Costes, distorsiones y dificultades añadidas
Entre los principales problemas que ASAJA identifica con la imposición del crotal electrónico, destacan:
- El sobrecoste económico de los dispositivos electrónicos frente a los tradicionales.
- La obligación de paralizar los movimientos de animales que pierdan el crotal hasta su reposición.
- La falta de armonización con animales importados que no estarán sometidos a esta exigencia.
Todo ello, en opinión de ASAJA, representa un retroceso operativo y una complicación innecesaria para los ganaderos de extensivo, que ya enfrentan condiciones económicas adversas.
La tecnología no está lista para su implementación generalizada
ASAJA admite que la identificación electrónica podría tener sentido en cebaderos industriales con sistemas tecnológicos avanzados, pero rechaza su imposición en todo el sector sin que exista una infraestructura tecnológica adecuada.
«No se puede poner el carro delante de los bueyes», afirman desde la organización agraria, que reclama primero una digitalización real de toda la cadena ganadera antes de pensar en imponer este tipo de medidas a nivel nacional.
Normativa europea: sin obligación para el vacuno
La imposición del crotal electrónico no tiene carácter obligatorio en el marco legal europeo. De hecho, el Reglamento delegado (UE) 2019/2035, que complementa al Reglamento (UE) 2016/429, no impone esta medida al vacuno.
Además, el informe de la Comisión Europea de agosto de 2023 revela que solo cinco países han hecho obligatoria esta identificación en todo su territorio. El propio documento reconoce que generalizar esta obligación puede acarrear efectos económicos negativos para muchas explotaciones, especialmente las pequeñas y medianas.
Por ello, la Comisión recomienda implantar el sistema de forma voluntaria y estudiar su viabilidad técnica y económica antes de convertirlo en norma general.
ASAJA pide mantener el carácter voluntario del sistema
Frente a esta situación, ASAJA insta al MAPA a no seguir adelante con la imposición de esta medida. En lugar de eso, propone que se mantenga como una opción voluntaria, accesible para aquellas explotaciones que puedan sacar provecho del sistema de identificación electrónica, sin cargar con costes adicionales a quienes no disponen de medios tecnológicos o económicos para ello.
«No se pueden imponer cambios tan profundos sin consenso, sin análisis de impacto y sin ayudas para su implementación», denuncia ASAJA, que subraya que esta imposición va en contra de los principios de simplificación administrativa que el propio Ministerio dice defender.
Conclusión: más burocracia sin avances reales
Con esta nueva obligación, el Ministerio de Agricultura no solo ignora las necesidades reales del sector, sino que también complica aún más la vida de los ganaderos, que ya soportan importantes dificultades estructurales, económicas y normativas. En lugar de promover una transición ordenada hacia una digitalización útil, el MAPA improvisa y sobrecarga a un sector clave para el medio rural y la economía nacional.
ASAJA lo tiene claro: la trazabilidad está garantizada con el sistema actual, y la imposición del crotal electrónico obligatorio es una medida injustificada, costosa y contraproducente.