la hiperinflación y la convertibilidad que la pulverizó. Según el programa “La tapa”, emitido en 1993 y conducido por Marcelo Zlotogwiazda, el periodista que falleció en 2019 y fue columnista de Infobae, durante esos años se produjo una importante “devaluación del tiempo”. Para demostrarlo, se planteó la comparación de precios de algunos productos y el nivel medio del salario horario.

Así, detectó el siempre recordado economista, en 1985, había que trabajar 25 minutos para comprar un kilo de pan, 18 minutos para adquirir un paquete de fideos, 66 minutos para un kilo de asado y 15 minutos para comprar un litro de leche.

El informe presentado en el programa televisivo reflejó que, luego de la convertibilidad, en los ‘90, todos los tiempos se extendieron. En 1992 ya se debía trabajar 40 minutos para comprar pan, 28 para los fideos, 123 minutos para el kilo de asado y 17 minutos para un litro de leche

Cuarenta años más tarde, la historia se repite. Según un relevamiento hecho por Infobae, desde el 2016 (año en que el Indec comenzó a publicar la lista de precios de los productos) hasta hoy, los tiempos de trabajo para adquirir un producto se extendieron considerablemente. Para hacer el cálculo, se tuvo en cuenta la serie que publica el Gobierno de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte) y un tiempo medio de trabajo de 10.080 minutos mensuales (8 horas diarias durante 5 días a la semana), que equivale a 21 jornadas laborales.

Los números demuestran que en 2016 se requerían trabajar 20 minutos para comprar un kilo de pan, 11 min para comprar fideos, 69 para un kilo de asado y 10 min para alcanzar el litro de leche. En 2024, tras varios años con inflación de dos dígitos al año y salarios rezagados, el kilo de pan demanda 41 minutos de trabajo, el paquete de fideos 23 minutos, el kilo de asado 112 minutos y el litro de leche 22 minutos. Es decir, todos los tiempos se extendieron de forma significativa.

Los datos actualizados al presente comparados con los del origen del ejercicio, en 1985, permitieron detectar que para adquirir un kilo de pan se pasó de 25 a 41 minutos de trabajo, para comprar un paquete de fideos saltó de 18 a 23 minutos y para acceder a un kilo de asado se extendió de 66 a 112 minutos. El litro de leche demandaba 15 minutos de trabajo en 1985 y ahora 22 minutos.

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Por lo tanto, al menos en términos de ingresos, el presente de los argentinos hoy es más parecido al que existía en la salida de la hiperinflación que al que había antes del período de subas frenéticas de precios que se dio entre 1989 y 1990.

Caída de la productividad

Para Juan Luis Bour, economista jefe y director de FIEL, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios está asociada a una fuerte baja en los niveles de productividad.

“Desde el 2011 hasta la fecha se ha dado una gran caída de la productividad total y laboral. En algún momento eso se transfiere a una caída del salario”, comentó Bour.

Desde el 2011 hasta la fecha se ha dado una gran caída de la productividad total y laboral. En algún momento eso se transfiere a una caída del salario (Bour)

“Si una persona produce USD 1,50 por hora, yo le puedo pagar USD 1, pero si de pronto su trabajo rinde menos y produce USD 1, no tengo otra opción que bajarle el salario”, acotó Bour a modo de ejemplo.

“En los últimos años y sobre todo en los últimos meses se ha dado esa situación. Sin ir más lejos, el Producto Bruto Interno (PBI) se contrajo 8,4% sólo durante marzo. Ese escenario sin duda se traduce en una caída del salario real”, agregó el economista.

“Al tomar artículos como la carne y la leche, se puede ver que cada vez es necesario trabajar más tiempo, pero porque se trata de artículos que siempre mantienen el mismo nivel de productividad. Al bajar el poder adquisitivo de los salarios, se da esa relación”, explicó Juan Bour (EFE) “Al tomar artículos como la carne y la leche, se puede ver que cada vez es necesario trabajar más tiempo, pero porque se trata de artículos que siempre mantienen el mismo nivel de productividad. Al bajar el poder adquisitivo de los salarios, se da esa relación”, explicó Juan Bour (EFE)

Según Bour, la pérdida del poder de compra de los salarios se refleja en el tiempo que es necesario trabajar para comprar productos, siempre y cuando se trate de insumos de productividad constante. “Al tomar artículos como la carne y la leche, se puede ver que cada vez es necesario trabajar más tiempo, pero porque se trata de artículos que siempre mantienen el mismo nivel de productividad. Al bajar el poder adquisitivo de los salarios, se da esa relación”, explicó.

“Por el contrario, cuando se trata de productos con progreso técnico, como un celular o un televisor, se da siempre la relación contraria, porque se trata de productos que se abaratan en términos relativos a lo largo del tiempo”, observó Bour.

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