En un contexto donde la presión ambiental, el avance urbano y las exigencias normativas ponen obstáculos crecientes a la producción rural, el cooperativismo y la asociatividad se perfilan como herramientas clave para afrontar esos retos en el sector lácteo chileno. Así lo señala un análisis reciente difundido por Fedeleche, que enfatiza cómo el trabajo en conjunto se ha transformado en una práctica cada vez más habitual entre productores.
El artículo resalta que en la zona central del país, precisamente, estas formas asociativas están ganando terreno. Al enfrentar presiones territoriales —como el acaparamiento del suelo, el crecimiento urbano y restricciones ambientales—, los productores descubren que coordinar recursos, compartir infraestructura y articular estrategias comunes es una forma más eficiente de operar.
Además, Fedeleche vincula directamente este fenómeno con la sostenibilidad del sistema: garantizar ingresos dignos, prácticas responsables con el entorno y una mayor resiliencia frente a las fluctuaciones climáticas o regulatorias requiere precisamente de estructuras colaborativas de largo plazo.
Claro está que promover asociatividad no es gratuito: exige liderazgo, institucionalidad, confianza mutua, definición clara de roles y reglas de gobernanza. Pero frente a desafíos que afectan a todos (costos crecientes, normas medioambientales, presión territorial), el ensayo concluye que solo desde lo colectivo el sector lácteo chileno podrá proyectarse con fortaleza hacia el futuro.
Fuente: Fedeleche — “Asociatividad y cooperativismo en el sector lechero” FEDELECHE F.G.